Egeo _ El secreto de Poseidón

CAPITULO 27

Portugal —18 de Marzo

 

 

Áyax se encontraba en Oporto desde hacía 5 días. Y su estadía no estaba siendo de lo mejor. Pensó en cambiar completamente su aspecto. Su ropa y marcas iban a ser algo demasiado extraño para que la gente notara. Cubrió la marca de los kidemónes de su mano, su cabello antes largo y negro ahora era corto y rubio. Con un corte de cabello a la moda y su ropa antes una simple toga y armadura ahora era un short y una simple camisa sport. Llevaba siguiendo a Gemma desde el primer día. Ella no tenía una rutina variada. Iba al trabajo y de allí a su apartamento, más nada. Aunque desde que había salido del trabajo el día anterior no la había visto. No salió de su apartamento y tampoco fue a trabajar. Estaba en un problema bastante grande, tenía que encontrar a la hija de Poseidón y tenía que confirmar la información. El anciano no le iba a ayudar, eso estaba más que claro. El dios solo le dio la ciudad para buscarla. Encontrarla no había sido un problema. Poseía el atractivo de los dioses. Y por Zeus si era bella. Tenía un parecido con la chica que tenían en la habitación de Damasén. Pero no eran iguales. Había algo muy extraño en toda esa misión, pero no podía decir nada. Solo debía realizar su trabajo.

Por suerte, consiguió una habitación frente al edificio de apartamentos. Era una pocilga. Llena de muebles roídos. Electrodomésticos oxidados y lleno de excremento de ratas y cucarachas. Nadie podría rastrearlo con ese olor nauseabundo a humano, eso era seguro. Áyax se asomó a la ventana. Había una cámara al frente del edificio donde vivía. No le tomo mucho tiempo hackearla y tomar el control desde el celular que había comprado, aunque no pasaba nada extraño.

 

Algo no iba bien.

 

No vio movimiento en el edificio asi que decidió empezar en su trabajo. Debía tener la mayor información posible. Áyax del edificio, se aseguró de que nadie lo siguiera, se encontró frente al Hospital Geral de Santo António allí era donde trabajaba de enfermera según pudo constatar en internet. Sus redes sociales eran nulas. No ofrecía nada de información. Casi no tenía amigos, no compartía fotos, absolutamente nada.

Afuera del antiguo edificio era normal. No había rastro de amenazas. Solo humanos entrando y saliendo con alguna dolencia. Y al contrario que otros hospitales de la zona, este se caía a pedazos. Anteriormente había sido un orfanato y Gemma había crecido allí. No iba a preguntar del porque no creció en una familia o al menos con la madre biológica. Áyax sabia que los ancianos no eran famosos precisamente por su demostración de amor.

Según lo que pudo averiguar, el orfanato perdió todo por una mala administración por lo que el edificio paso a ser un hospital del estado. Gemma ya era mayor de edad por entonces, pero pudo permanecer allí a cambio de estudiar como enfermera. Y seguía allí desde entonces. ¿Por qué nunca se había ido?

Decidido pasar, y por lo que observaba adentro no era mejor que afuera. Cuando llego allí lo recibió una monja anciana tras un escritorio.

—¿Qué necesita señor?

—Estoy buscando a una chica. Tengo entendido que trabaja aquí.

—¿Sabe su nombre?

— Gemma Sporous

—Claro que sí. Nosotros la llamamos Gea. Es una chica muy especial, aunque desde ayer no la he visto sabes… —Áyax se puso en tensión.

—¿Podría preguntar por favor?

—Permíteme un segundo hijo… —miro tras ella a una chica con bata —Doctora Miranda sabe usted algo de Gea.

—Hermana Nogueira. Ella pidió una baja por enfermedad —contesto y se retiro —llamo esta mañana dijo que no sentía bien.

—Ya la oíste hijo –contesto la anciana.

—“Mierda a improvisar” —pensó Áyax —Fui un paciente hace años ella fue una de las enfermeras que me ayudo. Y le prometí que al volver la iba a invitar a tomar un café.

—Eres un ángel cielo. Lo que haces es un buen gesto. Es bueno que tenga personas asi como tú, es una chica bastante solitaria.

—¿En serio? Me pareció una mujer sensacional —contesto Áyax.

—Eres especial muchacho. Te diré donde puede estar. Camina tres calles arriba encontraras un edificio algo viejo de fachada verde. Subes allí al tercer piso. La habitación 303.

—Hermana Nogueira muchas gracias. Espero poder regresarle el favor un día.

—Solo hazla sentir especial muchacho. Puede que seas tu su príncipe azul.

—Claro que sí. —le guiño a la anciana haciéndola sonrojar —No se debe preocupar.

De allí salió apurado. Debía regresar al apartamento y vigilarlo. Allí tenía una vista mejor de la calle y el edificio. Fue un idiota al pensar desde un principio que esta misión iba a ser pan comido.

—“Pero que imbécil fui” —pensó con ironía –“cuando dejare de ser iluso con estos dioses” —llego en menos de diez minutos y supo que cometió un error terrible. El celular estaba descargado por lo que no había notado las entradas al edificio —Primer strike… ¡Mierda! Eres un genio Áyax. —se recrimino al ver que el celular no respondía. Al llegar a la esquina del edificio se dio cuenta que había hombres en la acera y la entrada del edificio de apariencia extraña —Segundo strike Áyax… ¡Doble mierda! —Su energía era peculiar. No eran simples mortales. Debía entrar al edificio por lo que se adentró allí, saludo como cualquier aldeano. Ellos no hicieron ningún gesto en su dirección. No quiso llamar la atención por lo que fue hacia las escaleras y se estrelló con otro de ellos que iba bajando de allí.




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