Egeo _ El secreto de Poseidón

CAPITULO 28

Olimpo año 1580 D.C.

 

. Iba a ser un día interesante. Zeus se acercaba rápidamente a la rotonda del Olimpo. Un gran salón de inmensa dimensión rodeado por columnas. Destinado para discutir el futuro de su creación. Aunque hoy iba a ser diferente. Había convocado a sus hijos y hermanos. Había un problema aún más grande en sus manos que la profecía que rondaba su mente día y noche. Los soldados que su hijo Ares había creado para controlar a la humanidad se habían salido de control. Estaba generando guerras, matanzas, odio y avaricia entre los humanos. Debian exterminarlos ahora antes de que ocasionaran más estragos.

Los skotádi habían sido los mejores soldados. Regentes de los soldados que habían servido al olimpo. Ahora Zeus observaba con desgracia en lo que se habían convertido su creación. Hombres llenos de ambición, de odio y de sed por el poder.

El hombre hacía mucho tiempo había perdido el control y sus hijos iban por el mismo camino. Muchos de ellos aprovecharon la libertad dada por él. Se metieron con los humanos y procrearon con ellos. No podía permitirlo. Ya debía haber un límite y Zeus lo iba a imponer.

Al entrar en el gran salón. La mayoría estaba ya allí discutiendo y otros hablando. Sus hermanos se encontraban en la cabecera donde se hallaba los tronos de Hades, Poseidón y él. Atravesó el centro y el silencio se empezó a pronunciar en el lugar una vez se iba dirigiendo hasta llegar al frente.

—Habla padre ¿Por qué nos citaste esta noche? —pregunto Afrodita.

—Pensé que estas reuniones familiares ya iban a ser cosa del pasado —pronuncio Hermes con diversión.

—Debe ser algo importante si citaste a todos aquí —comento Poseidón.

—¡Qué hablen de una vez! —dijo Hefesto. De nuevo empezaron a discutir unos con otros. Zeus veía de un lado a otro con enojo hasta que no aguanto.

—¡CALLENSE! —grito Zeus —Los he citado aquí porque ya nada puede seguir igual. Había demandado libre albedrio sobre los humanos, pero no sobre ustedes. Yo mande estrictamente a dejarlos en paz ¿Y ustedes creen que esto es dejarlos en paz? ¡DIGANME!

—¿De quienes estás hablando? —pregunto Atenea. Zeus la volteo a ver con furia.

—Tu entre todas te atreves a preguntar —camino hacia ella, rodeándola —Dime tu, que eres la diosa de la sabiduría. ¿Cómo dejaste que profanaran tu cuerpo? Y no una ni dos ¡FUERON TRES! Diste a luz a tres hijos con un mortal.

—Si es mi decisión no tienes por qué intervenir —Contesto viendo a su hermana afrodita quien retiro la mirada rápidamente.

—Lo hago porque no te mande a la tierra para que te metieras con un humano Atenea. Te mande para que lucharas por dar orden al caos. Pero lo único que veo es al inframundo llenándose de todas las almas humanas de mi creación.

—¿Y qué quieres al respecto? —pregunto Ares.                                                      

—¡Ha mira que bien! Mi hijo el guerrero. Por ti es que demando esta reunión.

—¿Qué tengo que ver yo en esto? —pregunto molesto al escuchar el tono de voz en su padre.

—¿Dónde están tus soldados? —comento entre dientes.

—Habla con claridad Zeus.

—Hablo de los malditos skotádis. ¿Dónde mierda está? —Le grito Zeus a la cara. La tensión de Ares se notaba. La sala entera empezó a murmurar. Poseidón y Hades se levantaron de su silla.

—Ellos están controlados —murmuro Ares con furia —Ellos son los soldados que una vez tu deseaste padre. Ellos son… —Lo interrumpió Zeus lanzando un rayo al gran cielo.

—¡TE ATREVES A MENTIRME! —grito Zeus, retumbando con su voz las paredes. Ares se inclinó ante él.

—Padre…

—¡NO! Primero lo es lo primero. Los convoque a todos porque necesitamos exterminarlos ahora mismo —Los quiero fuera. No deben estar en la tierra un día más.

—¿Pero padre…?

—¡NO! Escúchame muy bien Ares. Ellos son los causantes de las muertes. —señalando a Ares —¡TU MAS QUE NADIE DEBISTE CONTROLARLOS! ¡ERA TU MALDITA CREACION ARES! ¡ERA TU RESPONSABILIDAD! ¡TU MALDITA RESPONSABILIDAD! —Zeus tomo un trueno en su mano. Ares no hizo movimiento alguno. Era de sus hijos el más fiel a él. Asi que tomo un respiro. Miro alrededor y volvió su vista hacia Ares — ¡Tu debiste controlarlos!  Debes estar feliz con las guerras provocadas entre los humanos, pero yo no. Asi que vayan alistando a sus hombres. Los skotádi son guerreros invencibles, pero no inmortales. Quiero a los kidemónes. Atenea planearas los ataques. Cada uno ira a la guerra y exterminaremos juntos a los skotádi.

—Padre ellos son nuestros guerreros —insistió Ares —Los necesitamos.

—Ahora mismo lo que no necesito es tu opinión Ares. Poseidón, Hades debemos hablar. Los demás salgan de inmediato. Zeus salió de allí y lidero el camino con sus hermanos tras de él. Salieron del salón hacia los aposentos de Zeus. El dios les hizo un ademan y sus sirvientes salieron de allí totalmente despavoridos.

—¿Qué quieres Zeus? —pregunto aburrido Hades.

—¿Han tenido alguna respuesta respecto a la profecía?




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