—¡MALDITA SEA! —Grito Poseidón. Se encontraba en una gruta vieja del cual nadie tenía localización. No podía seguir interviniendo. De lo contrario dejaría en evidencia sus planes. Ahora Gemma estaba en poder de quien quiera que este detrás de este maligno plan.
—Lindo lugar hermano. Algo difícil de rastrear, pero lo logre. Deberías felicitarme.
—Hades ¿Cómo demonios me encontraste? Se supone que esta gruta es secreta.
—Fascinante ¿No? Algo perverso si lo pensamos.
—Eres un imbécil.
—Tengo mis momentos. No deberías enojarte conmigo. Soy el amoroso de la familia.
—Pues no vamos a tener mucha familia Hades. Ya tienen a Gemma. Tienen a Corban y a Damen.
—¿Qué quieres decir con que los tienen exactamente?
—Que ya nos tienen más ventaja.
—Y esa chica tuya…
—No sé de quien estás hablando.
—No creas que esa urgencia tuya de que Naxos este a tu lado fue en vano hermano. Además… ¿Por qué hacer un juramento de sangre? ¿Por qué esa necesidad de mantener a salvo a una mortal cualquiera?
—Tal vez tengo un buen corazón.
—¡Vamos hermano por favor no lastimes mis sentimientos! Creí que seria mas que eso. No puedes inventar algo mejor.
—No sé de lo que estás hablando.
—Te lo diré de esta manera… ¿Por qué las están buscando? ¿Esa necesidad de perseguirla?
—No lo sé… solo estoy cuidando de que la mantengan a salvo. Es mi único interés.
—Somos dioses Poseidón. Nosotros hemos tenido intereses, pero intereses banales en la humanidad. Los dejamos a su libre albedrío sabiendo aun asi que serian ellos mismos quienes acabaran con su vil y miserable existencia lo que es un premio no tan regocijadle para mí, aun asi sigue siendo un premio. Pero justo cuando estamos mas cerca de discutir, más cerca de saber… y aun mas cerca de encontrar a los culpables que están junto a nosotros, nos encontramos que ahora mismo. estamos tras una pared invisible, logrando mantener a una simple chica mortal a salvo como si fuera la salvación de este universo. No lo creo. ¿Qué estas escondiendo Poseidón? —Hades se acercó poco a poco a su hermano, una sonrisa cubrió su rostro y empezó a rodearlo. Caminando alrededor de él —Es interesante como te tensionas cada vez que hablo mas de ella. Por tu lenguaje corporal puedo intuir que es importante —Poseidón apretó sus manos hasta formar puños. Sus piernas y brazos eran un mapa completo de sus venas. Quería cambiar de forma y a la vez se resistía —Es hermoso lo que haces hermano. Te contienes por mí. No deberías hacerlo. Ciertamente sería una pelea épica, pero sin público no vale la pena.
—Eres detestable… ¿Lo había mencionado en alguna ocasión?
—Varias veces a través de los milenios si… tal vez… hace mucho que no hablábamos que hasta creo que lo he olvidado. Lo lamento. Tal vez es que estamos demasiados viejos.
—Deberías estar protegiendo a tu hija en algún lugar del mundo donde no logren encontrarla.
—¿Por qué arruinar mi diversión de esa forma?
—Es lo que deberíamos estar haciendo.
—Mas sin embargo estamos aquí. Derrotados como unos estúpidos perdedores. Que decepción.
—¿Qué quieres Hades me estas confundiendo? —Hades soltó una carcajada. Poseidón no entendía que estaba haciendo su hermano.
—¿Cuándo alguien ha confundido al gran Poseidón?
—Lo he olvidado —Hades cambio su gesto a uno mas serio. Camino hacia la orilla donde se veía el agua tan trasparente que lograba reflejarse allí.
—Eso es porque nunca ha pasado Poseidón… Asi que … Dime que es lo que estas tramando porque yo no me creo esa pantomima de que eres el buen samaritano del siglo veintiuno. Dame al menos más crédito hermano —Poseidón vio a su hermano y recordó su infancia. Recordó la complicidad que siempre tuvieron, siempre se pertenecieron uno al otro.
—Yo… solo te pido que confíes en mí.
—¿Cómo puedo confiar en ti?
—Yo solo… no puedo decir nada hermano.
—Me insultas y me decepciona. Éramos cómplices.
—Si hago esto no solamente es por ti es por todos nosotros Hades.
—Sabes… No le dije a Perséfone…. —Hades tomo su cabello y lo retorció con angustia —Tengo miedo… yo… Imagínate el dios del inframundo y de todo el mal tiene miedo ¿Alguna vez te preguntaste como era desaparecer de la tierra? Porque yo definitivamente no.
—Nunca nos replanteamos ese escenario.
—Y es algo en lo que no puedo imaginar.
—Entonces hagamos que no ocurra hermano.
—¿Estaremos juntos en esto Poseidón?
—Siempre hermano.
—Entonces derrotemos al hijo de puta que lo está haciendo.
—Sabes que alguno de nosotros somos tres somos el padre de ese.
—Si, pero créeme mío no es.
—No veo porque estas tan seguro.