1. Mi nombre es Eiden.

“¿Tienes miedo? Porque deberías.”

Mi respiración es fuerte, estoy acelerado. Puedo sentir mi corazón latir con fuerza y rapidez. El día iba bastante bien y tuve que encontrarme con alguien como yo; Un idiota con un poder para controlar el agua. Y la peor parte es que es un puberto.

Acabo de asaltar una tienda, una joyería. Todo marchaba bien, los guardias estaban carbonizados en el piso al igual que las cámaras de seguridad. Pensé que hoy sería un día tranquilo, hasta que salí por la puerta de enfrente, ni si quiera me molesté en usar un pasamontañas. Esto era demasiado fácil, pero nunca puedo confiar en un día tan tranquilo.

La calle es larga, la joyería está entre una heladería y una tienda de ensaladas. Es martes por la tarde, todos se encontraban ocupados cuando entré, no hice mucho ruido y aun así ahora todo está vacío. Alguien les avisó.

Salgo y lo primero que veo es tipo jugando con una esfera de agua suspendida en el aire, mueve su mano y el líquido se mueve junto con ella. Me molesta su impertinencia.

-Me imagino que llamaste a la policía.

Su mirada está fija en mí, se encuentra a unos 4 metros, a la mitad de la calle, los autos no pasan y ya vi porqué: Hay una fila de carros obstruyendo el paso de cada lado al final de la cuadra, provocando que los otros autos cambien de dirección.

-No, solo tomé medidas para que nos dejaran solos.

Su voz era grave para alguien que se ve de 15 años y oculta muy bien su miedo, si es que lo tiene. Lleva puestos unos jeans azul pálido, unos converse negros, una camisa azul marino y para darle el toque final: Un suéter, está de más decir que es azul oscuro, con el cierre abierto y un gorrito, que por cierto lleva encima. Pero lo mejor de todo, algo que probablemente nunca voy a olvidar: Un antifaz. Damas y caballeros, tenemos un superhéroe en la ciudad.

-Vaya, con que quieres privacidad. Verás niño, solo vine a recoger un pedido. Si me disculpas, tomaré mi camino.

-Deja de decir tonterías. Estoy aquí para detenerte, Antorcha

Dio un paso en mi dirección, al parecer habla en serio.

-Ese nombre es estúpido, prefiero Eiden. ¿Cómo te llamas pequeño con la esfera de agua? y de paso podrías decirme tu edad, estoy en un dilema en estos momentos.

Cerró la mano con fuerza, la esfera se convirtió en hielo.

-¿No crees que es mucho teatro para una bola nieve?

-¿Podrías tomarte esto en serio?

Su voz fue casi un grito. Este niño tiene agallas, tal vez sea interesante después de todo.

-Hit me with your best shot.

Tal vez sea muy joven para entender la referencia. Levantó ambos brazos al aire, la pequeña bola de hielo ahora era una referencia perfecta a Indiana Jones. Mis manos están temblando de la emoción. Alcancé a ver como bajaba sus manos antes de sentir mi cabeza rebotar contra el piso. La adrenalina recorre mis venas.

Trato de incorporarme, pero creo que tengo una, no, dos costillas rotas. Mi nariz también se siente un poco… Mierda.

Ahora estoy seguro de que tengo rotas, mínimo, unas cuatro costillas. Probablemente mi cráneo no está en perfectas condiciones. ¿En qué momento hizo otra de esas cosas?

Es hora de subir la temperatura.

La tercera viene en camino. La detengo con la palma de mi mano, se derrite rápidamente y en un parpadeo se convierte en un charco en el suelo.

-Dame un segundo, necesito acomodarme la nariz.

Mi voz sonó mucho más nasal de lo que esperaba. Mi nariz está apuntando completamente a la derecha, y… Auch. Eso dolió. Y ahí viene otra.

Hago lo mismo que hice con la anterior, ahora hay agua por todos lados.

-¿Si te das cuenta que nada de eso está funcionando?

-Caíste.

Sonrió, que molesto. Cruzó los brazos con los puños cerrados, el agua subió por todo mi cuerpo y se congeló. Solo mi cabeza está expuesta, me cuesta un poco respirar. Ahora viene caminando hacia acá. Es hora del “discurso de superhéroe”.

-Toda mi vida esperé este momento.

Cliché.

-Haz asesinado tantas personas, Antorcha.

Eiden, no es tan difícil de recordar. ¿Está llorando? Su voz se está quebrando un poco, se está poniendo sentimental. Pobre. Se me están entumiendo las piernas.