✽ Prólogo ✽

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Subía la escalera recubierta de una larga alfombra roja, escalón a escalón, con pasos flojos bien disimulados con mis costosos zapatos, y pensando en la posibilidad de escapar del show que se montaría en unas horas. El cubrebocas negro que llevaba puesto, ocultaba mi verdadera expresión de aflicción a las personas a mi alrededor, y a los flashes de la cámara que me iluminaban por todas partes. Solía disfrutar de este bullicio proveniente de los fans y de algunos reporteros que buscaban llamar mi atención, me sentía importante; ahora, simplemente fastidiado e irritado.

- ¡Señor Thompson, por favor, por aquí! -gritaba una reportera vuelta loca que había rebasado a la fuerza a algunos otros que buscaban información, pero sin cruzar la cadena que separaba al público de las estrellas.

No me hubiese acercado, pero una voz en mi cabeza me pedía ser amable, aunque sea por una vez. No respondo preguntas frecuentemente, ya que la mayoría están direccionadas a mi vida personal y si hay algo que detesto, son a los metiches interesados en destruir el poco control en tu vida íntima, y ya habían destruido la mayor parte de ese control.

-Señor Thompson, ¿son ciertos los rumores sobre Natalie Morrison? -pregunta apuntándome con un micrófono mientras un camarógrafo junto a ella graba mi rostro esperando respuesta.

La sangre empieza a hervirme. Un tic nervioso aparece en mi labio de la rabia, pero eso es algo que ella no notaría al estar cubierta mi boca.

-No, no lo son. -respondo cortante, usando todo mi autocontrol para no alzar mi voz.

La chica no parece satisfecha con la respuesta y sigue insistiendo en continuar.

- ¿Y qué me puede decir del maltrato físico de parte suya hacia la señora Morrison? ¿qué responde a eso?

Ese punto en el que sientes como todo dentro de ti se rompe, ese sentimiento en que todo se va hacia el acantilado, que no te importa una mierda nada y dejas de sentir empatía hacia lo que te rodea. Calculaba que tardaría más tiempo en que me pasara, que podía resistir un poco más, que siguiera a flote mientras la balsa pueda sostenerme lo suficiente para seguir respirando y no ahogarme.

Ese fue el momento en que todo para mí se desmoronó, el momento en el que mi capacidad de raciocinio había desaparecido por completo. En menos de un minuto había arrojado el micrófono de la periodista hacia un lugar inespecífico y mi puño se había estrellado contra el lente de la cámara del camarógrafo, dejando como resultado una mano herida, una señorita asustada, un tipo en shock y mi perdida de la conciencia, cayendo en el suelo quedando en el oscuro vacío acogedor.

Nada de esto debía pasar.

La pasión debía mantener encendida la llama, pero todo había cambiado desde que conocí a esa persona. Esa que se había convertido en la más importante de las motivaciones en mi vida y ahora la única que tenía el poder de mis sentimientos.

Ya nada era igual desde que se fue, y sentía ese vacío cada vez más grande, uno del que no podía escapar, pero en momentos en el que todo me agobia, me acoge como a un niño desamparado, algo con lo que me empezaba a comparar.

Ya nada es igual, amor mío.

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Esta idea me ha llegado de la nada. Sé que aun está en proceso Al compás de tus pasos, y sé que debo terminarla, pero esta idea que llevaba en la cabeza me susurraba tentadoramente a publicarla... la muy insistente no se pudo aguantar. Así que, les traigo un pequeño adelanto. Diganme qué les parece y si les gusta dejen un voto y un comentario... Se los agradecería un montón.

Nos leemos luego, querido lector.

xoxo