El Adiós Que Nunca Quise

Capítulo 17

Capítulo 17

Dalia

¿Qué se hace cuando no se puede hacer lo que decimos sentir?

—Tendré que confiar en ti, supongo —tomé su mano en el momento en el que dije eso, no quería que el costo de arrepentirme fuera morir.

Subimos al auto, y quién estaba bajo el nombre “Agente 29” comenzó a conducir.

Noté lo joven que luce para ser compañero del jefe del oficial encargado en esta zona.

—¿Cuáles son las consecuencias? —Pregunté rompiendo la forzada tranquilidad en la que estábamos.

—Me pueden despedir —dijo con una tranquilidad tan creíble.

Si esa fuera la verdadera consecuencias, el oficial no tuvo que haberlo dicho en el tono de seriedad en el que lo dijo.

Él fácilmente puede conseguir a alguien que lo reemplace, y este agente tiene otra consecuencia. Lo sé. Su trabajo no es lo que le preocupa perder.

Es algo más. Y no sé porque John aceptó ayuda de alguien quien solo “es su conocido” no es nadie de quién valga la pena aceptar la ayuda para huir.

—No le temes a eso —dije, y él me observa por el retrovisor...Su mandíbula estaba tensa, tomó con más fuerza el volante y dio una vuelta brusca en la curva de la carretera...La misma que le dio el final a las vidas de ellos.

—Dalia, mantente callada —me advirtió John.

—A ti no te asusta perder tu trabajo —volví a decir—, sé que no es así.

El auto frenó abruptamente, haciéndome tambalear hacia adelante y luego sujetarme del asiento del copiloto. Mi mente captó la mirada de él buscando la mía, cuando encontré la suya pude ver como se estaba consumiendo...Lentamente.

—¿Te gusta provocar a los demás, verdad? —Preguntó con furia en su tono, pero aún mantenía el tono bajo—. ¿Adivina qué? No eres la única que necesita huir de la policía y si no te comportas—

Odiaba que me dijeran “y si no te comportas”. No, me corrijo, lo odio aún.

—¡Nada! ¿Por qué estás trabajando en la policía si estás huyendo de ella? ¿Eh?

—Es un testigo —interrumpió John en nuestra discusión, voltee a verlo para encontrarme con su cabeza recostada sobre el vidrio de la ventana—. Por eso me ha estado ayudando, él fue testigo de lo que hice para tener a la policía buscándome.

—Y el oficial sabe de ese caso que aún está abierto. Pero no sabe que Jonathan Holden, “el fugitivo” es el mismo vagabundo del bosque —dijo el agente.

—¿También es tu amigo, verdad? —Pregunté dirigiéndome a John.

El solo asiente.

—¿Cómo se llama? —Le pregunté al oficial.

—James —contestó.

—Bien, James —comencé diciendo—, fuiste testigo de lo que John hizo—

—Sí —contestó.

—Yo no puedo seguir con esto, huyendo con ustedes si no me dicen lo que pasó.

—Eso no me corresponde decirlo —dijo volteando a ver a John—. Yo solo lo estaba ayudando, como hago con usted niña malcriada.

—¿Disculpe?

—La disculpo, pero yo no diré nada de lo que pasó esa noche. Le corresponde a John decirlo.

Voltee a ver a John, por supuesto que no me lo diría y James está firme en su decisión de no decírmelo.

Tal vez no deba estarlo obligando a que me diga que fue lo que pasó...Pero tampoco puede esperar a que yo confíe plenamente (como él lo pidió).

Decido concentrarme en el paisaje que está afuera. Grandes y densas nubes grises indican una lluvia próxima, el viento baila a las ramas de los árboles altos que a este punto se observan.

Como un gran grupo de hormigas con casas, observo a lo lejos un pequeño pueblo. Debe ser el que él mencionaba. Más allá del pueblo, está el azul claro que tanto me gustaba cuando era niña.

📌

—Hotel de 2 estrellas, en medio de los que tienen 4 o 5 estrellas —dice James—, perfecto para que pasen la noche.

—¿No vendrás con nosotros? —Pregunté.

—No. Tengo que ir a casa y deshacerme de algo. Tú sabes de lo que hablo, ¿cierto John?

Él solo asiente. Detesto que ellos sepan y que a mi me dejen excluida.

Esperé a que el auto se detuviera para poder bajarme. El hotel tiene una vista regular, es de 3 plantas y algunas de las ventanas tienen alcoba con vista al mar. Estas son muy pocas, pero imagino que son las que las personas buscan.

Veo a James bajarse, y veo a John hacerlo también. Mantiene la puerta abierta para que yo baje. “Muy tarde para ser un hombre caballeroso, John”.

Abrí la puerta que estaba de mi lado y bajé.

—Paga dos días —escuché a John decir—. Aún necesitamos saber a dónde iremos y cómo.

—La mensualidad ya está pagada, usarán mi apartamento —dijo.

—Yo —interrumpo su conversación como si no lo hubiera querido hacer antes—, quisiera tener una habitación.

—No es necesario —comenzó a interrumpir John, pero yo continúe:

—Quisiera pasar, al menos esta noche, yo sola en la habitación —la mirada de James presenta duda en cuanto a mi petición—. Por favor.

“Por favor” es la palabra que menos he usado en los últimos años.

📌

—Quisiera que la habitación que está a nombre de James, la use mi hijo mayor —dijo señalando a John, quien solo sonríe con sus manos en sus bolsillos—, y quiero una habitación más para mi hija —me señala.

—¿Son mayores de edad? —Pregunta la recepcionista mientras digita en la computadora que está debajo de la ventanilla sobre la que James tiene apoyado su brazo.

—Sí, van a los 23 ¿Eso importa? —Preguntó James.

—No —se levantó del asiento y fue al fondo de la habitación en donde había uno de los muros de esta tiene bloques de gaveta. Cada una con un número, toma la #6 y se dirige de nuevo hacia la ventanilla:

—Toma linda, está es la llave a la habitación 6 —dijo y le di una sonrisa mientras estiraba mi brazo para tomarla—, y tú —se acerca John— está es la llave de la habitación de tu padre.




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