Brian se estaba desayunando en su departamento, como de costumbre, mientras oía la radio. De repente oyó que unos tipos abrían su puerta, con un ariete y entraban.
—¡MANOS ARRIBA! –exclamaron los tipos al entrar- ¡TIENE DERECHO A PERMANECER CAYADO! ¡SI TIENE SEGURO JURÍDICO PODRÁ PAGAR UN ABOGADO! ¡EN CASO CONTRARIO DEBERÁ DEFENDERSE POR SI MISMO!
Brian fue llevado a la comisaria, donde le explicaron que un rifle de francotirador, que había desaparecido de los almacenes de la policía, había sido encontrado en su casillero personal. Aunque el seguro de Brian le permitió contratar la mejor firma de abogados de la ciudad, no pudieron contradecir las pruebas, y Brian fue sentenciado a siete años de cárcel por robo de armas.