La puerta del despacho de Nick se abrió dejando pasar a Chase. Eso le sorprendió, ya que no
esperaba tener reunión alguna con nadie.
—Veo que ya te has mudado a tu antiguo despacho —comentó su compañero.
Asintió. Con la vuelta de Dominick había tenido que mudarse y lo había hecho gustosamente.
Resultaba extraño liderar a los Devoradores y esperaba hacerlo conjuntamente muchos años.
—¿A qué debo esta visita? —preguntó.
No obstante, ambos sabían bien los motivos por los cuales estaba allí: Aimee.
La diosa había desaparecido después de revivir a todos los Devoradores de pecados que habían
perdido la vida durante el ataque.
Durante días había estado en boca de todos y, aunque el final hubiera sido feliz no estaban
seguros de volver a verla.
Debían reconocer que Seth se la había jugado bien tanto a la diosa como a su raza. Les había
metido en la base una cabeza nuclear a punto de explotar. Y vaya si lo había hecho.
—¿Has vuelto a saber de ella? ¿Se ha puesto en contacto contigo?
Chase mantenía la esperanza de volver a verla. Tras el gran sacrificio que había hecho por sus
vidas lo menos que podían hacer era agradecérselo.
Nick negó.
Nadie sabía que juntos habían iniciado una búsqueda por el ancho mundo. No podía haber ido
demasiado lejos dado el alcance de sus heridas, pero tampoco tenían clara la forma en la que poder
rastrearla.
—Se la ha tragado la tierra —sentenció Nick.
Y él comenzaba a pensar que era verdad lo que decía.
—Seguiré buscándola —comentó apagando el ordenador que tenía sobre su mesa.
Necesitaba un descanso, los últimos días había trabajado casi doce horas diarias y ya no podía
aguantar los ojos abiertos. Estaba convencido que era capaz de dormirse de pie si le dejaban de
hablar unos minutos.
Volver a reconstruir la base estaba resultando agotador, la logística era de locos y él se había
quedado casi todo el trabajo para permitirle a Dominick un descanso. Se lo merecía después del
secuestro al que había sido sometido.
Tenía que disfrutar de su familia ahora que se habían reencontrado. No eran unas vacaciones,
pero sí que trabajaba a jornada reducida.
—¿Le has explicado a Leah lo de la búsqueda?
La curiosidad de Nick lo sorprendió. Por norma él no solía meterse en temas personales.
—No.
Tampoco es que tuvieran mucho que decir. Explicarle que iban en busca de una diosa escurridiza
solo añadiría preocupación innecesaria a una mujer que merecía un respiro.
Ahora podía volver a ser feliz y eso era lo único importante.
Tarde o temprano alguien iba a darse cuenta de la búsqueda que habían iniciado, pero por el
momento iba a ser un secreto entre ambos.
—¿Volvió en sí cuando la alimentaste? —preguntó Nick.
Chase asintió.
No había esperado que volviera a la normalidad tras tomar su sangre. Había sido toda una
sorpresa. La desolación había llegado justo después, cuando se dio cuenta de lo que acababa de
hacer.
Estaba arrepentida y con el corazón hecho pedazos. No era de extrañar que no quisiera salir de
donde estuviera escondida.
Chase había revivido mil veces los gritos de auxilio antes de que Seth la ejecutara públicamente.
Sabía lo que estaba a punto de ocurrir y había tratado de advertirles. Sus gritos pidiendo que
huyeran habían caído en saco roto.
Estúpidos. Parte de la culpa del ataque la tenían ellos, ya que habían ignorado sus peticiones.
Muchos de los Devoradores de pecados de la base seguían hablando del tema. Por desgracia
había división de opiniones. Mientras unos creían que debía volver ya que les había resucitado, los
que habían muerto en sus manos preferían tenerla lo más lejos posible.
¿A quién quería engañar?
No les culpaba por querer salir huyendo. Aquella mujer había demostrado tener una fuerza
increíble y difícil de detener.
Pero a su vez había hecho el mayor acto de amor hacia aquella raza.
Supo que todos los que quedaban vivos cuando Aimee volvió en sí, se habían quedado
estupefactos cuando ella misma se había cortado las alas a modo de precio. Desconocían quién era
el comprador, pero sí el mensajero.
Douglas había hecho acto de presencia aconsejando a su hermana seguir adelante. Al no
convencerla, había aceptado lo que ella pensaba hacer, siendo el que transportaba el paquete para
saber a qué dios proveer de la magia de ella.
Miró a Nick y lo estudió detenidamente. Una parte de su carácter había cambiado tras volver a la
vida.
Morir en manos de Aimee lo había trastocado duramente. Imaginaba que revivía constantemente
esa experiencia y no podía ser capaz de imaginar lo que significaba morir en manos de alguien
semejante.
—¿Tienes pesadillas?
—¿Ahora eres terapeuta? —preguntó esquivando el tema.
Eso solo tenía una contestación posible: sí.
—Si necesitas hablar…
—¿De qué? ¿De cómo permití que se acercase a mí? ¿Cómo yo mismo me vendí como un
juguete al placer de la sangre?
Nick estaba dolido y eso lo convertía en alguien peligroso. Aimee había conseguido remover
algunos sentimientos que habían quedado en el pasado.
—¿Quieres saber cómo es morir? Luché con todas mis fuerzas para liberarme, traté de encerrarla
en una alucinación en bucle donde matase a todos los que quisiera para saciarse y así retornarla a
la realidad. —Tomó una bocanada de aire visiblemente afectado—. Nada funcionó y acabó con mi
vida mirándome a los ojos sin reconocerme.
Aimee había abierto la caja de Pandora de Nick, liberando a todos sus demonios que corrían
libres por la base. Él seguía conmocionado por su muerte, por la forma fría en que lo hizo y porque
ella pareció demostrarle que no era importante.
La rabia, desolación y la culpa eran sentimientos negativos muy poderosos. Capaz de cambiar a
alguien que no es lo suficientemente fuerte.
Chase se preocupó por el bienestar mental de Nick.
—¿Y para qué quieres encontrarla?
—Para mandarle una tarjeta de felicitación Navideña.
Chase bufó. Aquella conversación se estaba tornando demasiado tediosa.
—Tenemos un objetivo común: encontrarla. Tú quieres cerciorarte de que no está herida y que se
recupera. Yo quiero mantener una conversación más adulta con ella.
Quiso discutirle sus palabras, pero supo que no era el momento adecuado.
—Además, sabemos que no ha vuelto a morir o el mundo hubiera sufrido una calamidad y las
noticias humanas parecen dentro de lo común.
En eso no había pensado y lo tranquilizó.
Fuera donde fuera que se había ocultado estaba con vida. Pasados tantos días tenía que haberse
recuperado ya de sus heridas. Eso solo dejaba una opción sobre la mesa: se mantenía alejada de
los Devoradores por propia voluntad.
Chase y Nick cambiaron el tercio de la conversación. Obsesionarse con Aimee tampoco era un
gran plan. Iban a seguir buscándola con la esperanza de que volvieran a reencontrarse algún día.
Tenían una conversación pendiente.