El Amor A Través de las Letras

Capítulo 1: Soñar, imaginar y crear

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Faltaba poco tiempo para terminar la universidad, mientras tanto había conseguido un empleo que me permitía estudiar por las noches. Luego de independizarme tuve la suerte de ser contratada en una de las cadenas radiofónicas más sonadas a nivel nacional, incluso internacional, de manera que a mis veinticuatro años, ya había tenido la oportunidad de conocer a diferentes personajes célebres.

Mi carrera no tenía mayor relación con el empleo que estaba desempeñando, sin embargo, luego de haber iniciado con mi labor, opté por tomar cursos que enriquecieran mi conocimiento en la locución.

La rutina que mantenía se trataba de despertar a las seis de la mañana, tomar mi vehículo y dirigirme al estudio, ahí me dedicaba a diferentes formas de entretenimiento a través de dinámicas que me eran impuestas y complacer a los escuchas con los pedidos que hicieran. Mi turno acababa justo a las doce del mediodía, descansaba un par de horas, para luego tomar el mando de la cabina, con entrevistas a diferentes invitados. Esa era mi parte favorita de los martes, jueves y viernes, tenía la oportunidad de conocer a otras personas, incluso celebridades que años atrás no me hubiera imaginado podría conocerlas.

Justo a las seis con treinta minutos, mi trabajo llegaba a su fin, contando con treinta minutos para dirigirme a la universidad y tomar clases hasta las diez de la noche. Realmente era algo agotador, pero valía la pena, había muy buena paga, me permitía estudiar y me gustaba el empleo.

Ciertamente todas estas ocupaciones me mantenían alejada de algunas amistades, incluso de mi familia, a quien desde que me independicé dejé de ver seguido, excepto por mamá, a quien visitaba constantemente, siempre y cuando tuviera un leve respiro, era ella a quien recurría.

En algún momento de mi vida llegué a sentir cómo la soledad inundaba mi ser, cómo el apartamento que estaba rentando se volvía frío y sombrío, dejando de tener la calidez que en algún momento atrajo mi atención. Quizás mi ausencia en él era la causa de aquella sensación, aún no lo sabía y dudaba mucho poder descubrir pronto de qué se trataba.

Fue poco después de sentir aquella pesadez, que encontré la inspiración, es que años atrás había perdido. Por muy cansada que llegara a casa, siempre tomaba una hora o poco más de ese tiempo, para poder tomar mi libreta y cualquier elemento de escritura, y dedicarme a ese bello arte, donde trazaba letras y plasmaba sentimientos.

***

Era un viernes por la noche, la entrevista de este día había sido un éxito, superamos las expectativas que teníamos establecidas. Las clases en la universidad estaban a unas cuantas semanas de acabar, por un lado estaba entusiasmada, sin clases podría tener más horas de descanso y tiempo para escribir, pero con ello vendrían otras responsabilidades para al fin graduarme.

Hace un par de años compré mi auto, poco después de llevar el susto de mi vida, me intentaron asaltar cuando regresaba a casa una noche que mi compañero de clases no pudo llevarme. La música de Ed Sheeran se filtraba en mis oídos, nunca había sido amante de las canciones en inglés, pero últimamente eran las más frecuentadas en mi playlist.

Al ser el último día de la semana, era consciente que durante el famoso finde tenía que visitar a mi mamá, no me molestaba, en absoluto, pero en ocasiones todo se ponía tenso cuando eso pasaba, ya que mi padreo o alguno de mis hermanos se encontraba allí, no me molestaba, pero a ellos sí, a parte de la incomodidad que reinaba en ese momento.

Por lo que debía llamarla todos los viernes, sí o sí, para asegurarme qué día podía visitarla. Cuando llegué al grupo de edificios donde rentaba el apartamento, apagué la música y bajé los vidrios para confirmar mi acceso al de seguridad.

—Buenas noches, señorita.

—Buenas noches, Joaquín —dije mientras él activaba el portón de entrada—, muchas gracias.

—Para servirle, linda noche.

—Igual para ti —dije entrando al estacionamiento.

Cuando estuve dentro del apartamento dejé de lado los zapatos y mi bolsa, me dejé caer sobre el sofá, necesitaba descansar, a pesar de que todo había salido bien, estuvo lleno de actividades y otras cosas, que al final dejaban un gran cansancio mental y físico.

Fui a la pequeña cocina por un vaso con agua, había cenado algo en la universidad, por lo que no tenía hambre. Tomé el móvil y marqué a mi mamá con la esperanza de que aún no estuviera dormida, uno, dos, tres timbres y no contestaba.

***

—Cariño, hola, ¿cómo te ha ido hoy? —dijo mi madre con alegría notoria.

—Hola mami, todo fue de maravilla. Un poco cansado, pero nada a lo que no me haya acostumbrado ya —luego de tanto tiempo trabajando, me había acostumbrado hasta cierto grado, aunque no por completo.

—Te escuchas muy cansada.

—Como te digo, fue un día cansado, a parte tuve que arreglar unas cuantas cosas de la universidad, seguramente acabaran ahora que cierre el pensum.

—Esperemos que así sea, cariño. Cuéntame, ¿cómo crees que van las cosas con la universidad?

—Ya falta muy poco para que terminen las clases, dentro de poco entraré a exámenes finales y podré decir que ya he cerrado pensum.

—Me alegra mucho eso hija, no te imaginas la felicidad que me causa saber que estás a muy pocos pasos para culminar tu carrera, a pesar de todo lo que se nos ha presentado.

—Gracias mami, sabes que este logro también es gracias a ti y todo lo que has hecho por mí.

—Te fallé en varias ocasiones cariño, así que este logro es todo tuyo.

—No mamá, sabes que no se trata de eso, yo también te he fallado y no por eso me has negado o dejado de querer.

—Lo sé —dijo con voz queda.

—Mamá, este logro es uno compartido, por lo que no quiero que vuelvas a decir que me pertenece únicamente a mí.




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