El Amor a veces Duele

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Era el cansancio mezclado con todas esas emociones de tristeza, durante las cuatro horas de viaje no le había dirigido la palabra a mama. Solo observaba los edificios y la ciudad, Doustown estaba más poblada que Cibercity algo que por un lado tenía ventaja ya que nadie te reconocería.

El taxi se detuvo en un edificio de ladrillo y de muchos pisos, justo en la vereda de en frente había una panadería y fue ese olor que hizo rugir mi estómago.

Seguí a mama que entro con unas llaves en las manos.

<<Ya tenía todo planeado>>

Aprete mis labios pero no dije nada, subimos hasta el sexto piso y entramos al apartamento que estaba a un lado al final del pasillo.

Al abrir la puerta varias cajas estaban por todos lados, mire hacia la sala que estaba conectada con el comedor y la cocina, había cosas que no eran nuestras o eso pensaba.

—Al menos no tendré que llamar a un jardinero cada semana —dijo mama dejando su bolso sobre el sofá.

La mire por unos segundos y me cruce de brazos, por un momento me había olvidado del peso de la mochila que colgaba en mi espalda.

—¿Por qué no me dijiste que nos iríamos de casa?

—¿En qué iba a cambiar que te lo dijera? Aquí soy yo la que toma las decisiones —respondió ella.

—En ningún maldito momento me preguntaste que era lo que yo quería —hable sintiendo como el enojo poco a poco quería salir de mi.

Ella solo me miro con seriedad y se acercó a mi mirándome fijamente con esos ojos de color miel que eran iguales a los míos.

—Esto lo hago por ti y porque tengas un buen futuro ¿Lo entiendes? —ella aparto su mirada para avanzar en dirección a donde estaba la cocina que la separa una mesa de desayunador.

—¿Por qué no se lo dijiste a papa? —dije siguiéndola.

—Luego hablare con el igual le había comentado de esto y el estuvo de acuerdo —mama abrió una de las cajas que había a un lado de la isla de la cocina— no entiendo porque haces tanto drama. Últimamente te la pasabas de fiesta.

Quería romper en llanto ahí mismos porque no podía creer con la frialdad que estaba tomando las cosas mama.

—¿Cuál es mi cuarto? —dije tratando de contener el llanto.

Ella señalo hacia el final del pasillo, no tarde en reaccionar y me dirigí hacia donde ella me había indicado.

Abrí la puerta y enfrente mío había una gran cama y un escritorio, a un lado había una puerta que era el closet.

No lo pensé demasiado y me tiré sobre la cama para dejar salir todas las lágrimas. Las horas pasaban y desde que había llegado no había salido ni un momento del cuarto.

Había pensado en todas las maneras para poder volver pero había recordado que mama era la que pagaba mi universidad y sentía culpa de dejarla allí. Otra vez volvia la impotencia, y fue cuando recordé a Brick el tampoco sabía de mi.

<<Tu fuiste la que termino todo>>

Y fue cuando deje las lagrimas salir recordando esa última pelea, dolía tanto que sentía esa opresión en mi pecho.

Pero tenia que encontrarle una solución, Sali del cuarto y me dirigí hacia el comedor, recorrí con mi mirada el departamento por la ventana podía ver como el cielo estaba oscureciendo.

—Pensé que durarías mas —comento mama mientras servía la comida en los platos.

Ignoré aquel comentario sin sentido de su parte.

—¿Puedes prestarme tu teléfono? —dije sentándome en una de las sillas de madera.

—¿Podrías intentar despejar tu mente y concentrarte en lo importante?

Sabia que pedirle eso a ella era en vano así que solo baje la mirada.

—Quiero avisarles a mis amigos que estoy bien.

Mama dejo el plato en frente de mi, me agradaba cuando mama decoraba el plato con alguna plantita como solía decirle papa.

—¿Cuándo te centraras en la carrera? ¿Presentaste los trabajos que tenias pendiente? —fue en ese momento que levante mi mirada para observarla.

—¿Podrías ponerte un momento en mi lugar? —dije sintiendo el nudo aparecer en mi garganta.

Tome un sorbo del vaso que estaba con jugo tratando de que no volviera a romper en llanto.

—No entiendo que te esta pasando Astrid este ultimo tiempo te estuviste comportando como una niña —respondió ella mirándome solo por unos segundos.

No dije anda ante eso y bajé la mirada al plato para poder cortar un trozo de carne.

—Solo quiero que te pongas un momento en mi lugar mama —la mire otra vez.

—Lo siento Astrid sabes que lo hago por tu bien.

Sabia que mama era una persona que siempre quería tener la razón en todo pero a veces sentía como que su opinión era la única que tenía importancia.

Entendía que por un momento mi angustia no solo era porque nos habíamos ido de casa si no porque no sabía nada de Brick.

No dije más nada y llevé el trozo de carne a mi boca pero fue ese olor que hizo que no siguiera masticando, volví a mirar la carne y estaba jugosa como era punto favorito pero en esos momentos algo en mi me hacía verlo poco apetecible.

—Creo que a esto le falta cocción —dije tragando el trozo que ya tenía en la boca.

—Siempre la preparo así Astrid —dijo mama observando la carne de mi plato.

No dije nada más porque no quería iniciar una discusión con mama y lleve otro pedazo a mi boca, pero fue ese olor otra vez que hizo revolver a mi estomago que prácticamente estaba vacío.

—Últimamente siento que estas comiendo mal —comento mama mientras comía normalmente su carne.

—Quizás sea la gastritis nerviosa que todo esto me genera —respondí tratando de disimular el desagrado que estaba sintiendo por la comida.

—Has cambiado no logro entender que es lo que te sucede… siento que no tienes el mismo entusiasmo por la carrera.

—¿De que hablas mama? Es mi primer año intento hacer lo mejor que puedo y lo sabes… —fue en ese momento que sentí mi estomago revolverse.




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