El amor de la bestia

Capítulo 4

—¡Feliz cumpleaños! Mi niña hermosa. —Es el saludo que recibo de mis abuelos.

Cada fecha recibo una torta hecha con las propias manos de mis abuelos, ahora no es la excepción.

—¡Gracias! —Corro en su dirección y los abrazo a ambos.

—Vamos a la mesa para que pidas un deseo —sugiere mi abuelo.

Unos suaves toques en la puerta nos interrumpen. Vita coloca el pastel sobre la pequeña mesa redonda de madera y se apresura a abrir.

—Buenos días, abuela —saluda Shani—. Espero haber llegado a tiempo.

—Claro que sí, Eire aún no pide el deseo —responde.

—Pasa, ven a comer una rebanada de pastel —la invito ya que por un momento la veo dudar y es que la otra vez no quedamos en buenos términos, pero ahora comprendo que ella solo me ha estado intentando proteger.

De pronto recuerdo al señor coqueto, no lo he visto por ningún lado, es mejor así, espero que haya hecho caso a mi demanda y haya decidido continuar su camino.

—Te traje tu vestido —dice al tiempo que me entrega el paquete.

Lo recibo extrañada ya que la otra vez no llegué a comprar nada.

—Es verdad, queremos ver cómo quedó tu nuevo vestido —exclama Vita con entusiasmo.

Desenvuelvo el paquete y mis ojos se llenan de lágrimas. Es realmente hermoso, justo esa tela roja que estuve mirando por mucho tiempo y que tuve que descartar por no poderla pagar.

—Es una prenda fina —dice mi abuelo al ver el vestido—. ¿Segura que te alcanzó con el dinero que te di?

—Estaba en descuento —se apresura a responder Shani.

Mi abuelo asiente.

—Póntelo mi niña —dice Meme.

—¿Me podrías ayudar? —le pido a Shani—, ella asiente y me sigue—. No tenías que hacerlo —digo cuando ya estamos a solas.

—Ni lo menciones —responde al tiempo que me ayuda a vestirme.

—La última vez que nos vimos, fuí bastante grosera contigo. Lo lamento, es solo que no me gustan las mentiras.

—No te preocupes, entiendo que te hayas molestado, en tu lugar, también hubiera actuado de la misma forma, te prometo que voy a explicarte todo, pero ahora vamos a celebrar tu día especial.

—Estás convertida en una princesa —dice mi abuelo cuando me ve salir.

Me giro para que aprecien la maravillosa obra de arte que llevo puesta y luego sonrío.

Me acerco a la mesa y cierro los ojos para pedir el deseo.

—¡Ahora sí, a comer pastel! —exclamo con entusiasmo.

El día avanzó rápidamente. Vita preparó una exquisita sopa de gallina para el almuerzo la cual compartí con ellos y Shani. Realmente fue un día estupendo, pero ya estaba de nuevo cayendo el manto negro de la noche.

—Vendré mañana para que retomemos la plática —dice mi amiga antes de marcharse.

Asiento mientras la despido.

—Vete con cuidado jovencita —advierte Meme.

—Gracias por el estupendo día señora Vita, que descanse señor Meme. —Mi amiga les da un beso y luego se marcha.

—Yo también me voy a descansar —aviso.

—Siéntate —responde mi abuela—, queremos hablar contigo y darte un obsequio.

Obedezco rápidamente ya que de pronto los veo serios.

Vita se sienta en su lugar habitual: Una mecedora de madera, la cual tiene sobre los reposabrazos varias mantas bordadas que ella misma ha elaborado en sus horas de descanso.

—Ahora que ya has cumplido la mayoría de edad, vienen cambios para tu vida, mi pequeña Luna —habla mi abuelo con su voz suave y profunda la cual denota mucha sabiduría—. Quizá en un momento te puedas sentir demasiado abrumada, pero yo sé que eres fuerte y sabrás actuar con sabiduría. Recuerda las palabras de este viejo, mi pequeña: Escucha a tu corazón, pero no pierdas por su causa la razón. Confío en ti mi niña.

—Gracias, abuelo —respondo sintiendo un pequeño nudo en mi pecho—. Prometo que seré sabia como tú.

Él asiente con orgullo.

—Déjame darte el regalo que te dejó tu madre —expone Meme—. Unos días antes de tu nacimiento nos lo dio y dijo que si algo le pasaba te lo diéramos, pero debíamos esperar hasta este día. Ahora estamos orgullosos de poder cumplir con su voluntad.

Me siento sorprendida. Nunca supe de eso. Meme se levanta y un par de minutos más tarde lo veo regresar con una pequeña cajita de pana negra. Mis ojos se llenan de lágrimas y mis manos están temblando: la tomo aguantando la respiración. Con mucho cuidado la abro. Dentro de ella hay un anillo con una piedra tallada en forma de diamante color verde que hace juego con el color de mis ojos.

—¡Es hermoso! —exclamo entre sollozos mientras me lo coloco, el anillo calza muy bien en mi dedo anular.

—La piedra es un zafiro verde —asegura mi abuela—, te ayudará a encontrar tranquilidad espiritual y a calmar tus sentidos.

Asiento admirando su belleza. Pasamos por tantas dificultades y ellos nunca se deshicieron de la joya. Realmente son unos seres extraordinarios.



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En el texto hay: criaturas magicas, romance, drama

Editado: 29.07.2023

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