Después de su primer encuentro en la cafetería, Elena y Alejandro se mantienen en contacto a través de mensajes de texto y llamadas telefónicas. Cada conversación fortalece su conexión, y pronto se encuentran ansiosos por volver a encontrarse en persona.
Una tarde soleada, mientras Elena estudia en la biblioteca, recibe un mensaje de Alejandro invitándola a tomar un café después de clases. Con el corazón latiendo de emoción, acepta de inmediato y cuenta los minutos hasta que llegue el momento de encontrarse con él.
Cuando finalmente llega el momento, Elena se dirige hacia la cafetería con una mezcla de nerviosismo y anticipación. Al entrar, escanea la habitación en busca de la conocida figura de Alejandro y sonríe al verlo esperándola en una mesa cerca de la ventana.
El ambiente es cálido y acogedor cuando Elena se une a Alejandro en la mesa. Comparten historias sobre sus días, riendo y bromeando como si fueran viejos amigos. A medida que la conversación avanza, descubren más similitudes entre ellos, desde sus metas profesionales hasta sus pasatiempos favoritos.
Después de un rato, Alejandro saca un libro de su mochila y lo muestra emocionado a Elena. Resulta que están leyendo el mismo libro, y comienzan a discutir sobre sus opiniones y teorías sobre la trama y los personajes. La conexión entre ellos se intensifica mientras comparten su amor por la literatura y la forma en que los libros han influido en sus vidas.
A medida que la tarde avanza, Elena se da cuenta de lo fácil y natural que es estar con Alejandro. Se siente cómoda siendo ella misma a su alrededor, sin miedo al juicio o la incomodidad. Mientras se despiden al final de la tarde, ambos saben que este reencuentro marca el comienzo de algo especial entre ellos.