El amor es ciego.

Capítulo 12

Rebeca*

Me gustaría ser tan fuerte como mi madre. Eso era lo que siempre pensaba, pero creo que nunca podré ser como ella. No me aprendí a cocinar, ni a hacer nada; nunca pensé que habría una vida en la que tuviese que vivir sin mis padres.

— Quiero morir, madre— dije mientras miraba al cielo.

— No puedes morir, tonta— escuché a alguien detrás mío, cuando volteé se acercó y me abrazó.

— ¿Qué haces aquí?— pregunté sorprendida.

— Estuve buscándote por todos lados— respondió preocupado.

— Derek, yo...— en ese momento se alejó un poco para dejarle ver mi rostro.

— No digas nada— interrumpió y me volvió a abrazar.

Estuvimos un rato sentados en el parque, ambos en silencio.

— ¿Por qué no contestabas tu teléfono?— preguntó molesto.

— Murió— respondí mientras le mostraba que claramente estaba sin batería.

— Maldición, ¿sabes lo preocupado que estaba?— dijo mirando hacia otro lado.

— No sabía que te preocupabas por la gente— respondí cínicamente.

En ese momento se levantó y me extendió su mano.

— ¿Qué?— pregunté confundida.

— Vámonos— respondió serio.

— ¿A dónde?— pregunté mientras tomaba su mano para levantarme.

— ¿Quieres quedarte en mi casa? ¿O quieres que te lleve a casa de Natalia?— preguntó mientras caminábamos.

— No me gustaría molestar a Natalia— respondí mientras jugaba con mis pies.

— Bien, vayamos a mi casa entonces— dijo y llegamos hasta donde estaba una moto increíble estacionada en frente de donde estábamos.

— ¿Es tuya?— pregunté mientras la chuleaba.

— Claro— respondió mientras extendía hacia mí un casco.

Subimos a la moto y mientras íbamos hacia su casa rompí el silencio preguntando algo:

— ¿Cómo me encontraste?

Derek no respondió...

 

Minutos antes...

Derek* 

Llegué a la casa de Rebeca y se veían las luces prendidas, el jefe dijo que su padre estaba aquí, así que quiero suponer que es verdad. Me acerqué a la puerta y toqué el timbre, pasaron unos cuantos segundos cuando alguien abrió la puerta; dejé ver mi asombro después de ver que una mujer me había abierto y no el padre de Rebeca.

— ¿Quién es usted?— pregunté.

— Eso debería decir yo— respondió la señorita.

En ese momento escuché una voz masculina que venía desde adentro, "¿quién es?, querida", decía aquel hombre. Supuse que la persona que hablaba era el padre de Beca. Justo iba a decir algo cuando un joven alto interrumpió.

— ¿Quién es éste?— le preguntó a la señorita.

— No lo sé hijo, no me ha dicho nada— respondió la señorita. 

Había algo claro, este tipo era hijo de ella y lo más probable era que fuera del padre de Beca también, si fuese así, ¿desde cuándo había estado engañando a su madre?

— Soy el amigo de Rebeca, me gustaría hablar con su padre— respondí con una expresión seria.

— ¿Rebeca?— preguntó la señora nerviosa.

— ¿Quién es Rebeca?, mamá— preguntó el joven. Supongo que no la conoce.

— Es la otra hija de tu papá— respondió con una expresión depresiva.

El joven se puso serio rápidamente al escuchar eso. Algo estaba pasando. En ese momento salió el padre de Rebeca, lo sé porque había visto fotos de él cuando vine a su casa.

— ¿Qué se te ofrece muchacho?— preguntó su padre, muy educadamente.

— No puedo comunicarme con Rebeca, quisiera saber si usted de casualidad sabe dónde puede estar ella— respondí.

El señor Damián entró y volvió a salir de nuevo, me dio una nota en donde venían varias direcciones.

— ¿Qué es esto?— pregunté extrañado.

— Son las direcciones de sus amigas, debe estar con alguna de ellas— respondió algo molesto.

Este señor no sabía nada de su hija, él no sabía que sus "amigas" actualmente son unas desconocidas para ella. Solamente agradecí y me retiré de aquel lugar.

Buscaba en cada una de las colonias en donde ellas vivían, solo me faltaba buscar en una. En la de su amiga Silvana, Rebeca me había contado que ella era la menos hipócrita de las cuatro.

Mientras caminaba pude escuchar suvamente el sollozo de alguien, venía de un lugar poco transitado, caminé hacia ahí y logré ver a Rebeca sentada y llorando mientras miraba hacia el cielo. Sentí un alivio enorme cuando la ví, yo realmente estaba muy preocupado. Me pregunto si debo decirle que su padre tiene otro hijo, o que en realidad él no había peleado con su mujer, también me pregunto si debería decirle que su papá se preocupa al menos un poco por ella, que si no lo hiciera no me habría ayudado, también debería decirle que no está sola, que desde que entró a trabajar en la cafetería ya tiene a muchos amigos que se preocupan por ella y con los que podrá contar siempre.

<< Llamada del jefe>>

Yo: Dígame, jefe.

Jefe: ¿La encontraste?

Yo: Sí, justo la estoy viendo ahorita.

Jefe: Me alegro mucho, cuídala por favor.

Yo: Así será.

El jefe se escuchaba contento después de que le dije que la había encontrado. Me fui acercando poco a poco a Rebeca mientras me daba cuenta de algo, ella se había convertido en una persona especial para mí, y yo... 

No quiero perderla, dije en voz baja.

Continuará...

 

 

Les pido una gran disculpa por no haber actualizado, he estado ocupada con mis estudios, me aseguraré de actualizar más seguido. Que tengan un bonito día y nuevamente, una gran disculpa. Agradezco la paciencia.😊

 



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En el texto hay: romance drama juvenil amistad

Editado: 01.03.2020

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