Me acuerdo desde pequeño que mi papa siempre me decía ¡Stefan algún día serás un hombre importante y con mucho poder, tendrás tu propia empresa y muchas mujeres! Ahí fue cuando me di cuenta que mi papá estaba algo loco. Soy hijo de un matrimonio joven, mi mama cuando quedo embarazada de mí y mi hermano Carlos que es mi mellizo, solo tenía 17 años y mi papá 19, mi papá tenía todo planeado hacia su futuro, él quería ser un gran empresario como mi abuelo que en paz descanse, y mi mama quería ser una gran diseñadora de modas, como podrán ver hablo en pasado, claro que eso no se cumplió por problemas de dinero, ambos no pudieron seguir su sueño pero consiguieron algo mejor que es una familia, mi mama abrió un mini café al lado de nuestra casa y mi papá trabaja como entrenador de Basquetbol en una escuela pública.
La verdad es que siempre he sido un hombre bastante ordenado y responsable, en la escuela siempre estaba en uno de los primeros de la clase con mejor promedio, eso enorgullecía mucho a mis padres, bueno en algo en que enorgullecerse ya que pasaban puros malos ratos con mi hermano Carlos, él siempre fue distinto a mí, se metía en problemas, lo cambiaban de escuela cada mes, me acuerdo cuando teníamos 12 años y agredió a un policía, si no fuera por mi papá el seguiría en reformatorio.
Se preguntara que tal van las cosas ahora porque lo que les contaba es parte del pasado. No me quejo soy feliz, lamentablemente no puedo ir a la universidad por problemas económicos y me faltaron unos puntos en el examen final para conseguir una beca, tengo dos empleos, el primero es de asistente del asistente de una revista, solo sirvo café y donas, es bastante fácil, y el otro es de taxista en el taxi de mi mejor amigo Teo, él ahora está trabajando de tiempo completo en un gimnasio da clases de zumba, es bastante bueno en lo que hace, en conclusión soy feliz con mi vida y creo que no lo cambiaría por nada, hasta ahora.
Está mañana desperté muy enojado ya que Teo me llamó a las cinco de la mañana diciéndome que si me podía cubrir un turno en el taxi, no me iba a negar necesitaba el dinero extra así que accedí. Me vestí rápido y tome las llaves del taxi, mientras recorría los barrios, veo a un hombre de traje azul apuntando a un hombre de traje negro en la cabeza, no sé en qué estaba pensando pero salí, corrí hacia el señor del traje azul y lo derribé, alcance a quitarle el arma y lo tiré bien lejos, al derribar al señor se golpeó en la nariz, pero él se paró rápido y le dijo al del traje negro ¡esto no termina aquí! Y se fue corriendo, el señor me dijo -gracias chico me salvaste la vida, te debo una- yo contesté -no hay problema señor, cualquiera haría lo mismo- él me dijo con una voz muy profunda -no cualquiera haría eso por un extraño, tú tienes algo especial, y tengo un empleo que te quedaría perfecto- lo interrumpí y le dije que no hacía falta que hiciera eso y el me respondió con su voz más firme -Si cambias de opinión, llámame- me paso su tarjeta y se fue en un auto negro que acababa de llegar. Todo fue tan rápido que ni si quiera sé cómo llegue a mi casa pero desperté a las 10 de la mañana, se me hacía tarde para el trabajo, así que tome el taxi y me fui, llegué y mi jefe me dijo -El jefe Raúl te quiere ver- él era el dueño de la empresa, así que entré a su oficina apenas me senté él me dijo -Stefan, llevas muchos años aquí pero este es tu decimo atraso y eso no habla de ti como una persona responsable y comprometida, lo lamento pero por razones de la empresa, pedimos que te retires ¡estas despedido!”- Quede en shock, me dijo a mi irresponsable y me echa por una estúpida razón, en ese momento solo pensaba en golpearlo así que tomé el vaso con agua que tenía y se lo lance en la cara, Salí de la oficina, tome mis cosas y me fui a mi taxi, solo podía ver la tarjeta del señor de negro, así que marque el número y lo llamé, me atendió su secretaria y dijeron que mandara mi ubicación y que irían por mí.
Espere como 10 minutos y llego una camioneta negra, salió un chico con lentes y me pregunto ¿Stefan Romano? Asentí con la cabeza, entre al auto, era muy espacioso y súper limpio, paso 1 hora y llegamos a uno de los barrios más finos, se abrió un portón enorme y blanco, entramos y era una mansión color crema, muy grande con un patio que era más grande que la escuela a la que había ido, me llevaron con el “jefe”, entre a la mansión, era muy bonita y elegante, me tomaron del brazo y me llevaron hacia una oficina grande y lujosa donde estaba sentando el señor de traje negro y me dijo con su voz grave -Señor Stefan, sabía que vendría- le respondí con una voz un poco quebrada y respetuosa -Señor gracias por esta oportunidad- el me interrumpió y me dijo -Me llamo Ricardo López, pero puedes decirme señor López- en ese momento quede helado, se me pasaron un montón de preguntas y dudas en la cabeza ¿en qué me había mentido? ¿Qué estoy haciendo? ¿Valdrá la pena? Ricardo López, conocido por ser hombre de negocios sucios, uno de los más grandes Mafiosos de la historia, sin darme cuenta que él estaba hablando aún lo interrumpí y le pregunte ¿Qué tengo que hacer? Me dijo “directo al grano me gusta, bueno Stefan serás guardaespaldas de mi joya más preciada- lo mire con una cara de extraño y le dije ¿tengo que hacer de niñera de una joya? Se rio y me dijo no, no, mijo de mi hija, tiene 18 años y estado en un negocio un tanto sucio y me han amenazado con matarla, necesito toda vigilancia en ella, es un poco rebelde, pero sé que tú la cuidaras. Pero te advierto llegas hacerle algo y te mató Stefan Romano- le respondí con miedo -no se preocupe señor no será necesario, la respetare y cuidare bien de ella- el señor López sonrió con su cara regordeta y me dijo la mano diciéndome -tu paga será alta cada mes, ira subiendo- asentí con mi cabeza muy agradecido, -Mi hija está en la piscina para que la conozcas, buena suerte Stefan- me dijo sonriendo -Gracias por esta oportunidad señor López- me fui de la oficina y me dirigí hacia la piscina, veo a una chica tomando sol, era hermosa, tenía cabello negro y largo, ojos verdes como una laguna, y una piel como arena me acerque y le dije con un poco de tartamudez “Hola soy Stefan, usted debe ser…” me interrumpió y me dijo -Clarissa López, un gusto conocerlo- me dio la mano y me sonrió, tenía una sonrisa hermosa para no verme serio le tiré una sonrisa de vuelta, y ahí fue cuando supe que nos llevaríamos muy bien.