De todos los hombres de negocios en la ciudad de Nueva York tenía que tocarme al que ofendí, perfecto. Bueno, era mi oportunidad de disculparme y de ahí huiría como si se tratara del mismo demonio-
—¿Os conocéis? —La voz de Dylan interrumpió mis pensamientos.
—La joven vino hoy a mi oficina por el puesto de diseñador gráfico. —Caleb no me quitaba la vista de encima.
—¿Qué? Pero ella no tiene ningún tipo de conocimientos en ese campo. —Respondió Dylan un algo perplejo.
—Eso mismo le dije yo, que había gente mucho más cualificada para el puesto, pero se lo tomó muy mal y creo que me tomó por un machista empedernido. Como si fuera mi culpa que solo se presentaran para el puesto hombres. —Suspiró y puso una mano en su frente. Tras escuchar sus palabras me sentía cada vez más avergonzada por mi actitud esa mañana, era el momento de disculparse.
—Señor Harris. —Me levanté para quedar su altura. —Lo siento, lamento haber dicho las cosas que dije, no tenía un buen día y creo que me desquité con usted, mi temperamento no es algo fácil y suelo decir cosas que no debo. Lo siento, debí aceptar que usted tenía razón, esa gente tenía estudios y eran los indicados para el puesto, no como yo. —Dylan y Calen me miraban sorprendidos y en silencio, al parecer ninguno de los dos creía que me disculparía. —Lo siento mucho y lamento haberle hecho perder su tiempo una vez más, me retiro. —Cogí mi currículo y m bolso y me dispuse a salir del restaurante. —Nos vemos Dylan, gracias por todo.
—¿Se va? Vaya, yo que necesitaba un asistente personal con tan buenas referencias. —Las palabras de Caleb me detuvieron.
—¿Qué quiere decir? —Lo miré de reojo.
—Que necesito un asistente y que tienes un buen currículo, a demás de referencias y… Me gusta tu actitud. —Sonreía con superioridad. ¿Estaba diciendo la verdad? —Por lo que si te sientas podremos empezar nuevamente tu entrevista. —Estaba sorprendida por sus palabras no podía creer lo que estaba diciendo, pensé que me odiaría y no querría saber nada de mí, pero me estaba dando una nueva oportunidad.
—Claro, me quedaré gustosa. —Me senté nuevamente en la silla y dejé mis cosas en la mesa. Por una parte creía que me estaba mintiendo, que solo quería darme alas o seguir un plan creado por Dylan y luego no darme el puesto, sea como sea me quedé, pues no perdía nada por intentarlo una vez más.
Caleb se sentó entre Dylan y yo y revisó nuevamente mi currículo.
—Me sorprende que una chica estudiante de medicina haya dejado su carrera en una universidad tan prestigiosa y cara como esa para ser una simple asistente. ¿Qué pasó? —Suspiré y mire a Dylan en busca de apoyo, pero él me hizo un gesto para animarme a hablar. No siempre iba a contar con gente en mi vida para ayudarme y él ya había hecho suficiente.
—Mi padre tenía dinero y me pagó mis estudios en esa universidad, pero por desgracia enfermó de gravedad y tuvimos que usar su dinero para su tratamiento… Falleció hace unos meses, no funcionaron los caros tratamientos en las mejores clínicas, por lo que tuve que dejar la universidad y ponerme a trabajar si quería salir adelante, por suerte no dejó deudas, pero se gastó hasta el último centavo. —Me había inventado una historia no muy alejada de la realidad. Mi padre había muerto y nos habíamos quedado sin nada, lo único que cambié fue la manera en la que perdimos todo, no iba a decirle que el famoso Landon Carpenter le había dejado todo a su amante y a sus hijos los dejó en la miseria.
—Lamento lo de su padre señorita Smith, es una pena lo sucedido y también lo es el haber dejado sus estudios por falta de recursos.
—No es algo tan importante en realidad, soy joven y aún puedo ser doctora en un futuro, solo tengo que conseguir un trabajo estable que permita salir adelante y ahorrar para entrar a una universidad normal y corriente, claro que también está la opción de las becas, tengo buenas notas y eso no sería un problema.
—Veo que lo tiene todo bien planificado. —Apoyó su barbilla entre sus manos. No me quitaba la vista de encima.
—Me gusta planear todo, así es más difícil cometer errores.
—Por lo que leo en su currículo es organizada y es lo que veo. —Cerró la carpeta en la que iban los papeles. —Me gusta su actitud de luchadora y de no dejarse vencer, me gusta que no se calle lo que piense, no me agrada su impulsividad, pero si controla eso sé que haremos un gran equipo usted y yo.
—¿Quiere decir que me dará el puesto? —No podía ser cierto.
—Sí, así es. Quiero que cumpla su sueño de ser doctora y que en su graduación me dé las gracias por haber sido el hombre que tras ser ofendido le dio la oportunidad de trabajar para él y poder pagar así sus estudios. —Me sonrió una vez más.
—¿Es en serio? —No daba crédito a lo que estaba escuchando. —Porque si es así le daré las gracias hasta en mis votos nupciales. —Él dejo escapar una carcajada y junto con Dylan y luego ambos me miraron.