Hay días donde te despiertas y sabes casi al instante, que será un mal día, eso me pasó hoy. Y ahora, mientras veo como mi hermana me sonríe de manera burlona mientras intenta cubrir su desnudez con las sábanas de seda rojas, lo confirmo. Hoy es un día de mierda.
—Esto no es lo que parece. —empieza a decir Derek, mi novio o debería decir, ex novio.
¿Por qué siempre dan la misma patética excusa?
Me cruzo de brazos y no puedo evitar poner los ojos en blanco ante sus palabras, porque al menos esperaba que él sea un poco más creativo con su respuesta. Dime algo mejor que eso, como que fuiste secuestrado por extraterrestres que te lavaron el cerebro y te obligaron acostarte con mi hermana para así evitar que ellos invadan la tierra. Esa excusa sería mejor que la típica de, no es lo que parece.
—No, por supuesto que no— le digo— solo están jugando fútbol y por lo que veo, tú acabas de meter gol, lo que en tu caso es toda una novedad, ya que siempre sueles fallar los tiros al arco e incluso llegas a comerte los penales. ¿Crees que soy idiota, Derek?
Dicho esto, salgo de la habitación y cierro la puerta con fuerza, porque no quiero seguir viendo aquella escena, que ahora tendré grabada para siempre en mi mente. Escucho como Derek me llama, pero no me detengo ¿Para qué? Seguro me va a seguir dando excusas absurdas sobre porque me engañó.
Cuando llego a la puerta para marcharme del departamento de mi hermana, escucho la voz de Sophie, mi hermana mayor.
—Deberías agradecerme—me dice ella—al menos ahora sabes que Derek, no te ama.
No me doy la vuelta, lo último que quiero es ver su sonrisa burlona.
—Gracias, hermana, por librarme de un idiota y demostrarme una vez más que eres una puta.
Salgo del departamento con coraje y solo un pensamiento en mi cabeza: Venganza.
Ojo por ojo y novio por novio.
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Editado: 12.07.2022