Es inviable a veces no hacer cosas estúpidas, tomar decisiones que sabes que no llevarán a nada bueno. A veces nos dejamos llevar por los impulsos del momento y tomamos decisiones que nos traerán catastróficas consecuencias.
Mi vida está llena de malas decisiones.
—Es una mala idea— me dice David, mi mejor amigo— ¿Estas mal de la cabeza? Sí, tu hermana es una perra, pero tú, mi querida Emma, eres mejor que ella.
Sé que es una terrible idea el querer ir al bar donde sé que está Ian, el prometido de Sophie mi hermana y seducirlo para después decirle a mi hermana lo mismo que ella me dijo a mí. Mi ventaja es que yo sé quién es él, pero dudo mucho que él sepa quién soy yo. Sophie es tan narcisista que con suerte y le dijo que tiene una hermana menor.
—Es una mala idea. —me repite David.
—Es una mala idea. — le digo mientras pongo mis manos en sus hombros— Pero es una mala idea que voy a seguir.
Que puedo decir, a veces me gusta caminar directo hacia las desgracias y malas decisiones.
Él eleva las manos en señal de frustración y se lanza en su cama.
— ¿Y si él te reconoce?
—Lo dudo mucho, es Sophie de quien hablamos, dudo que ella me mencionara en algún momento.
Además, yo soy la hermana olvidada que ha vivido en Italia y de la cual nadie habla. Dudo que alguien me reconozca como hermana de Sophie, a veces incluso yo olvido que soy su hermana.
—Buen punto. —me dice David.
Mi hermana conoció a Ian Basset hace un año y decidieron que era amor a primera vista y se comprometieron seis meses después. Una hermosa historia digna de una película de Hallmark. Pero, ni Alex, ni Elizabeth mis mellizos hermanos mayores creen esa mentira de Sophie. Seguro ella lo hizo porque Ian Basset posee una gran fortuna y mi hermana podrá seguir disfrutando de las banalidades que tanto le gustan. Porque a pesar que mi familia también posee una gran fortuna, cuando murió mi padre hace cinco años los negocios quedaron a cargo de Alex y Elizabeth, y Alex siempre limita los gastos de Sophie, algo que a mi hermana le molesta mucho.
Entonces ella va y se consigue una nueva cuenta bancaria que derrochar.
—Tu hermana es una perra con suerte. —me dice David mientras me enseña una foto de Ian—Este hombre está más bueno que el pan recién horneado.
No puedo evitar reírme ante la ocurrencia de David. Me tiro en la cama junto a él y veo las fotos que me está enseñando desde su teléfono.
—Mira que macho te va a quitar tu virginidad. —me dice David mientras pone la pantalla del teléfono en mi cara.
Si, lo sé, virgen a mi edad que estupidez. Pero yo quería esperar y que fuera algo especial, alguien a quien yo quisiera y también me quiera a mí, y eso se debe a todas las novelas románticas que he leído. Después simplemente dejé que el tiempo pasara y ahora aquí estoy, planeando perder la virginidad con el prometido de mi hermana.
Miro la foto. Ian es un hombre serio, de facciones fuertes, muy varonil, con unos fríos ojos oscuros al igual que su cabello. Su mirada es penetrante, intrigante, podría ver esos ojos todo el día.
—Está mucho mejor que Derek. —le digo a David.
—Mira con todas las mujeres que ha salido.
Si, la lista de las novias de Ian parece no tener fin. Dudo mucho que le sea fiel a mi hermana. Son tal para cual.
Me pongo de pie y camino hasta el baño para arreglarme el cabello y ponerme algo de maquillaje. Me pinto los labios de rojo y le sonrió a mi reflejo.
—¿Qué tal me veo? —le pregunto a David cuando salgo del baño—Me gusta este vestido negro, pero no quiero lucir desesperada porque no lo estoy.
David se sienta en la cama y me mira de pies a cabezas. Frunce los labios y se pasa un dedo por su labio inferior.
—Te ves bien, baby.
Le sonrío y le tiendo mi mano.
—Vamos bebé, es hora de acostarme con el novio de mi hermana.
No puedo evitar reírme al ver la expresión de David. Él puede llegar a ser tan dramático.
Salimos del departamento de David y bajamos por el ascensor. David pide un taxi porque ni David, ni yo tenemos licencia de conducir. Yo porque recién hace una semana llegué aquí a Toronto.
Yo me fui a Italia con mi abuelo a estudiar la Universidad y a seguir mi sueño de bailar ballet, he bailado desde que tenía cuatro años, a mi papá nunca le gustó mucho, así que a penas cumplí mi mayoría de edad decidí irme con mi abuelo. Mi abuelo me permitió estudiar ballet con la condición que estudiará la Universidad y así lo hice. También le prometí que cuando terminara la gira en Europa regresaría aquí a Toronto y trabajaría en la Editorial que era de mi abuela. Al igual que mi abuela yo amo los libros y por eso decidí estudiar licenciatura en letras. Fue muy difícil para mí volver, no quería, pero le prometí a mi abuelo y ahora él está muerto, así que me sentía muy mal rompiendo esa promesa. Mi abuelo murió hace ocho meses de un infarto, fue muy difícil para mí.
—Llegamos. —me dice David mientras nos bajamos del taxi.
Miro la discoteca "Blue" una de las mejores que hay aquí en Toronto. No podía esperar menos del gran Ian Basset.
Cuando entramos en la discoteca, David corre a la barra a pedir un par de tragos los cuales yo rechazo de inmediato porque yo no bebo, nunca, bajo ninguna circunstancia. David me pone mala cara y me jala a bailar, y entonces lo veo, era inevitable no fijarme en él.
Alto, con una espalda ancha y una figura imponente. Me bastó solo una mirada a ese sexy hombre para saber que esto es una mala idea.
—No lo voy hacer. —le digo a David— Sí, mi hermana es una zorra, pero yo no tengo que ser igual a ella. Yo soy mejor.
David alza los brazos y grita un sí mientras pasa una mano por mi cabello.
A diferencia de Sophie o Elizabeth yo no soy pelirroja, mi cabello es de un castaño muy claro al igual que el cabello de Alex, y al igual que Alex mis ojos son azules. Soy muy bonita, no me faltan pretendientes, pero no soy muy buena con las relaciones serias. La primera relación sería que tengo ha sido con Derek, él me ha gustado desde que tengo dieciocho. Pero empezamos a salir hace casi un año cuando él viajó a Italia por negocios.
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Editado: 12.07.2022