Todas las personas tenemos secretos, unos secretos son más oscuros que otros, algunos secretos atormentan más que otros. Guardamos esos secretos con mucho cuidado, siempre con el temor que alguien se entere y todo termine. Porque eso traen los secretos: miedo y traen dolor. Todo eso acabaría si tan solo tuviéramos el valor de contar aquellos secretos que tanto nos atormentan. Pero no podemos. ¿Qué nos detiene? ¿Qué me detiene? Quiero contarle a Ian mi secreto, pero las palabras no salen, se quedan atoradas en mi garganta y guardo silencio. Sonrió y le digo que confío en él, le miento y me siento mal al hacerlo. Él confía en mí y yo entiendo lo difícil que fue para él contarme aquellos temores del pasado, pero lo superó, lo hizo porque quería mi perdón.
Yo soy una cobarde que no puede hacer lo mismo, una cobarde que se escuda tras mentiras y un día ese castillo de mentiras que he construido con los años, colapsará y todos los cristales se incrustaran en mi piel, desgarrándome completamente. Al final no quedará nada de mí.
—Bien, cuéntame —le digo a Ian cuando nos sentamos en la arena a contemplar el mar.
El cielo está completamente estrellado, se ve hermoso y mágico. El mar está calmado. Cierro los ojos mientras hundo mis pies en la arena y escucho el relajante sonido del mar.
—No le puedes decir a nadie esto que te voy a contar —me dice Ian—. A nadie.
—Bien, ahora deja el misterio y cuéntame —le digo.
Vuelvo a mirar el mar, siempre me ha gustado venir a la playa en la noche. Caminar sobre la arena fría y pensar. Solía venir mucho aquí cuando estaba en el colegio, venía y me sentada a esperar el amanecer. Varias veces mientras estaba con Derek quise que él me acompañara aquí, pero él nunca quiso. Ahora agradezco eso, sería lamentable tener este momento tan especial compartido con alguien que no lo merece.
—Conocí a tu hermana en una fiesta en Ibiza, yo estaba ahí con Erick de vacaciones. Erick la reconoció porque investigo a mi papá...
No puedo evitar interrumpir su relato.
—¿Tu papá sigue vivo?
Él murmura un sí y prosigue con lo que me estaba contando.
—Erick investigó a mi papá y sabía que Sophie, tu hermana, era la novia de mi papá.
No puedo evitar sorprenderme. ¿Sophie era la novia del papá de Ian? OMG, eso no me lo esperaba.
Trato de no mostrar el asombro y desconcierto, pero por la mirada que me da Ian, no lo consigo del todo.
—Mi padre es un hombre peligroso Emma, solo le importa él y el dinero, tu hermana no es muy diferente a él. Después de esa noche Erick hablo conmigo y me dijo que Sophie podía ser la clave para quitarle unos papeles que tenía mi padre sobre la herencia de mi mamá, en esos papeles decía que mi mamá le dejaba todo lo que le pertenecía a él, son falsos ella jamás nos hubiera hecho eso. Mi madre nos quería —Ian guarda silencio un momento mientras veo en su mirada diferentes emociones—. Necesitábamos ese falso testamento que solo hasta después de la muerte de mi tío salieron a la luz. Así que Erick empezó averiguar sobre Sophie y yo empecé acercarme a ella, pero no fue hasta la muerte de tu abuelo que por fin tuvimos una manera de ambos salir beneficiados. Sophie me necesitaba, tu abuelo dejó estipulado que ella tenía que estar casada si quería su parte de la herencia. Yo me casaría con ella por un año y ella a cambio me daría el falso testamento y el testamento original que solo mi padre tenía. Cuando ella me dio el falso testamento yo le di el anillo y aquí estamos. Ella me pidió que no le diga a nadie, es una de las condiciones que puso, dijo que ninguno de sus hermanos la entenderían.
Y tiene razón, si Alex o Elizabeth se llegan a enterar de esto, harán todo lo posible para que Sophie no vea un solo centavo de la herencia de mi abuelo. Esto es tan complicado, es demasiada información para un solo momento. No puedo dejar de preguntarme en qué momento conoció mi hermana al padre de Ian. ¿Qué hacia ella con él?
No digo nada, no sé qué decir, en realidad no quiero decir nada. Sophie siempre ha sido un problema y mi padre siempre la consintió en todo, en cada capricho, en cada rabieta, en todo y más. No me sorprende nada de lo que ella haga, tampoco me decepciona porque no puedo esperar más de ella.
—La vida es tan complicada.
Ian niega con la cabeza.
—Hay personas que nos complican la vida, lo cual es muy diferente.
Él tiene razón, pero también hay decisiones que tomamos que nos complican la vida.
—Siempre me ha gustado el mar —digo para cambiar de tema.
Funciona, Ian me cuenta sobre lo mucho que a él le gusta el mar y navegar. Me pregunta porque no sé nadar y yo solo me encojo de hombros.
—¿Quién te dio tu primer beso? —la pregunta me toma por sorpresa y me quedo en blanco pensando en que decir.
—Se llama Marcus, estaba en mi clase. Yo tenía catorce años. Nos besamos detrás del escenario al final de una obra escolar, no recuerdo que obra era.
—¿Fue tu primer novio?
Niego con la cabeza.
—No, fue James, el hijo del jardinero. Era dos años mayor que yo. Yo tenía dieciséis, pero Sophie y Elizabeth dicen que él no cuenta. Después de él salí con Derek. Con James duré un año. Era una gran persona y me quería mucho, yo no lo quería o quizás lo quería un poco, estaba con él porque cuidaba de mí.
Que egoístas podemos ser a veces, incluso con sentimientos tan puros como el amor.
—Fue mejor así, James se merece algo mejor.
Ian me acerca a su cuerpo y me abraza.
—No estas obligada amar a alguien solo porque esa persona te ama —me dice Ian.
Él besa mi frente.
—No, pero no está bien jugar con los sentimientos de los demás.
Quizás estaba con James porque él me eligió a mí, no me cambió por Sophie a pesar que ella se le insinuaba casi todo el tiempo. Marcus el primer chico que besé me dijo días después que mi hermana besa mejor. Lloré mucho después de eso, cuando le conté a Alex porque lloraba él fue y terminó peleándose con Marcus, después Marcus me pidió perdón, pero el daño ya estaba hecho y no había ningún lo siento que pudiera remediar aquella nefasta situación.
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Editado: 12.07.2022