CAPÍTULO 2
― ¿Por qué te tardaste tanto? ― me cuestionaron en cuanto subí al auto.
― Me encontré con Louis al salir, y quiso hablar conmigo.
― ¿Le dijiste todo sobre la "araña", esa? ― preguntó Camille, mi abogada y una de mis pocas amigas. Camille es una mujer impresionante, con un cuerpo que muchas envidiarían, pero es su inteligencia y ferocidad en los tribunales lo que realmente la distingue. Como yo, fue abandonada por sus padres de pequeña, aunque en su caso fue criada por una tía.
― Tuve que hacerlo ― suspiré, sabiendo que Camille no iba a estar completamente de acuerdo ― Sabes que mi padre va a hacerle la vida imposible a Frederick cuando se entere de que él tomará el mando del proyecto.
― Aún no entiendo por qué lo apoyas tanto ― Camille me miró con una mezcla de preocupación y curiosidad.
― Necesito un aliado dentro de la empresa ― expliqué, mirando por la ventana ― Mi padre ya no es el de antes; está dejando muchos cabos sueltos, y eso le va a costar su puesto como director tarde o temprano. Frederick, a pesar de todo lo que le ha hecho mi padre, le sigue siendo leal. Pero como simple secretario, no podrá hacer mucho. Es por eso que le estoy dando el mando del proyecto, y ahora con el apoyo de Louis, esos idiotas pensarán dos veces antes de desafiar a mi padre y traicionar la mano que les ha dado de comer durante tantos años.
Camille me observó en silencio durante unos segundos, como evaluando mis intenciones.
― Con estas acciones, me confundes a veces ― dijo finalmente.
― ¿A qué te refieres? ― pregunté, fingiendo no entender.
― Dices que no le tienes mucho aprecio a tus padres, pero con esto demuestras que te importan.
― Lo hago para proteger mi patrimonio, y el de ellos. No voy a permitir que otra persona se beneficie de algo por lo que mi familia ha trabajado durante años ― respondí con firmeza.
― Si tú lo dices ― replicó Camille, aunque su tono indicaba que no estaba completamente convencida.
Seguimos hablando de cosas triviales hasta que llegamos a mi edificio. Cuando intenté bajar del auto, Camille me detuvo.
― Espera, Itzel ― dijo con seriedad ― ¿Estás segura de esto? Sé que llevas mucho tiempo pensando en esta idea, pero tu vida va a cambiar radicalmente. Es como empezar desde cero.
― Tú más que nadie me conoces, Camille ― respondí con una sonrisa tranquila ― Una vez que tomo una decisión, no hay poder en el mundo que me haga cambiarla. Esta vez, voy a tomar las riendas de mi vida.
Ingresé al edificio, despidiéndome de ella. Después de un día tan agotador, lo único que quería era llegar a casa y dormir. Pero al abrir la puerta de mi departamento, me encontré a mi madre en el salón, claramente molesta.
― Buenas noches, madre ― la saludé, tratando de mantener la calma.
― Buenas noches ― respondió con ironía ― ¿Solo eso me vas a decir después de que me enteré de que quieres dejar un proyecto tan importante?
― No te olvides de que también rompí mi compromiso ― añadí, sabiendo que eso solo la enfurecería más.
― ¿De qué me estás hablando, Itzel? ― se alteró, su voz subiendo un tono ― ¿Acaso te volviste loca? Sabes lo que significan este proyecto y el compromiso. No puedes simplemente despertar un día y dar por terminado todo lo que has logrado en tu vida.
― Madre, te diré lo mismo que le dije a papá ― respondí con una paciencia que no sentía realmente ― Esto es algo que llevo meses planeando, no es una decisión de un solo día. Estoy cansada de recibir órdenes y hacer cosas que no quiero. Esta no es la vida que quiero para mí. No me gusta estar con Louis. Solo quiero estar tranquila. Por Dios, mamá, tengo 28 años. Desde que era una niña, lo único que les ha importado a ustedes es mantener el imperio. No les interesa cómo me siento o si es lo que realmente quiero.
― Por Dios, Itzel, sabías en qué te estabas metiendo ― replicó, su tono lleno de desaprobación ― No puedes dejarlo todo tirado así. Eso no es lo que te enseñé. No estás tomando tus responsabilidades como se debe.
― Lo sé, mamá. Pero, como te dije, llevo meses planeando esto. Y si lo que te preocupa es perder dinero, ya encontré un buen reemplazo para el proyecto. De hecho, él se merecía el ascenso. Lleva años sirviendo a papá sin ningún tipo de reconocimiento. Ya era hora. En cuanto a Louis, sé que hay un contrato que especifica que si alguna de las partes tiene relaciones fuera de lo acordado, deberá pagar una indemnización a la familia y al afectado, junto con la ruptura del compromiso.
― ¿Cómo es que...? ― Mi madre comenzó a balbucear, sorprendida.
― Mamá, no me subestimes ― respondí, viendo cómo su rostro se endurecía ― Antes de aceptar algo, investigo si me conviene o no. Eso sí que me lo enseñaron ustedes.
― ¿Y a dónde piensas ir? ― replicó, su tono más calmado, pero aún furioso ― Porque estoy segura de que no te piensas quedar aquí. Si te vas, olvídate de que tienes una madre aquí. No me vas a dejar en ridículo solo por un capricho.
― Es una decisión tomada, madre, y lamento escuchar eso. Pero bueno, era de esperarse. A ustedes solo les importa el dinero y el qué dirán. Y tienes razón, no me voy a quedar en el país. Voy a viajar hasta encontrar un lugar donde asentarme. Después, veré qué hago.