El amor existe

CAPÍTULO 16

CAPÍTULO 16

Con el teléfono en la mano, decido que es hora de contactar a Frederick. La situación es interesante, y cada segundo cuenta. Busco su número en mi lista de contactos y, al encontrarlo, respiro hondo antes de marcar.

El tono de llamada suena y, tras unos segundos que parecen eternos, escucho su voz.

—Hola, Itzel. ¿Qué necesitas? —pregunta, su tono siempre directo.

—Frederick, necesito tu ayuda —le digo, sintiendo que esto podría ser un buen movimiento—. Estoy en una situación complicada.

—Claro, dime qué pasa —responde, su curiosidad evidente.

—He estado hablando con alguien que está investigando un robo en su empresa, y parece que hemos encontrado una pista que podría llevarnos al responsable. Pero necesito que investigues a fondo —explico, manteniendo la calma.

Hay un momento de silencio antes de que Frederick responda, y su voz se torna cautelosa.

—¿Investigando un robo? Itzel, no sé si yo sea la persona adecuada para eso —dice, claramente sorprendido.

—Sé que no es tu trabajo habitual, pero he escuchado algunas cosas sobre ti... sobre tus habilidades —le digo, notando la incredulidad en su tono.

—¿Qué cosas? —pregunta, un destello de preocupación en su voz—. No debería haberte mencionado eso. Es mejor que lo olvides.

—No puedo olvidar esto. Necesito tu ayuda. Hay un rastro de dinero que parece vincularse con uno de los empleados. No tengo un nombre específico, pero creo que está involucrado. Necesito que lo rastrees —le digo, segura de que esto es lo que debo hacer.

—Itzel, tú no sabes de lo que estás hablando. No deberías involucrarte en algo así. Es peligroso y podría meterte en problemas —me advierte, tratando de hacerme desistir.

—Frederick, por favor. No tengo a nadie más en quien confiar en este momento. Mi libertad depende de resolver esto —le digo con firmeza.

—No lo sé... Esto no es un juego. No soy un investigador. Además, no quiero que se entere nadie de lo que hago —responde, su tono cada vez más nervioso.

—Entiendo, pero tus habilidades son justo lo que necesito. Tienes la capacidad de buscar información sin ser detectado. No te pediría esto si no fuera urgente —insisto, confiando en que comprenda la seriedad de la situación.

Después de un largo silencio, finalmente dice: —Está bien. Pero esto queda entre nosotros, ¿entendido? No quiero que nadie más se entere de lo que hago, especialmente tu padre.

—Te doy mi palabra. Te enviaré lo que tengo —le respondo—. Pero Frederick, después de esto, me debes una explicación. No quiero que me sigas ocultando lo que realmente haces.

Hay un ligero suspiro al otro lado de la línea antes de que me responda. —Está bien. Espero poder ayudarte, aunque esto no es algo sencillo.

—Lo sé, pero confío en ti. Gracias por estar dispuesto a ayudar —le digo, sintiendo una mezcla de alivio, nos despedimos y finalmente cuelga.

Cierro los ojos por un momento, tratando de asimilar la conversación. Aunque Frederick no es alguien en quien confíe plenamente, su ayuda es crucial para resolver este rompecabezas. Tomo una respiración profunda y me dispongo a preguntarle a Lorenzo qué información enviaré.

—Lorenzo —le digo al abrir los ojos—, necesito que me digas qué detalles específicos tienes sobre el robo. No quiero que se me escape nada importante cuando le hable a Frederick.

Lorenzo asiente, su mirada se vuelve seria. —Claro, tengo un informe detallado sobre los movimientos sospechosos de algunos empleados y las transferencias de dinero que se han realizado en las últimas semanas. El problema es que las transacciones fueron diseñadas de tal manera que no dejaron rastro, lo que dificulta rastrear quién estuvo detrás de todo.

—Eso suena complicado —respondo, sintiendo que la situación se vuelve más tensa. —Pero Frederick tiene habilidades que podrían ser útiles. Él sabe cómo encontrar información que otros no pueden.

—Además, hay un par de cámaras de seguridad que no han sido revisadas. Si Frederick puede acceder a esas grabaciones, podría ver quién estuvo en el lugar en el momento del robo —añade Lorenzo, su expresión mostrando una mezcla de preocupación y determinación.

—Perfecto —digo, tomando nota mental de todo. —le enviaré la información que me des para que él pueda hacer su trabajo.

Mientras Lorenzo revisa la información que le proporcionó Frederick, yo no dejo de pensar en lo cerca que estoy de recuperar mi libertad. Aunque mis sentimientos hacia los gemelos han crecido, y me he encariñado con ellos, mi prioridad sigue siendo salir de esta situación.

Lorenzo levanta la vista del informe y me observa con una mezcla de gratitud y preocupación.

—Itzel, esto es muy útil. Con esto, podré dar con el culpable y asegurarme de que se haga justicia —dice, su voz más suave que antes.

Asiento, sin mostrar mucho entusiasmo. Aunque me alegra que las cosas avancen, cada paso es solo un medio para alcanzar mi objetivo. Lorenzo parece notar mi falta de emoción y añade:

—Sé que no tienes motivos para ayudarme más allá de lo que te he pedido, pero quería agradecerte. No sé qué habría hecho sin tu ayuda.

—Lo hice por los niños —respondo, mi tono frío pero sincero—. No quiero que ellos sufran por todo esto.

Lorenzo asiente lentamente, comprendiendo mis palabras.

—Te lo prometo, Itzel. Una vez que esto esté resuelto, podrás irte. No tengo intención de retenerte aquí más tiempo del necesario.

Sus palabras me tranquilizan, pero no bajo la guardia. Aún falta que Lorenzo cumpla su parte del trato, y hasta entonces, no podré sentirme completamente libre.

—Entonces, ¿cuál es el siguiente paso? —pregunto, manteniendo la conversación enfocada.

—Voy a reunir a mis abogados y preparar la documentación necesaria para proceder con las denuncias. Pero antes, quiero asegurarme de que todo esté en orden. Te mantendré informada —responde Lorenzo.




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