Un después

Durante años, Luck ha aguantado los abusos y maltratos de su padre hacia él y su madre.

Durante años, Mike y Megan han aguantado los fuertes maltratos y abusos de sus padres.

Durante años han estado sufriendo en silencio, no solo eso les pasa a ellos tres, pero solo ellos tres saben los que les pasa. Las circunstancias han hecho que Luck y Mike se metan hasta el fondo en ilegalidades para mantener lo más a salvo posible a sus seres queridos, para darles lo mejor que podían.

Cada año han crecido, se han hecho más fuertes, han ido aprendiendo a defenderse, a llevar cada situación a su terreno y a aprovechar cada mínimo detalle a su favor. Se han hecho respetables y ahora son los mejores. Pero eso sus padres no lo saben, porque nunca están en casa y solo vuelven a por dinero.

Mike siempre les ha entregado la misma cantidad, aunque le aumentaran la limosna, siempre entregaba lo mismo. Así fue consiguiendo ahorrar, en secreto, para poder mantener a su hermana y a él y poder enviarla a ella a un colegio. Parece increíble, pero lo ha logrado. Ha sobrevivido en ese infierno por y para ella, al igual que su amigo. En cuanto tuvo edad suficiente para poder ganar su primera pelea o carrera ilegal se lanzó. No podía pasar más tiempo, necesitaba darle a Megan lo que él no puedo tener.

Ella solo era una niña viendo la peor cara del mundo, pero como Luck y su hermano eran sus ángeles de la guarda, ella era el motor que hacía a Mike seguir luchando.

En un principio, en aquel pasado tan lejano que parecía hasta un sueño, las cosas habían empezado con una tensión y unas simples bofetadas, pero la cosa había terminado en un alcohólico y una drogadicta pegando, maltratando, amenazando y hasta hiriendo a sus propios hijos por dinero.

Mike había asumido hace tiempo que aquellos ya no eran sus padres, y nunca serían los de Megan; había asumido que debía madurar antes de tiempo para que su tesoro pudiera tener la infancia que se merecía sin importar cuánto le costase ni lo que tuviera que hacer.

Lo había conseguido. En pocas semanas cumpliría los dieciocho y con el dinero ahorrado podría salir de aquel suburbio con su hermana para siempre. Quería irse, irse muy lejos para que aquellos dos sujetos que les dieron la vida no pudieran seguir arruinándosela. Lo único que le pesaba era que su mejor amigo no quisiera ir con él, era como otro hermano, él le había enseñado todo lo que sabía de aquella vida, habían hecho un montón de cosas juntos, habían crecido juntos. Lo extrañaría, pero debía irse y sabía que Luck se las apañaría como siempre.