habían pasado 4 meses después de el accidente de Adam yo aun no superaba el hecho de que no estaba junto a mi, se había ido sin dejarme un carta o algo en lo cual refugiar mi dolor por eso mismo no podia creer que se suicidara y menos de esa forma habiendo tantos testigos el no era así pero de pronto no lo conocía del todo o no se mi cabeza era un rompecabezas que le faltaban muchas piezas de todas formas yo no podia hacer nada mas que esperar el juicio e investigaciones que haría la policía, la única pista viva para mi era la autopsia que arrojaba que horas antes del accidente había luchado con alguien y curiosamente Veronica Johnson y su familia no querían que se realizara un juicio ya que era evidente que era un suicidio según su familia no querían que Veronica estuviera involucrada con un muerto yo igual no permitiría que no se
la circunstancias tan extrañas en las que había muerto Adam.
Todos en estos 4 meses me han tildado de loca según ellos porque me refugio en mi habitación y no salgo de allí a menos porque Jackson me necesite o sea algo importante y cuando creyeron que estaba recuperándome del todo les dije a mis padres que ya no estudiaría literatura si no que mejor estudiaría derecho en ese instante fue cuando todos ya dieron por hecho que estaba loca, hasta Jackson quien apoyaba cualquier cosa que hiciera por mas tonta que esta fuera me reprocho mi decisión y hasta me juro que si no lo reconsideraba mis decisiones apoyaría a mi madre para que me llevaran a una clínica de reposo un tiempo. si era bastante exagerado hacer algo de esa magnitud conmigo pero bueno yo era la loca.
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Era el día del juicio y había logrado levantarme de mi cama y hasta había ido a la universidad para cambiar mi carrera y empezar a mas tardar la siguiente semana sin importar que tan duro fuera iba a investigar que había pasado pero primero tenia que ordenar mis piezas una a una.
-- buenos días pequeña princesa -- se escucho la voz de Jackson irrumpiendo mi cuarto mientras yo terminaba de vestirme para el juicio
-- te eh dicho que no me llames de esa forma -- pronuncie a punto de llorar aun me hacia daño escuchar alguna palabra o frase que me recordara Adam sentía que estaba ahi en esas palabras que el había compuesto para mi
-- discúlpame aun no me acostumbro a llamarte de otra manera -- guardo su mano en uno de los bolcillos de el traje negro y grande que mi madre le había obligado a ponerse según ella porque debíamos vernos como una familia elegante
-- no importa ni yo puedo acostúmbrame aun, pero te prometo que encontrare paz cuando sepa lo que paso-- afirme mientras veía la ventana que conducía a la calle, Jackson no pronuncio mas palabras y solo me abrazo por la cintura poniendo su cabeza en mi hombro.
aunque nunca se lo decía amaba a Jackson era lo único que me quedaba después de todo y la única persona que llego a entender lo que significaba Adam para mi y lo mucho que quería hacer justicia, a veces me sentía culpable porque no le daba el mismo amor a Jackson como lo hice con Adam y no le prestaba tanta atención a sus cosas de igual forma no le cree ningún rencor o al menos eso creo yo.
por alguna razón extraña mi madre había decidido ignorarme hasta que yo pudiera entrar en razón e hiciera las cosas bien por eso el paso por la sala de mi casa fue muy corto no probe ni un bocado antes de salir a pesar de que Jackson me lo pidió, estaba ansiosa y a la vez temerosa sin embargo me mantenía seria y sin pronunciar muchas palabras mas de las que fueran necesarias.
— Estas lista — pregunto Jackson mientras aguardábamos en la puerta a mi madre y mi padre
— Si — respondí con sensatez y fijando mi mirada a el auto rojo que esperaba frente a la casa
—¿Por que ya no que ya no quieres hablarme? — mantuvo la mirada al mismo lugar donde yo también me posaba a ver
— ¿Piensas que estoy loca — pregunte apartando mi vista del auto y poniendo mis ojos en su mirada nerviosa y tímida
aguardo unos cuantos instantes, seguramente pensando un respuesta que no fuera tan hiriente. yo mantenía mi mirada en su rostro pálido y su cabello rubio que casi tocaba sus cejas mientras el seguía cabizbajo sin saber que responder, hasta que sin querer brotaron las palabras de su boca.
— No, solamente quiero cuidar de ti, no quiero perderte — me respondió fijando por fin sus ojos color azul a mi rostro que se mantenía atónito por su respuesta. Jackson y yo éramos muy poco amorosos es mas en toda nuestra vida solo le había dicho "Te amo" unas 3 o 4 veces por eso su respuesta me había sorprendido tanto
— suban al auto o llegaremos tarde — se escucho desde lejos la voz de mi madre avisando que ya estaba descendiendo junto con mi padre por las escaleras. no respondí nada a Jackson y solo me retire hacia el auto, no quería que pensara que estaba débil aunque el lo supiera.
llegamos a la corte justo a tiempo a pesar del trafico, nunca antes había estado aquí, era una gran casa o bueno parecía mas bien un hotel o un hospital , era un gran edificio color naranja y junto a su puerta miles de periodistas que esperaban la llegada de los padres de Veronica Johnson y a ella misma también. " este sera un día duro" pensaba a mis adentros mientras las cámaras comenzaban a luminar mis ojos, ellos solo hacían preguntas a las cuales no podia dar respuesta alguna ya que me sofocaba tener tantas personas a mi alrededor. Jackson solo halo de mi hacia adentro del edificio quitándome del pánico en el que había entrado.
— gracias a Dios entraste en pánico — hablo Jackson mientras aun sostenía mi mano y carcajeaba por mi estado de shock
— me da claustrofobia tener tantas personas a mi alrededor. de igual forma no iba dar ni una sola declaración a la prensa, se que lo podrían usar en mi contra — respondí abrazando un poco su brazo y caminando hacia donde aguardaban mis padres.
— todo va a estar bien te lo prometo — miro sutilmente mis ojos seguido de una sonrisa pálida y sin aliento
— no prometas cosas que no puedes cumplir — se detuvo un momento a pensar en mis palabras tan crueles pero sutiles, y se hizo frente de mi impidiendo que pudiera caminar
— es cierto no puedo hacer que todo este bien, pero si puedo asegurarte que estaré contigo así todos te abandonen — beso mi frente y recordó aquel momento en el que caí por las escaleras y fracture mi brazo aquel día Adam y Jackson se quedaron junto a mi prometieron cuidarme siempre y el sello fue un beso en la frente, siempre que tenia miedo el beso en la frente lo curaba todo sin embargo ¿Cuántos besos en la frente se necesitaban para reparar el alma?
siempre eh vivido cada segundo de mi corta vida apegada a los felices recuerdos de mi infancia en los que malo que bien disfrute a mis dos "hermanos" pero Lo más singular de la infancia, es que por muy pequeños que seamos, no hace falta comprender una situación para sentir su impacto, para padecer el dolor, el desconcierto o el miedo. La edad no nos exime del sufrimiento. Una vez crecemos y la razón ya nos da capacidad para entender todo lo sucedido en ese pasado, las heridas ya han hecho mella en nuestro corazón y lacerado el recuerdo en nuestra mente.
Sufrir malos tratos, crecer sin la presencia de nuestro padre o nuestra madre, perder a alguien, vivir en un hogar desestructurado son realidades que hieren nuestra infancia, instalándose a veces en nuestro interior a modo de traumas hasta el punto de vestirnos con la armadura de la desconfianza, impidiendo que podamos abrirnos a otras personas para formar relaciones duraderas, tiñendo nuestra felicidad con el eco de aquellos días de niñez donde no pudimos establecer unos vínculos de sincero cariño y seguridad personal.
y tal vez ese fue mi problema, la vida me había dado todo que pudiera pedir, hermanos con un amor inimaginable por mi, amor de sobra y aun que me falto algunas cosas muy mínimas, nuca me quitaron del todo la felicidad y por eso mismo justamente cuando me arrebataron parte de lo que para mi era suficiente para ser feliz ya no sabia que hacer con mi vida escribía letras sin sentido y aun peor ya no estaba el para asombrarse de lo que escribía así fuera exageradamente malo; recuerdo la confianza que Adam tenía en mí. Si a él le gustaban hasta mis escritos con mala ortografía y sin sentido, qué importa si lo que escribo no acaba de satisfacerme a mí. Creo que el único motivo por el que he sido capaz de seguir escribiendo todos estos meses, y de entregar mis escritos a la imprenta, es porque sé que Adam hubiera gozado más que nadie al leer todas estas páginas mías que no alcanzó a leer. Que no leerá nunca. Es una de las paradojas de las más tristes de mi vida: casi todo lo que he escrito lo he escrito para alguien que no puede leerme, y este mismo libro no es otra cosa que la carta a la luna.