—Tienen que irse de aquí—le digo al niño y a su padre, mientras mis amigos se encargan de preparar todo para irnos. —Este lugar ya no es seguro.
—Pero, ¿a dónde se supone que debemos ir? No tenemos otro lugar en donde escondernos—el niño me mira desesperanzado.
Lo medito por unos largos segundos, está lejos, pero es un lugar seguro, y sé que nadie los buscará ahí. Les doy la dirección de la casa de los ángeles, segura que estarán más que protegidos ahí, también estoy segura que a mi hermano no le molestará tener un poco de visitas.
—Gracias, por todo—el chico me mira con una leve sonrisa.
Carga sus pequeñas maletas ya hechas, su padre y él se disponen a irse del lugar al igual que los demás.
—Espero verte pronto, mi ángel guardián.
—Todo lo contrario, chico, espero no tener que cubrirte el trasero de nuevo.
Ríe como si le hubiera contado un chiste.
—Ya todo esta listo—Julian se para a mi lado.
—Yo iré con ustedes—Tobias le dice al chico, no comento nada, sé que para Julian él es alguien importante en su vida, por lo que quiere que este lo más seguro posible. Tobias me mira, antes de irse junto al chico y su padre.
—Hasta pronto, mi ángel guardian—se despide el chico dándome un beso en la mejilla.
Sale apurado sin darme oportunidad de decir algo.
—¿Nos vamos? —Julian me mira serio, esperaba ver una emoción ante lo que pasó, pero no hay nada, ¿en verdad ya no siente nada por mí? ¿Ya no le importo en lo absoluto?
—Tengo que hablar con mis amigos primero.
—Aquí estamos Eve—Maia se acerca dejando sus cosas en el piso.
—¿Qué sucede?
—Lo que tengo que decirles es importante, les pido me escuchen primero.
Ambos se miran con el ceño fruncido.
—Te escuchamos—dice Archer.
—Necesito recuperar la daga para abrir el portal del infierno—suspiro antes de continuar. —La perdí en un enfrentamiento con Adam.
—¿Cómo que la perdiste? —Archer cuestiona perplejo.
—El día que escaparon, lo llevé hasta la cabaña donde escondiste la daga—miro a mi amigo, continuo mi relato sin entrar en detalles, dudo que les agrade saber mis métodos para llevarlo ahí. —Obtuve su sangre, abrí el portal y estaba a punto de llamar a todos los demonios, pero me ataco, y me dejo inconsciente, lo siguiente que supe cuando desperté es que desapareció con la daga.
—Mierda—murmura Archer.
—Eso no es lo único, también tengo que confesarte algo—no despego mi vista de mi amigo. —El ritual invoca a todos los demonios, buenos, malos, no tan malos, TODOS.
—Es decir que…
—Ambos regresaríamos al infierno—termino por él.
—No—niega con la cabeza Maia.
—Esa es la única forma de detener esto.
—Maia, ella…
—No, ella no iría, a diferencia de nosotros hay una parte humana en ella que la ata a la tierra. Su cuerpo y alma permanecerá aquí.
—¿Por qué no lo dijiste antes? —pregunta Julian.
—Porque sabía que me hubieras detenido.
—Por eso toda esa mierda de borrarme la memoria…—espeta molesto, nunca lo había escuchado maldecir, y que lo haga ahora me hace ver la furia que siente por dentro.
—Para salvar a los humanos tengo que irme, no veía el caso con atormentarte con algo que ni tu ni yo podemos cambiar.
—Iba a regresar al infierno y no creíste conveniente decírmelo—recrimina Archer.
—Porque tenía un plan, la tengo para que permanezcas aquí.
—Y cual es ese bendito plan tuyo.
—Poseer un cuerpo.
—¡Te perdimos Evelyn! ¡Te perdimos por completo! ¿En verdad crees que yo haría algo así?
—Escúchame, poseerías un cuerpo sin alma, después te liberaría de él y…
—¡Después! ¿Cuándo? ¿Cuándo estuvieras en el infierno?
—No, idiota, antes de irme, cuando el portal estuviera por cerrarse.
—Perdóname, pequeña genio, por no pensar en poseer un maldito cuerpo en descomposición para no tener que regresar al maldito infierno, cuando ni siquiera sabía que tenía que buscar uno en primer lugar.
—Eso ya no importa, tenemos que irnos ahora si no queremos que Adam nos encuentre—Maia es la voz de la razón en este momento.
—Te llevaré a un lugar seguro, después veré la forma de recuperar la daga.
—Yo lo haré, fui yo quien la perdió…
—No, no te dejaremos sola de nuevo, ese es un error que no volveremos a cometer—Julian dice serio.
Salimos de nuestro escondite encontrando la calle vacía, avanzamos con precaución, no porque sea de día podemos andar por las calles con la guardia baja. Un aullido fuerte y claro nos alerta a todos, todo el cabello en mi cuerpo se eriza, puedo sentirlo cerca.
—Esta aquí—les advierto a los demás. El eco de los ladridos de los perros nos avisa que están acercándose. —Sosténganse de las manos—les ordeno, se agarran de las manos, estoy por transportarnos a todos lejos, cuando siento unos dientes incrustarse en mi pierna. Uno de esos malditos perros me mordió. Logro hacer que me suelte, pero más de esas bestias nos rodean.
—¿Pensaron que podían ocultarse de mí para siempre? —Adam aparece sosteniendo la daga.
Archer cubre a Maia detrás de él para que no pueda herirla, demonios emergen de entre los edificios acercándose a nosotros, listos para acatar en cualquier momento que se requiera.
—No dejen que escapen.
Es todo lo que necesita decir para que los demonios y perros se lancen hacia nosotros, me muevo dejando ciego a esos canes y que no puedan atacarnos, un golpe en la parte baja de mi nuca me descoloca, giro antes de que el demonio pueda atacarme de nuevo, golpeo y golpeo hasta que queda inconsciente en el suelo.
Unas manos rodean mi cuello cortándome el oxígeno, lucho con todas mis fuerzas, pero otro demonio se acerca golpeando mi rostro, otra y otra vez, empiezo a ver borroso, mis poderes apenas y logran afectarlos. Me obligo a concentrarme, detengo el golpe del imbécil frente a mí, regreso el golpe más fuerte que él y hago que se retuerza en el piso como el misero animal que es, hecho el codo hacía atrás dejando sin aire al demonio que libera un poco la presión en mi cuello, hecho la cabeza hacía atrás golpeando su rostro, lo golpeo una y otra vez cuando al fin me suelta, lo dejo igual que su compañero en el suelo. Otro demonio se lanza sobre mí, tumbándome al suelo, no logro esquivar sus golpes, siento mi rostro hinchado, lleno de sangre al igual que mi boca, para este punto ya no puedo ver nada.