RAYNARD
Cuando escuché quejidos de la puerta entreabierta de la habitación de Davina todo en mi se puso en alerta, sentí algo dispararse dentro de mi y llegarme tan a dentro que entré allí sin pensármelo. Estaba sufriendo una pesadilla que le hacía llorar hasta dormida, no paraba de decir palabras indescifrables debido a que se mezclaban con sus sollozos, la angustia que ella estaba sintiendo la entendía mejor que nadie. Durante mucho tiempo tuve pesadillas de la muerte de mi familia, de las muertes que había sentenciado con mis propias manos, de inocentes muertos ante mis ojos. Y exactamente algo así quería evitar que a Davina le pasase, sabia que estaba mal protegerla tanto porque la perdí una vez, pero no quería hacerlo.
Levante la cabeza del lavabo después de lavarme la cara mas levantarme, mire mis nudillos que acababa de desvendar, una estúpida sonrisa asomo por mi cara al recordar la noche anterior, de un momento a otro ella solo podía preocuparse por mi y no por su reciente pesadilla.
Ficken (Joder). Estaba verflucht (jodido), desde hacía mucho tiempo llevaba verflucht.
Ayer por la noche tuve que encargarme personalmente que Isaac, el nuevo traficante que sustituía las zonas en las que se movía Caníbal, entendiese quien eier (cojones) mandaba aquí. No tuvo tiempo si quiera a defenderse, pero el Idiot (idiota) hormonado se pensaba que íbamos a ser blandos o benevolentes, y no podía estar mas equivocado.
Mi móvil comenzó a sonar, gire la cabeza hacia la puerta del baño saliendo de allí, me acerque a la mesita de noche que permanecia en el lado derecho de la cama y descolgué el móvil observando el nombre en la pantalla.
Colgue el teléfono guardándolo en mi bolsillo trasero del pantalón de chándal, el bastard (bastardo) de mi hermano era feliz y ficken (joder) me alegraba mas que nadie de verle tan dichoso con aquella chica que le volvía completamente loco.
Me crují el cuello mientras bajaba las escaleras que conducían a la parte central de mi casa justo en frente de la puerta de entrada. Escuche un estornudo provenir de la cocina, sin dudarlo me acerque allí imaginándome de quien era. Davina estaba subida encima de la encimera con un paquete de cereales, aquel paquete que compre para ella dos días después de que hubiese vuelto.
Me acerque agarrándole por debajo del culo, justo en sus piernas. Sus mejillas se sonrojaron mientras giraba sobre sus talones. Apoyo una mano en mi hombro inclinándose hacia adelante, pose mis manos en sus caderas y le ayude a bajar viendo como abrazaba con su otra mano la caja. Su pecho rozo el mío provocando que mi entrepierna se comenzase a poner dura.
Mist (Mierda) Ella no llevaba sujetador y sus pezones rozaron con mis abdominales.
Me estaba poniendo demasiado cachondo, me obligue a moverme por la cocina para coger un par de bols, me tomaría un tazón de leche con aquello de chocolate y nada más que chocolate. Me senté en la isla de la cocina cuando obtuve todos los utensilios necesarios para desayunar, ella imito mi acción sentándose en frente mío, demasiado lejos para mi gusto. Me aclare la garganta mientras removía el tazón.
Alcé una ceja analizándole, no estaba diciéndole que no fuéramos a tener la cita y al parecer ella es lo que había intuido. Aprete los labios curvando una comisura de ellos, ladeé la cabeza dejando caer mi espalda sobre el respaldo de la banqueta.