El Ángel del Infierno.

- QUINCE -

RAYNARD

Cuando escuché quejidos de la puerta entreabierta de la habitación de Davina todo en mi se puso en alerta, sentí algo dispararse dentro de mi y llegarme tan a dentro que entré allí sin pensármelo. Estaba sufriendo una pesadilla que le hacía llorar hasta dormida, no paraba de decir palabras indescifrables debido a que se mezclaban con sus sollozos, la angustia que ella estaba sintiendo la entendía mejor que nadie. Durante mucho tiempo tuve pesadillas de la muerte de mi familia, de las muertes que había sentenciado con mis propias manos, de inocentes muertos ante mis ojos. Y exactamente algo así quería evitar que a Davina le pasase, sabia que estaba mal protegerla tanto porque la perdí una vez, pero no quería hacerlo.

Levante la cabeza del lavabo después de lavarme la cara mas levantarme, mire mis nudillos que acababa de desvendar, una estúpida sonrisa asomo por mi cara al recordar la noche anterior, de un momento a otro ella solo podía preocuparse por mi y no por su reciente pesadilla.

Ficken (Joder). Estaba verflucht (jodido), desde hacía mucho tiempo llevaba verflucht.

Ayer por la noche tuve que encargarme personalmente que Isaac, el nuevo traficante que sustituía las zonas en las que se movía Caníbal, entendiese quien eier (cojones) mandaba aquí. No tuvo tiempo si quiera a defenderse, pero el Idiot (idiota) hormonado se pensaba que íbamos a ser blandos o benevolentes, y no podía estar mas equivocado.

Mi móvil comenzó a sonar, gire la cabeza hacia la puerta del baño saliendo de allí, me acerque a la mesita de noche que permanecia en el lado derecho de la cama y descolgué el móvil observando el nombre en la pantalla.

  • Bruder (Hermano). – Ladee una comisura de mis labios al escuchar la voz de Jakob.
  • Bastard (Bastardo). – Escuché su grave carcajada mientras escucha el sonido del mar de fondo. – Was ist los? (¿Qué sucede?) – Sabia que si me llamaba era algo importante, sino simplemente me mandaría un mensaje.
  • Ich brauche dich, um Andreu Ding jetzt zu machen. (Necesito que hagáis ya lo de Andreu) – Cerré los ojos apretándome el puente de la nariz con la mano libre. – Ich weiβ, es war morgen, aber es muss heute sein. Morgen im Morgengrauen möchte ich, dass Sie früch nach Deutschland zurückkehren. (Se que era mañana, pero tiene que ser hoy. Mañana de madrugada quiero que voléis a primera hora a Alemania.) – La forma en la que me comento aquello me hacía entender que había algo más.
  • Lynx? – Pregunte en un gruñido.
  • Ja. Kaito hat mir eine Nachricht geschick, sie wollen dich morgen Nachmittag am Flughafen abfaange, er hat Andreu verloren und hat keine informationen mehr, Vermute etwas. (Si. Kaito me ha mandado un mensaje, quieren interceptaros mañana por la tarde, han perdido a Andreu y ya no tienen información. Sospechan algo.) – Bufé sentándome en la cama. – Bruder, meine Frau beansprucht mich. Las es mich wissen, wenn du fertig bist. (Hermano, mi mujer me reclama. Avísame cuando acabes.) – Pude escuchar la voz de Aria de fondo decirle algo.
  • Okay bruder, viel Spaβ. (De acuerdo hermano, disfruta). – Me levante de la cama dirigiéndome fuera de mi habitación.
  • Und so sehr, dass ich es tun werde. (Y tanto que lo voy a hacer.) – Escuche un ruido unido con la carcajada de la mujer de mi hermano, para después ser el quien se reía.

Colgue el teléfono guardándolo en mi bolsillo trasero del pantalón de chándal, el bastard (bastardo) de mi hermano era feliz y ficken (joder) me alegraba mas que nadie de verle tan dichoso con aquella chica que le volvía completamente loco.

Me crují el cuello mientras bajaba las escaleras que conducían a la parte central de mi casa justo en frente de la puerta de entrada. Escuche un estornudo provenir de la cocina, sin dudarlo me acerque allí imaginándome de quien era. Davina estaba subida encima de la encimera con un paquete de cereales, aquel paquete que compre para ella dos días después de que hubiese vuelto.

  • ¡Si! – Susurró con una gran sonrisa cuando vio que tipo de cereales eran.
  • Son los que te gustan, ¿verdad? – Se sobresalto perdiendo el equilibrio.

Me acerque agarrándole por debajo del culo, justo en sus piernas. Sus mejillas se sonrojaron mientras giraba sobre sus talones. Apoyo una mano en mi hombro inclinándose hacia adelante, pose mis manos en sus caderas y le ayude a bajar viendo como abrazaba con su otra mano la caja. Su pecho rozo el mío provocando que mi entrepierna se comenzase a poner dura.

Mist (Mierda) Ella no llevaba sujetador y sus pezones rozaron con mis abdominales.

  • Son los que me encantan. – Su voz salió baja y suave, podía notar como su cuerpo reaccionaba ante mí, y eso…

Me estaba poniendo demasiado cachondo, me obligue a moverme por la cocina para coger un par de bols, me tomaría un tazón de leche con aquello de chocolate y nada más que chocolate. Me senté en la isla de la cocina cuando obtuve todos los utensilios necesarios para desayunar, ella imito mi acción sentándose en frente mío, demasiado lejos para mi gusto. Me aclare la garganta mientras removía el tazón.

  • Ha habido un cambio de planes. – Sus ojos me miraron con curiosidad, trago lo que llevaba en la boca. – Se debe hacer lo de Andreu ya. – Suspiro asintiendo apenada.
  • Esta bien, supongo que eso de tener citas no es lo nuestro. – Arrugó la nariz fijando sus ojos a los cereales.

Alcé una ceja analizándole, no estaba diciéndole que no fuéramos a tener la cita y al parecer ella es lo que había intuido. Aprete los labios curvando una comisura de ellos, ladeé la cabeza dejando caer mi espalda sobre el respaldo de la banqueta.

  • Vamos a tener esa cita después. – Volvió a levantar su mirada con un brillo de emoción. – No vamos a cancelar nada.
  • ¿Enserio? – Casi pude notar como gritaba por dentro, me mordí el labio inferior sintiendo toda aquella energía positiva que había comenzado a irradiar.
  • Quería preguntarte… ¿quieres venir al Agujero? – Su rostro cambio por completo, el tono de mi voz sonó bastante serio.




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