El Ángel Dormido

El encuentro

En la Tierra, mucho centenares de años después de esta lucha, por el 1970, un joven vagaba en una ciudad pequeña cerca de un bosque, no tenía un hogar, sus padres habían muerto en un accidente de automóvil en Italia cuando tenía 8, ya ni se acordaba de como eran ellos. Estuvo en una casa de acogida y aunque no lo trataban mal, no era como con su familia, no se sentía cómodo, por eso apenas pudo, puso lo poco que le quedaba en una mochila y se fue.

Luego de 10 años, Luciano había conseguido conocer casi toda Europa, hablaba varios dialectos e idiomas, hacia trabajos donde debía usar su fuerza, ya que no tenía estudios formales, pensaba si encontraba un lugar donde quisiera echar raíces, recién regularizar su educación. Mucha gente buena le ayudó en su camino, algunos de ellos le prestaron libros para que pudiera nivelar sus estudios, así como tuvo que huir de algunos, con la experiencia que tenía ya sabía más o menos distinguir quien sería bueno o no con él.

En ese momento se dio cuenta que debía buscar urgente un trabajo, cuando busco dinero para pagar una hostal, no le quedaba nada, ya anochecía y no veía gente que pudiera recibirlo para dormir, como muchas veces había hecho a lo largo de su vida, se internó en el bosque.

— Oye chico — le gritó uno de los hombres que vivía en la periferia de la aldea.

— Dígame señor — se acercó alegre, pensó que le daría algún trabajo o le ofrecería donde descansar.

— Cuidado si entras allí, hay un espíritu maligno que llegó hace como 2 años, puede que no salgas nunca más — sin decir más se dio vuelta entró a su casa y cerró con llave la puerta.

El muchacho quedó mirando con expresión de que pasó, pero estaba tan cansando y en toda sus andanzas no había visto nada paranormal, así solo se rió por la recomendación, y se adentró en la floresta.

No tuvo suerte pensó, no habían cuevas, ni un lugar para poder acomodarse tranquilo, ya cuando iba a dejarse caer donde estaba, vio una extraña formación, al acercarse vio la silueta de una casa, por dentro se veía luz, aunque no sentía el sonido de un generador, ni vio líneas de alimentación eléctrica. Al principio pensó que era su imaginación que le jugaba una broma por lo agotado que estaba, pero encontró una casa muy linda, se acercó con cuidado, ya que la puerta estaba abierta, adentro vio un ser precioso, con una expresión tranquila, al parecer dormida en medio de una cama, su ropa era inmaculada, ella era la que emitía luz. Quedó tan asombrado que no dio ni un paso más, al rato sintió que atrás de él había alguien.

Cuando se dio vuelta vio un ser de 2 metros, vestido de oscuro, con expresión hosca, su mirada lo intimidó inmediatamente, en una de sus orejas colgaba un pendiente con forma de rayo negro.

— ¿Qué haces aquí? — dijo con voz baja, pero con una frialdad como nunca antes había escuchado el joven, que le hizo tiritar un poco de miedo.

— Yo.... yo ... yo — tartamudeó — solo buscaba donde dormir — miró tratando de recordar por donde había entrado, pero no veía nada más que la inmensa forma del tipo.

El ser miró al humano para analizarlo, no parecía ser un cazador, ni uno de sus ex compañeros. Le divirtió la expresión de joven rubio, aunque por fuera seguía serio.

— No te dijeron que había un espíritu peligroso en este bosque.

— Sí señor... pero no tenía donde descansar.... como le dije — tomó firme el bolso que llevaba en la espalda, empezó a transpirar copiosamente, por el susto. Ahora si estaba casi seguro que no saldría bien de este encuentro.

Luciano no era un cobarde, pero todo lo que vio le pareció tan extraño, que por fin creyó que estaba en frente de un ser sobrenatural.

El hombre alto se apartó, con una sonrisa de lado, y un moviendo de su mano le indicó que se fuera, con el resplandor del ser dormido fue perfectamente visible la puerta.

— Gracias — cuando iba a salir corriendo miró al ser de luz, para bien o para mal, su curiosidad fue más poderosa que su miedo, así que se detuvo — ¿Puedo hacerle una pregunta?

— Dime — el otro lo miró serio.

— ¿Quién es? — apuntó a la durmiente.

— Es mi tesoro, debo cuidarla hasta que pueda despertarla.

— Es la bella durmiente entonces.

— Jajajaja — por fin su expresión cambio — me haces gracia humano, si, es como la bella durmiente.

— ¿Y no sería mejor que le diera el beso para despertarla? — siguió el juego, de verdad estaba intrigado con esas personas.

— Si fuera así de simple.

El demonio recordó las veces que se encontró con algunos ángeles en el trascurso del tiempo que llevaba en la Tierra, que querían rescatar a la dormida.

— Eres un maldito asqueroso ¿Para qué la tienes a tu lado? — le interpeló un arcángel, que quería mucho a la inconsciente, y pudo encontrarlo.

— ¡Que te importa! — el diablo se puso en guardia.

— Me la llevaré, no seguirá estando a merced de tus caprichos. No fue suficiente hacerla caer en el sueño eterno, ahora te aprovechas de su cuerpo, bastardo.

El otro no respondió, sabía que nunca le creerían que lo que pretendía hacer era salvarla, ni que no la había mancillado, ni siquiera le había dado un beso.

La pelea duró poco, el ser del infierno logró derrotar al de alas blancas rápidamente.

— No te la lleves, por favor, deja que me lleve conmigo al cielo — suplicó el vencido, arrastrándose para llegar a la extraña pareja.

El otro lo miró con desprecio y desapareció con su preciosa carga a buscar un mejor escondite.

— Si fuera tan fácil — volvió a decir, cansado el dueño de casa.

El ser oscuro tenía que estar pendiente de los demonios que lo atacaban, y de los seres del paraíso que querían llevarse a la ángel, y seguir con su misión para volverla a la vida, por un momento lo miró escrutándolo.

— Si quieres puedes quedarte por la noche aquí.



#17230 en Fantasía

En el texto hay: angel, amor, demonio

Editado: 06.04.2020

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