- ¿Cómo dices?... ¿Tú madre?.... - preguntó el Príncipe con una clara expresión de sorpresa en su rostro.
Ella sonrió - Sé que es confuso, puedo explicarle todo si lo desea Señor Loxur, pero primero ¿podemos regresar al infierno?. Me estoy helando aquí... - dijo mientras se abrazaba a sí misma.
- Oh, claro, disculpame Petra - respondió, se quitó su saco y la abrigó con él.
La joven se conmovió con su gesto, Loxur imponía tanto respeto que parecía inalcanzable sin embargo ahí estaba siendo un caballero con ella
- ¿Te sientes un poco mejor? - preguntó él.
- Sí... muchas gracias - dijo un poco avergonzada.
- Vamos, regresemos - terminó él y partieron al reino de la Pereza.
Al llegar tomaron asiento nuevamente en aquella roca entre los árboles de sangre.
Loxur esperó paciente a que ella hablase
- ¿Cuál es la historia que conoce sobre mi Señor Loxur? - preguntó ella.
- La leyenda dice que eras una mujer humana con una vida feliz, madre de familia y de mucha belleza, pero una diosa te maldijo por celos y mató a tus hijos para que fueses desdichada... luego a modo de venganza arremetiste contra los humanos y demonios por igual... que hechizas con tus ojos y devorabas la carne de estos insaciablemente.
- Esa historia es correcta, pero aquella no soy yo. Esa fue mi antecesora, la Lamia original, Petra...
- ¿Cómo es eso?...
- Las Lamias también envejecemos y morimos Señor Loxur, no somos eternas, pero a esto nadie lo sabe porque toda nuestra vida vivimos en soledad... por eso es normal que todos piensen que somos la misma criatura que ha vivido por siglos pero no es así...
- ¿Pero entonces tu eres hija de otra Lamia?
- No, nosotras somos infertiles, nacemos cuando otra muere, es decir, en el momento que una Lamia muere otra nace en su lugar... vivimos una a la vez, somos únicas... esa es la verdadera maldición de aquella diosa, estamos condenadas a repetir el ciclo una y otra vez... somos seres nacido para cargar sobre nosotras parte de la desdicha del mundo... no podemos escapar de nuestro destino desgraciado.
- Déjame ver si comprendí, ¿Dices que la leyenda es sobre la Lamia original pero como nadie sabe que ella murió todos creen que quienes la precedieron eran la misma criatura?
- Exactamente.
- Impresionante... ¿Pero cómo sabes todo esto si creciste sola aquí?
- Porque podemos conservar las memorias de nuestras antecesoras...
- ¿Entonces posees los recuerdos de las Lamias anteriores?
- Así es, puedo sentir su dolor y su rencor... supongo que forma parte de la maldición, para que de esa forma los mismos corrompan nuestro corazón y ser aquel monstruo al que todos deben temer.
- Que increíble historia... ¿Y como es que llegaste al mundo humano? ¿Por qué dices que es mujer es tu madre?
Ella lo miro con ternura y con una sonrisa respondió
- Porque lo es... cuando desperté en este mundo apenas era una pequeña serpiente que se arrastraba en el infierno buscando sobrevivir, alimentadome de insectos y hierbas, con el tiempo mi magia fue apareciendo y adquiri forma de Lamia, luego pude transformar mi cola en piernas y así seguí sobreviviendo. Debo admitir que cuando era pequeña, y al estar sola aquí, los recuerdos de mis antecesoras me atormentaban... Y él hambre junto con ellos me llevó a probar la carne del cadáver de un demonio... fue la única vez que lo hice... era horrible... Apenas pude tragar el primer bocado... - dijo ella con pesar, Loxur podía sentir la tristeza en sus palabras, y la joven continuó - Un día vagaba hambrienta con mi apariencia casi humana, creo que por eso nadie me reconoció como la Lamia, y encontré la salida del infierno, así acabé en el mundo humano.
Recuerdo que estaba en el medio de un bosque, era de noche y nevaba. Hacía mucho frio, caminé un poco hasta que el la nieve y el hambre me hicieron sucumbir.
En un momento apareció ante mi una mujer, una humana, su olor era inconfundible. Inmediatamente me golpearon las memorias de aquellas Lamias que sí se alimentaron de humanos en el pasado, sentían su carne deliciosa... deseaba morderla, quería atacarla, pero en un momento ella sacó una manzana de su bolso, me la dio, acarició mi cabeza y me dijo - " Tranquila pequeña, ya no estarás sola..."-. El aroma de aquella manzana quedó grabada para siempre en mi memoria, junto con su cálida mano...
Me cargó en sus brazos y me llevó hasta su casa, aquella que usted vio en el mundo humano, me dijo que se llamaba Amelí y vivía con su esposo Eric. Aquella noche me cuidó y alimentó pero de todo lo que me ofreció lo único que me gustó fueron las manzanas - sonrió - No sabía como decirle quien era yo realmente pero el destino se encargó de eso, pues esa misma noche, a causa del frío y mi débil estado, regresé a mi forma de Lamia...
Ellos estaban sorprendidos, no sabían que pensar, les conté mi historia y cuando terminé Amelí sólo me dijo una cosa " Si no tienes a nadie más en ese lugar quédate con nosotros... si lo deseas puedo ser tu madre". Con sus palabras acarició mi corazón, una extraña sensación me invadió y no pude evitar llorar... Ella me arropó en sus brazos y a partir de ese día me pidió que la llamase " mamá ", pero luego descubrí que su esposo no estaba de acuerdo con aquella decisión, no me terminaba de aceptarme.
Un día discutieron por mi causa, Eric le dijo que no debía aferrarse a mi sólo por que ella no podía tener hijos, que él prefería no ser padre a tener un monstruo como uno, pero mamá le respondió que ella me amaba como a una hija de verdad y que no aceptaría deshacerse de mi como si fuese una cosa, que para ella yo era igual de inocente que cualquier niño humano. Su esposo se negó y terminó abandonándola, lo único que mamá le pidió antes de irse es que conservase el secreto sobre mi, que nadie supiese lo que yo era en realidad para de esa forma estar a salvo y Eric lo respetó.
Me sentía culpable, ella había sido tan amable conmigo y por mi culpa su esposo se había ido, me disculpé con ella y mamá respondió "Petra, Eric no se fue por tu culpa, él se fue porque no me amaba lo suficiente... en las adversidades es cuando se ve la verdad de los seres, la pureza de los sentimientos... Las dificultades sólo pueden romper los vínculos que no son fuertes, porque aquellos que si lo son sólo se vuelven indestructibles... No me importa lo que digan los demás, para mi eres mi hija y los serás hasta el dia en que muera ". Puedo recordar perfectamente cada palabra pues fue el real inicio de nuestra vida juntas...
Me crió como a una verdadera hija, cuidó de mi con todo el amor del mundo, llena de paciencia y bondad. Yo mejoré mi magia y podía permanecer como humana todo el tiempo que deseara, así fue que también comencé a tener relación con las demás personas, podía hacer una vida humana normal. Sé leer y escribir su lengua, hacer su ropas, cocinar su comida, pero lo unico que me gusta de ella son las cosas dulces je, je - rio simpática.
- Ya veo...
- Lamentablemente con el tiempo las noches de invierno se volvían más crueles y no podía evitar regresar aquí para no enfermar en el mundo humano, ella lo entendió y con lo especial que es me hizo esa muñeca que vio en la cueva, así no me sentiría tan sola al quedarme aquí, ella es muy especial, siempre piensa cada detalle.
Loxur sólo admiraba en silencio el brillo en sus ojos al hablar.
- Adoro a esa mujer, me salvó de una vida miserable... Ella lo es todo para mi, no me importa que sea humana, es mi mamá... la cuidaré hasta el último segundo, lo daría todo por su bienestar.
- Es una historia fascinante Petra...
- A diferencia de mis antecesoras yo he sido muy afortunada, aunque el amor es un arma de doble filo...
- ¿Por qué los dices?
- Porque una vez que conoces lo que es el afecto ya no puedes vivir sin él...
- Entiendo...
- Ahora mamá ya es anciana, está enferma, tiene días en los que se siente muy débil... no sé que haré el día que ella muera... no sé como viviré sabiendo que ya no está... Ella es la única que me acepta tal cual soy, la única que me abrió su corazón...
No soy tonta, sé que la mayoría de los humanos no me aceptarían si me viesen en mi verdadera forma... Pero me siento bien estando con ellos... debe pensar que estoy loca - le dijo con una tímida sonrisa.
- Jamás tendría un pensamiento tan irrespetuoso hacia ti, es más, creo que tienes una esencia pura - se sinceró él.
- ¿De verdad?
- Sí, me pareces admirable, veo que eres un ser que lucha contra la adversidad para poder ser lo que realmente quieres ser y no dejarte caer en lo que los demás quieren que seas...
- Señor Loxur... - se conmovió ella y tímidamente le tocó la mano, el corazón del Diablo se aceleró - Muchas gracias, usted es igual de amable que mi madre conmigo... - le sonrió.
- No... no es necesario que me lo agradezcas...- respondió esforzandose por disimular sus nervios - Sólo digo lo que de verdad pienso... Y me hubiese gustado conocerte antes... podría haberte ayudado...
- Yo estoy bien Señor Loxur, como ya le dije he sido muy afortunada... Pero si de verdad desea ayudarme hay algo que sólo usted puede hacer...
- ¿Qué es?
- El destino de las Lamias es nacer, crecer y morir en soledad... ser rechazadas, temidas, odiadas.... Pero usted puede cambiar eso.
- ¿Cómo?
- Dándole una oportunidad de demostrar que puede ser diferente, así como mi madre lo hizo conmigo, nosotras podemos escapar de nuestro aparente destino... sólo necesitamos que nos den una oportunidad... - le pidió con una mirada llena de piedad - Por favor Señor Loxur, proteja a la siguiente Lamia... no la deje sola... Sé que no tengo derecho a pedir algo así, pero es mi más profundo deseo...
- Te lo prometo...
- Se lo agradezco... - dijo ella y una lágrima rodó por su mejilla.
Él se sorprendió - ¿Por qué lloras?...- preguntó.
- De alivio, su promesa alivia el peso de las memorias de las otras Lamias... al saber que tendrán una posibilidad de ser felices...
Aquella muchacha no era consciente de que con su dulzura poco a poco estaba enamorando al Diablo.
- Tranquila, no llores Petra... - le pidió e hizo aparecer una manzana - Toma... sonríe por favor...-
- Que amable... - la aceptó mientras se secaba las lágrimas.
Y quedaron en silencio por un momento.
- Debes estar cansada, ha sido un largo día para ti - comentó él.
- Sí, un poco sí, el frío hace que me canse más.
- Entonces lo mejor sería que te deje descansar...
- No se preocupe Señor Loxur, me gusta hablar con usted.
- Entonces... ¿puedo preguntar algo más?
- Claro - sonrió ella.
- ¿Sólo vives con tu madre en el mundo humano?
- Así es.
- ¿No tienes... pareja?... - preguntó algo nervioso.
- No, no tengo, no me he interesado en nadie por el momento.
- ¿Y ese hombre? Aquel que llamaste Ismael...
- ¿Ismael?, no je je - rio con simpatía - Ismael y yo sólo somos conocidos, él es cliente del lugar donde trabajo, ahí lo conocí. Hace poco que llegó al pueblo, es un joven cazador.
- Pero él parecía pretenderte... - comentó Loxur, quería saber si ella tenía algún interés en aquel muchacho.
- Es verdad, él me pretende pero yo no he aceptado.
- ¿Por qué? ¿No te interesa enamorarte de un humano?
- No es eso, es sólo que ahora no puedo pensar en nadie más que no sea mi madre... no importa si es humano o demonio, yo me enamoraría de cualquiera con quien pudiese ser tal cual soy... quien quiera que sea, si siento que me acepta por completo, le entregaría mi corazón... y si en un futuro Ismael puede hacerlo entonces será él - respondió naturalmente.
Loxur sintió que se le clavó una espina en el pecho, la espina de los celos, ahora no tenía dudas, aquel joven representaba un claro rival para él por el amor de Petra.
- ¿Pero por qué le interesa saber eso? - preguntó ella.
- Bueno es que... si planeas casarte con un humano debo saberlo...- se excusó nervioso.
- Comprendo. Bueno, ahora ya lo sabe todo de mi Señor Loxur, gracias por tomarse el tiempo para conocerme, seguro debe ser una persona muy ocupada.
- Sí, eso es cierto... - el Diablo no había caído en cuenta que sólo se había acercado a ella con la excusa de conocer su origen, pero ahora que ya lo sabía todo no tenía un motivo declarado para seguirla frecuentando - ¿Mañana regresarás al mundo humano? - preguntó.
- Sí señor.
Loxur miro por un momento la cueva y reflexionó - ¿Aquella casa es tu verdadero lugar en el mundo, no es así?.
- Mi lugar siempre estará al lado de la persona que me ame... Aunque sé que estoy maldita me esfrozaré por ser feliz... - respondió segura.
El Príncipe sonrió - Es una excelente decisión...
- Lo único bueno de que todos me creen un monstruo feroz es que nadie intenta atacarme, ni siquiera se acercan, eso me alivia, de lo contrario no creo poder defenderme, no soy tan fuerte como creen - sonrió
- Es verdad, no lo había pensado, pero si lo deseas puedo hacer que un guardián cuide de ti, no dejaré que nadie se meta contigo... - le propuso muy seguro.
Ella se sonrojó levemente - No es necesario Señor Loxur, estaré bien. Disculpeme, no quiero quitarle tiempo.
- No lo haces, pero igual ya es hora de que regrese - dijo con cierto pesar, quería quedarse con ella, pero la realidad es que ya se había ausentado demasiado de sus deberes y no podía no regresar.
- Adiós Petra, fue un placer conocerte -
- El placer fue mío Señor Loxur, si alguna vez necesita algo de mi ya sabe donde encontrarme. Que tenga buena noche. - terminó por decir ella y entró a la cueva, mientras que él se alejó lentamente en silencio.
Una vez más se detuvo a lo lejos a mirar, definitivamente ese desolado paisaje no era un lugar para que un ser tan dulce como Petra viviese. Ella merecía ser feliz, y si esa felicidad estaba al lado de su madre Loxur jamás le impediría ir a verla.
Ya dentro de su habitación en el Palacio, no podía conciliar el sueño, el pensar en la joven no se lo permitía.
Ahora que su aparente "motivo" para acercarse a ella había concluido sintió como una inesperada ansiedad despertaba en él.
Estaba completamente seguro de que no quería dejar de verla, por un lado se reprochaba por no haberle dicho que le interesaba como mujer, pero por el otro sabía que había sido acertado no hacerlo, ya que debido a la preocupación que demostraba por su madre lo más probable es que Petra lo hubiese rechazado al igual que aquel otro joven, así que decidió ser cauto y reflexionar respecto a la situación.
En los días que pasaron Loxur había estado tan ocupado con los asuntos de los reinos que no tuvo tiempo de ir a verla al mundo humano, apenas y podía ir hasta el la cueva a ver si se encontraba pero ella no regresó a dormir, probablemente porque los días ya no eran tan fríos allá.
Se sentía inquieto, extrañaba ver sus ojos, su risa simpática, incluso solía crear manzanas para poder recordar su olor en ellas.
Cuando se dio cuenta de que ya habían pasado muchos días sin saber nada de Petra ya no pudo soportarlo más, tenía que buscarla.
- Karos - lo llamó Loxur.
- Dígame Señor -
- Mañana me ausentaré todo el día, así que te encargo que te ocupes de todo por mi -
- Entendido Señor, ¿Puedo preguntar en dónde estará? Sólo por si surge alguna emergencia.
- En el mundo humano.
- ¿El mundo humano?... ¿Acaso irá a buscar a la señorita Petra?
- Así es.
- Disculpe mi intromisión Señor, pero lo conozco desde que era un niño y es la primera vez que lo veo interesarse por alguien de esa forma, ¿Acaso usted...
- Sí, estoy interesado en Petra, me gusta como mujer - declaró sin problemas.
- Ya veo, cuente conmigo entonces señor, trataré de ocuparme de todo.
- Te lo agradezco. Hace tiempo que no sé nada de ella... Y en el único lugar que la encontraré será allí.
- ¿Se le va a declarar?
- Aún no estoy seguro... Ella no está interesada en tener pareja y temo que me rechace si soy tan directo...
- Entonces sólo debe ser paciente, seguro que al pasar el tiempo ella querrá estar con alguien.
- Eso es lo que me preocupa, que aparezca otro hombre en su vida mientras yo estoy aquí, de hecho ya hay uno y no puedo evitar sentir que puedo perder mi oportunidad con ella...
Al día siguiente Loxur partió al mundo humano, fue hasta la casa pero sólo vio a su madre de lejos, supuso que por la hora ella podía estar en el trabajo así que se dirigió hacia allí en su apariencia humana.
Lentamente se iba acercando mientras pensaba que excusa le daría para justificar su presencia en el lugar, y en un momento, un poco alejado aún, la vio salir del local para regar las plantas que se encontraban en las ventanas del mismo.
Se detuvo a observarla un segundo, la veía hermosa, traía puesto un vivaz vestido rojo y una trenza en su cabello.
Pero cuando estaba a punto de acercarse más, apreció como Ismael la interrumpió un momento para entregarle una rosa.
El Diablo sintió una presión en su pecho, los celos volvían a agitar su corazón y aquella molestia sólo aumentó cuando vio como a aquel joven audazmente tomó la mano de Petra y la besó sin reparo frente a sus ojos...
Continuará...