- Maldita sea... - se mordió los labios el Diablo y saltó por el mismo balcón cayendo así al jardín del Palacio.
- ¡Petra! ¡Petra! - comenzó a llamarla - ¿Vieron a Petra? - preguntó a los sirvientes que andaban por ahí impactados por la situación.
- La Señora pasó hace un momento por aquí, se fue corriendo hacía la salida del Reino Señor - respondió uno de ellos.
- ¡¿Se fue del Reino?!, ¡Maldición! - exclamó Loxur y salió tras ella.
Al verlo irse en búsqueda de la joven uno de los consejeros comentó
- Está completamente hechizado por esa criatura. Si se deja llevar tan fácilmente por los encantos de esa Lamia entonces aún no está preparado para ser un digno sucesor...
Karos no pudo evitar responder ante tal ofensa
- El Señor Loxur a demostrado ser un digno lider de los siete reinos, ¿cuantas pruebas más tiene que pasar para que estén satisfechos?
Ursen lo miró de reojo y respondió
- Cuida tus palabras Karos, somos tus superiores, no nos desafies...
- Lo lamento, pero mi lealtad es sólo con el Señor Loxur y nadie más... ni siquiera con su padre lo traicionaría - dijo inamovible el sirviente - con permiso - terminó y se retiró.
Mientras la buscaba, el Príncipe trataba de pensar que decirle para hacerla volver, como podría borrar aquellas ofensas de los consejeros en su mente, pero en el fondo sentía que nada de lo que pudiese decir sería suficiente. La había llevado a su reino llenándola de ilusiones, de que sería su esposa, la señora de aquel palacio, pero al final resultaba que no podía ni siquiera protegerla de los insultos en su propio hogar, era una situación indignante para él.
Fue hasta el Reino de la Pereza pero no la encontró en la cueva, al final todo indicaba que ella había regresado al mundo humano.
Sin pensarlo dos veces partió hacia el pueblo, llegó hasta su casa y nervioso tocó la puerta.
Nadie respondió, pero la misma estaba sin llave, el Diablo entró.
- ¿Petra?... - preguntó mientras la buscaba con la mirada.
Y al avanzar la encontró sentada en el jardín, al verla se notaba su tristeza pero a la vez transmitía cierta paz, como si allí estuviese tranquila.
- Petra... mi amor...
- Hola Loxur... - lo saludó con una tímida sonrisa - perdóname, pero no podía quedarme después de lo que escuché...
- Pero Petra yo no pienso como ellos, yo te amo más que a nada, jamás me desaría de ti... créeme - le aseguró mientras se inclinaba a su lado.
- Lo sé Loxur... ni por un momento dude de tu amor por mi.
- ¿Entonces por qué...
- Ya oiste a los consejeros de tu padre, ellos no me aceptarán... y si nuestro matrimonio depende de que pueda darte un hijo eso no pasará jamás...
El Diablo apenó su mirada mientras acariciaba sus manos y ella continuó
- Sé lo importante que es tu presencia allá, no quiero causarte problemas, no podemos casarnos... pero te amo tanto que estoy dispuesta a aceptar ser tu amante para poder estar contigo Loxur...
- ¿Qué?
- Lo que oiste... aceptó ser tú amante, pero aquí, ya no quiero regresar al infierno...
El príncipe se conmovió con sus palabras pero enseguida respondió
- Qué dices Petra... yo jamás aceptaría darte ese papel... no hay nadie más digna de ser mi esposa que tú...
- Pero...
- Yo me encargaré de hacer que nuestro matrimonio sea realidad, me enfrentaré a cualquiera para lograrlo, ya lo verás. Así que por favor - dijo mientras sacaba el anillo de su bolsillo - si me amas nunca te quites este anillo Petra... porque simboliza mi mayor deseo hacia ti... el que seas mi esposa...
- Loxur...
- ¿Lo aceptas de nuevo?...
- Sí... - dijo ella emocionada y dejó que el príncipe le colocase el anillo.
- Gracias Petra... no voy a fallarte...
- Loxur... ¿Por qué quieres casarte conmigo?... yo no puedo darte hijos... deberías hacerlo con alguien que sí pueda... - preguntó ella con pena en su voz.
El Diablo sonrió y acariciando su rostro respondió - Otras mujeres podrían tener mis hijos, pero sólo tú puedes tener mi corazón Petra...
Aquel día se quedó con ella hasta el anochecer, la compañía de ella era lo único que necesitaba para ser feliz.
Ya a punto de regresar Loxur nuevamente renovó su promesa
- Petra... sé que no tengo derecho a pedirte que vuelvas conmigo, no pude protegerte en mi propio territorio y eso me avergüenza terriblemente... pero te prometo que serás mi esposa... no voy a ceder...
- Loxur... - dijo ella mientras tomaba su mano y la ponía palma contra palma para terminar entrelazando sus dedos - Yo no necesito casarme contigo para sentir que soy tu mujer, eres tú el que me lo hace sentir con todo el amor que me profesas sólo al mirarme... sólo ven a verme... eso es suficiente para mi...
- Siempre eres tan comprensiva... pero igual no dejaré las cosas así...
- Lo sé...
- ¿Estarás bien aquí?...
- Sí, tú me has hecho más fuerte... - sonrió ella y lo despidió con un apasionado beso.
Al llegar al infierno no podía evitar sentirse frustrado y terminó volteando la puerta principal del Palacio de una patada.
Al oir el estruendo los sirvientes se acercaron.
- Señor Loxur, Bienvenido... - dijo preocupado Karos.
- ¿Dónde están esos infelices?
- Se han ido señor... pero prometieron regresar ...
- Ya veo, ven conmigo Karos.
- Sí señor - dijo este y se marcharon al balcón principal para hablar solos.
- Karos, no quiero que esos tipos vuelvan por aquí, advierteles que si cruzan la puerta los destrozaré - deslizó en un tono amenazante el Diablo.
- No debería enfrentarse con ellos señor, lamentablemente tienen influencia sobre su padre.
- ¿Qué más daño podrían hacerme?... Me quitaron la posibilidad de disfrutar de mi amada en mi propio palacio... no se los perdonaré jamás.
- ¿Cómo se encuentra la Señora Petra?
- Se esfuerza por sonreír pero está dolida... y con toda razón... ¿Puedes creer que me dijo que aceptaría ser mi amante para poder estar conmigo?
- No me sorprende viniendo de ella, es muy claro que lo ama señor.
- Sí... tengo que solucionar esto de inmediato, así que solicita para mañana mismo una audiencia con mi padre, dejar a Petra sola allá no es seguro con ese tipo en el pueblo.
- ¿Se refiere a su rival?
- ¿Rival? Ese tipo no me llega ni a los talones. Pero sí, hay algo en él que no me gusta... y no puedo descifrar que es... haz lo que te encargué Karos.
- Sí señor, con su permiso me retiro - terminó él sirviente y se marchó.
Loxur quedó pensando por un momento y luego se fue a su habitación, al encontrarse sólo en ella no podía controlar su enojo, había disfrutado tanto de tener a Petra con él que ahora ese lugar se sentía vacío, ya nada era igual.
Ver aquel ropero con todos esos vestidos que eligió para ella, sentir su aroma dulce aun en la cama lo angustiaba todavía más. Casi no podía conciliar el sueño, él también ya se había hecho ilusiones de dormir cada noche abrazado a ella y ahora no tenía nada.
Tenía que resolver lo antes posible todo ese conflicto, sólo así lograría convencer a Petra de volver.
Al día siguiente, lleno de determinación, preguntó a su sirviente.
- ¿Obtuviste respuesta de lo que te pedí Karos?
- Sí señor, pero rechazaron la audiencia...
- ¿Qué?
- Dijeron que en este momento su padre no podrá recibirlo pues se está preparando para entrar a su letargo de seis meses.
- ¿Y se supone que debo esperar a que él despierte? De ninguna manera voy a aceptar que me aplasen de esa forma - dijo mientras se ponía de pie - ahora mismo iré a verlo y más vale que me reciba... - terminó y partió directo al reino de su padre.
Al llegar al Palacio de Satanás fue retenido por los guardias en la entrada.
- Disculpe Señor Loxur pero su majestad no puede ser molestado en este momento...
- ¿Acaso están impidiéndome la entrada a mi?...
- Lo siento Señor, pero tenemos órdenes de no dejarlo pasar...
Loxur ya furioso tomó al guardia del cuello y se deshizo de los otros tres que intentaron atacarlo.
- Más te vale que me dejen pasar si no quieren que los mate a todos, estoy muy molesto como para fingir obediencia en este momento...
- Pe- pero... - intentó decir casi sin aire el guardia.
De repente otro se asomó desde dentro del Palacio y dijo
- ¡Déjenlo pasar! El Rey lo permitió.
Loxur soltó al soldado y entró directamente imponiendo así su autoridad.
Pero al llegar al salón principal observó a su padre en compañía de Ursen.
- Hola padre, supongo que ya sabrás por qué estoy aquí, ¿no es así? - dijo mientras miraba de reojo al consejero.
- Sí, ya estoy al tanto de la situación Loxur - respondió Satanás - así que... te has enamorado de la Lamia y pretendes hacerla tu esposa... ¿entendí bien?
- Así es ¿Vas a oponerte?
El Rey lo miró por un momento de forma sería, dio un suspiro y respondió
- Sabes que no me importa con quién se casen Loxur, la única condición es que tengan descendencia con sus esposas. Ya estoy demasiado viejo y me gustaría alcanzar a ver que el linaje se extiende. Pero por lo que me han hecho saber, y conociéndo tu forma de ser, el problema de tu relación con ella es que te aferrarás únicamente a esa mujer... ¿Me equivoco?
- ¿Y que con eso?
- Lo sabía, sé de tu orgullosa fidelidad, eres capaz de no tener hijos nunca sólo por ser leal a ella.
- Esa es mi decisión.
- Lo siento pero no puedo dejar que hagas eso. Debes darme al menos un nieto, y la mujer que lo haga será tu esposa. Conserva a esa muchacha como amante pero si no puede darte un hijo entonces no tendrá el título de esposa.
- No lo haré, no permitiré que le falten el respeto tratándola como una amante - se impusó el joven Diablo.
- ¡Loxur conoces las reglas!, todos los Reyes estamos obligados a tener hijos, no puedes privar al infierno de una poderosa descendencia tuya, eres el último eslabón en la cadena de los Minotauro, no dejaré que desperdicies tu vida al lado de una mujer que no te dará nada. ¡Obedéceme!
Loxur hizo un breve silencio y con una mirada desafiante respondió
- Lo siento padre pero no lo haré, he sido un hijo ejemplar, hasta ahora te he obedecido en todo, aceptado, peleado por ti contra las peores bestias, manteniendo el orden de este lugar pero no cederé ni un centímetro en esto. No aceptaré a ninguna otra mujer que no sea Petra, ella es la única para mi.
- Estás encaprichado por esa mujer...
- No es un capricho, es mi orgullo, amar a Petra es mi orgullo y nadie pasará por encima de él, tarde o temprano tendrás que aceptarlo.
- Has perdido el juicio.
- Créeme que nunca he estado más centrado y seguro de algo en mi vida.
Pese a que te opongas seguiré amando a Petra, y aunque trates de hacer que me case con otra no lo haré, sólo desperdiciarás tu tiempo, porque la amo así como es.
- ¿Esa es tu defensa final?
- Así es.
El Rey estaba sorprendido, nunca antes su hijo lo había desafiado de esa forma, pero sabía que Loxur podía llegar a perder el control si las cosas lo enfurecían, así que tomó una decisión.
- Aquí va mi respuesta... estoy a punto de entrar en mi periodo de letargo de seis meses, aprovecharé ese momento para reflexionar sobre tú situación, pero para evitar que puedas provocar un desastre en mi ausencia sellaré tus poderes de Minotauro. Cuando despierte volveremos a hablar de este tema - sentenció y con un chasquido de sus dedos hizo aparecer una marca en el pecho de Loxur.
- Cómo desees, que tengas un buen descanso padre, pero mi decisión no cambiará dentro de seis meses, ni siquiera en mil años... - terminó por decir el joven y se retiró.
Ursen, que lo había presenciado todo, le preocupó que el Rey pudiese ceder en su opinión y ya solos intervino
- Señor, el joven Príncipe está cegado por esa criatura, no puede permitir que el linaje del Minotauro se pierda por culpa de esa Lamia.
El Rey nuevamente suspiró
- Lo sé, pero conozco a mi hijo mejor que nadie, es terriblemente leal a sus convicciones. Sé que no cederá... bueno, ya es hora de que me retire a mi descanso. Dejo todo en sus manos Ursen - dijo por último y se retiró.
- Cuente con ello señor... - terminó por decir el consejero con cierta intención en su voz.
Luego de aquella discusión con su padre, el joven Diablo se sentía satisfecho con su defensa ante él, pero lamentablemente tenía que esperar a que pasaran aquellos seis meses para tener su respuesta final.
Necesitaba hablar con Petra y fue en su búsqueda, pero al no encontrarla en su casa supuso que había regresado a trabajar en la panadería y partió hacia allá.
Él estaba en lo cierto, la muchacha ya estaba retomando su antigua rutina, adaptándose una vez más a la vida humana.
Iba a su encuentro pero en ese momento observó cómo Ismael se acercaba a ella nuevamente, deseaba golpearlo pero al ver que esta vez estaba en un tono más calmo dejó que conversaran y se acercó a escondidas por otro lado para poder escucharlos.
- Petra... - la nombró Ismael.
- Hola Ismael...
- Yo... quería pedir perdón por lo del otro día... perdí el control...
- Está bien, acepto tus disculpas - sonrió amable ella.
- Pero... si estás aquí ¿Quiere decir que ya no estás con él?... - preguntó esperanzado.
Petra mostró orgullosa su anillo - No te confundas Ismael... con mi prometido sólo tuvimos que posponer la boda por problemas personales, pero mi corazón es sólo para él...
- Petra... Yo te amo... lo sabes... ese hombre solo te hará sufrir... hay algo en el que no me gusta... ven conmigo...
- Por favor ya no insistas... amo a ese hombre y no cambiaré de parecer...
- Pero Petra...
- Adiós Ismael... - terminó por decir la joven y entró de nuevo al local.
El muchacho la observó por un momento y luego se marchó en silencio. Loxur, que lo había escuchado todo, quedó orgulloso de Petra por la defensa respetuosa de su amor, confiaba completamente en ella, pero no podía terminar de relajarse respecto a Ismael.
Esperó a la muchacha hasta la hora de salida
- ¡Lox- Lourent! - se acercó ella y Loxur la abrazó efusivamente.
- Petra...
- ¿Pasó algo? ¿Estás bien?
- Es sólo que te amo tanto... que no puedo controlarme al verte... te extraño...
Ella sonrió - Vamos a casa - dijo mientras le tomaba la mano.
Al llegar a la misma los jóvenes compartieron la cena a gustó y luego de ello, té mediante, Loxur le comentó lo sucedido con su padre.
- Me vuelve loco tener que esperar tanto tiempo para tener una respuesta...
- Tranquilo Loxur... ya te dije que no es necesario que desesperes, yo soy feliz mientras vengas a verme, me conformo con esto.
- Lo siento Petra pero yo no... siento como si te estuviese escondiendo... como si te tratara como a una amante... tu no mereces eso, tienes que estar a mi lado, que todos puedan verte... apreciarte... para mi, mi esposa tiene que despertar cada mañana en mi cama, eres donde deseo estar al final de cada día... te necesito...
- Siempre dices cosas tan lindas Loxur... Aunque tal vez no coincidas con esto, para mi cada vez que vienes aquí es como si fuésemos un matrimonio ya - dijo risueña - se que por nuestras crianzas tenemos conceptos diferentes de matrimonio. Yo crecí viendo a las parejas humanas, y esta es mi idea de estar casados, compartir juntos un mismo hogar amándonos... tal vez sea muy sencilla al lado de la vida de palacio pero no importa donde sea, siempre que estés conmigo yo soy feliz...
El Diablo la abrazó, la sentó sobre su falda y la besó apasionadamente, cada vez estaba más enamorado de ella, decididamente era la única para él, jamás podría dejarla.
Al separarse, Petra recostó su cabeza en el hombro de él y en un momento le susurró al oído
- ¿Puedes quedarte conmigo está noche?... seamos un matrimonio por completo una vez más... - le pidió.
Loxur sonrió y con ojos seductores respondió
- Ya te lo dije Petra... has lo que quieras conmigo... soy tu esclavo... - dijo por último y aquella noche terminaron haciendo el amor en esa casa, reafirmándose una vez más el uno al otro que se amaban sin importar las circunstancias.
Así, el tiempo siguió corriendo y su relación se fortaleció aun más, aunque Loxur sólo podía verla cuando la visitaba en el mundo humano cada encuentro era especial, intenso. Deseaba tanto a aquella joven que se desarmaba en sus brazos con sólo una caricia de sus pequeñas manos. El Diablo transitaba por un camino ambiguo entre el amor y la desesperación, ya que cada vez que volvía a su palacio la falta de ella lo angustiaba, pero se esforzaba por no caer, debía ser paciente y esperar la decisión final de su padre.
De ese modo transcurrieron tres meses desde que Petra había regresado al pueblo, el invierno empezaba a caer nuevamente en aquella tierra pero decidió que esta vez lo tolerariá ya que no quería volver a la cueva. Loxur no estaba muy de acuerdo con su decisión, le preocupaba su bienestar, pero igual la respetó, además de que parecía que Ismael había partido nuevamente a cazar por lo que se tranquilizó pensando en que no la buscaría.
Pero la prueba más difícil para los dos estaba a punto de comenzar...
Un día, el Príncipe se encontraba en su Palacio cuando recibió un aviso urgente de Karos
- Señor Loxur, tiene que ver esto, es importante.
- ¿Qué ocurre Karos?
- Nuestros informantes en el mundo humano han reportado una serie de muertes de demonios en los pueblos de estos.
- ¿Qué dices? - dijo ya tomando el papel.
- Sí, al principio creían que se trataba de casos aislados pero al observarlos en detenimiento todos responde a un mismo patrón.
- ¿Te refieres a que una misma persona lo hace?
- Así es, pese a que los demonios mueren con su apariencia humana todos presentan algo en común, la falta de su corazón...
- ¿Les sacan el corazón?, esa es la forma perfecta de matar a un demonio, sólo alguien que tenga un conocimiento preciso del tema podría saberlo...
- Así es, pero lo más preocupante es que se han dado en los pueblos que rodean al de la Señora Petra.
- ¿Qué?...
- Señor... si se trata de alguien que anda cazando deliberadamente demonios la Señora podría estar en peligro, tiene que traerla aquí.
- Sí, ahora mismo voy por ella, llevaré mi espada y la joya, si algo sucede se los haré saber.
- Entendido Señor, estaremos pendientes - terminó por decir Karos mientras veía partír preocupado al joven Diablo.
Ya era de tarde, casi a punto de oscurecer, Loxur sabía que ese día Petra tenía descanso de su trabajo así que supuso que seguramente estaría en su casa, pero al llegar no la encontró.
La puerta estaba cerrada pero por la ventana todo se veía en orden lo que le daba cierto alivio, aún así no dejó de buscarla.
Lo que Loxur no sabía es que Petra, pese al frío y la tímida nevada, había ido hasta el cementerio a visitar a su madre por cumplirse otro aniversario de mes de su muerte, ella no esperaba que ese día el Diablo fuese a verla ya que anteriormente le había dicho que no podría ir.
-...Bueno mamá, tengo que irme, ya empieza a oscurecer y sé que te enojarías conmigo si me ves tomando frio - dijo risueña en voz baja - Adiós mamá... - se despidió pero al darse la vuelta se sorprendió al ver a Ismael parado apenas un poco alejado de ella.
Traía su ropa de cazador y sus armas encima.
- ¿Ismael? ¿Qué haces aquí? ¿Recién vuelves de cazar? - preguntó ella inocente.
- Petra... - dijo el joven con voz temblorosa, tenía la mirada entristesida y apretaba los puños - ¿Por qué tu...
- Eh? ¿Qué ocurre?
- De todas las personas de este pueblo... ¿Porqué tenías que ser tú?...
- ¿De qué hablas Ismael?... - dijo ya preocupada por lo tenso que se veía.
- Todo este tiempo pensé... que la presencia que sentía a tu alrededor era de un demonio que te acechaba... pero en realidad siempre fuiste tú... tu también eres un demonio...
La joven quedó sin habla, no podía disimular el impacto en su mirada, las piernas casi no le respondían y el continuó
- Supongo que siempre lo supe... pero no quería aceptar que la joven dulce de la que me enamoré era en realidad un demonio... - dijo, rápidamente tomó la ballesta que llevaba colgando en su espalda y apuntó directamente hacia Petra.
- Ismael... quien... eres?... - preguntó ella casi sin aliento.
Sin dejar de apuntarla el muchacho transformó su color de cabello marrón tornándose plata y una aureola apareció sobre su cabeza
- Soy un guardián divino... soy Ismael, sucesor de un arcángel y cazador de demonios que buscan corromper los corazones humanos... estoy en este mundo para mantener el equilibrio... lo siento Petra... pero tú no debes estar aquí... - terminó por decir el joven y el sonido del gatillo apretándose de aquella ballesta enmudeció esa nevada y fría noche...
Continuará...