- ¿Qué... dijiste Sayuri?... ¿Es una broma verdad?... - preguntó impresionado el Diablo.
La joven esbozó un tímida y afligida sonrisa - Veo que tenía razón... mi padre no le dijo nada sobre mi.... ¿Sabe cómo nacen los demonios de Luna Señor Salomón?...
- Sí, ustedes nacen en el mundo humano, en las tierras que su Clan tienen allí, pues los partos se producen bajo la luz de la luna llena...
- Así es, pero... ¿Se ha preguntado que pasa con los bebés que nacen en las noches de eclipse?...
- ¿Noches... de eclipse?...
- "Cada cierto tiempo, una noche, el caprichoso Dios del Sol pretende robarle un hijo a la madre Luna con su oscuridad... un hijo cuya vida promete volver a su seno cuando ambos dioses, durante el día, se vuelvan a cruzar"... así dice la profecía para los niños nacido bajo la penumbra del eclipse...
- ¿Qué significa?...
- Los demonios de la Luna somos las representación de ella en la tierra, absorvemos su energía y la liberamos en la naturaleza, ayudamos a su ciclo. Algunas culturas humanas llegan a venerarnos, hasta nos confunden con otro tipo de criaturas, espíritus, hadas, pero esto es lo que somos, hijos de la madre Luna sueltos en el mundo.
Un demonio Luna promedio renueva sus energías cada Luna llena prolongando así su vida, pero... los nacidos bajo el eclipse no lo hacemos...
- ¿Por qué?...
- Porque la Luna no puede alimentar a un hijo del Sol, y el Sol no puede alimentar a un hijo de la Luna... por eso... nuestra vida sólo dura hasta el próximo eclipse de sol luego de nuestro nacimiento...
El Diablo la observó con impacto en su mirada, Sayuri alzó sus dedos índices y dibujó en el aire un círculo perfecto desde abajo hacia arriba - "...un hijo cuya vida promete volver a su seno cuando ambos dioses, durante el día, se vuelvan a cruzar"... ¿Lo entiende?... cuando el eclipse se vuelva a ver en nuestras tierras en el mundo humano mi vida regresará a ellos...
- ¿Y eso... cuando será?...
Ella nuevamente sonrió con timidez - El próximo eclipse de sol tendrá lugar dentro de siete meses... el día de mi cumpleaños...
- No puede ser...
- Por suerte somos muy pocos los que nacemos bajo el eclipse, diría que casi nadie, pero por esta razón vivimos mucho menos que los demas... los más afortunados viven doscientos años... otros menos, a mi me tocó vivír menos...
- Sayuri... debe haber algo que se pueda hacer...
Ella lo negó con su cabeza - No lo hay Señor Salomón... por eso le dije que este compromiso era en vano... deshaga este compromiso, no se ate a alguien como yo, no vale la pena...
- No puedo deshacerlo...
- ¿Por qué?
- Yo... firmé un acuerdo con tu padre...- apretó los dientes - Sayuri, tengo que confesarte algo... la razón por la que te traje a vivir conmigo es porque temí que la familia de tu padre atentara contra ti...
- ¿Cómo?...- se impresionó.
- Tu padre aceptó darme tu mano en matrimonio a cambio de una cláusula impuesta por él y su esposa... si por alguna razón tu no pudieses casarte conmigo, Kaori será quien lo haga...
- ¿Él... hizo eso?... - murmuró y las lágrimas nuevamente rodaron por sus mejillas - ¿Por qué?...
- Sayuri...
- Él sabe que moriré ese día... que no llegaré a casarme... ¿Por qué?... - sollozaba.
Salomón no pudo soportar verla así y la acercó a él para abrazarla buscando contenerla.
- No llores Sayuri... no vale la pena...
- Nunca pude definir que era exactamente lo que mi padre sentía hacia a mi... cuando busco acercarse a mi durante mi niñez no podía evitar pensar que era culpa o lástima... culpa por haber dejado embarazada y sola a una mujer que quedó viuda muy joven... o lástima por que sabía que yo viviría muy poco... aún así quise darle la oportunidad, y darmela a mi también, de poder tener un padre... pero no esperé esto de él... aunque puedo reconocer la mano de Nanae detrás de esto...
- ¿Has tenido problemas con ella antes?...
- No es un secreto... nunca fui de su agrado... el día en que usted fue por mi buscaba escapar de ella... mi abuelo temió que Nanae pudiese hacerme algo, aunque sé que ella puede ser manipuladora y peligrosa yo nunca temí por que pudiese lastimarme... después de todo ella siempre supo que yo voy a morir pronto, así que sólo debía tolerarme un tiempo y luego se libraría de mi sin tener que hacer nada...
Salomón la retuvo un momento en sus brazos pero luego ella gentilmente se separó - Lo mejor será que me vaya...
- ¿Qué?... ¿Por qué?
- Porque no quiero que se interese en mi... yo ya estaba preparada para vivir el tiempo que me queda de forma sencilla pero sin remordimientos, no quería fijarme en nadie. Sé que para mi hermano y mi abuelo ya es muy duro saber lo que me pasará, así que no pretendía que nadie más sufriese por eso... todo esto es una locura... no tiene sentido que esté atado por un acuerdo a una mujer con la que no se puede casar Señor Salomón... busque la forma de romperlo y olvídese de mi... que su primera esposa sea alguien a quien realmente quiera y no por obligación...
Salomón le tomó las manos - Tú eres la mujer que quiero Sayuri... aunque pudiese no rompería el compromiso... tu y yo nos casaremos... yo te amo...
- No me diga eso...
- ¿Por qué?
- Me hace sentir miedo...
- ¿Miedo?...
- Sí... yo ya estaba preparada para mi destino... pero escucharlo decir que me ama, tenerlo así de cerca... me hace sentir miedo de morir... miedo de no verlo más...
El Diablo simplemente ya no pudo resistirse, tomó el rostro de la joven y la besó con suavidad, lo que no esperó es que Sayuri haría lo propio posando sus pequeñas manos en el rostro de él haciendo que aquel beso tímido se convirtiese en uno lleno de pasión, al separarse Salomón comentó
- ¿Cómo esperas que te deje ir... después de jugar así con mi corazón, mujer?...
- Señor Salomón...
- Dime Salomón, Sayuri... quiero escucharlo...
- Salomón...
El Diablo esbozó una sonrisa y nuevamente la abrazó con fuerza - Tu serás mi mujer...
- Pero Salomón... yo...
- Tu no morirás... vivirás y te casarás conmigo... buscaré la manera... lo prometo...
La joven nuevamente levantó la vista encontrándose con los ojos de él, Salomón se perdió en el brillo de su mirada y ella lentamente se acercó hasta besarlo de nuevo - Pase lo que pase... aunque el eclipse se lleve mi alma... mi corazón se quedará contigo... Salomón... - confesó ella llena de sentimiento y se recostó sobre el pecho del Diablo que no dejaba de retumbar por los latidos de su corazón.
Se quedaron un tiempo más allí en el jardín en un respetuoso silencio, no necesitaban decir nada, sus besos hablaban por sí sólos, en un momento el Diablo la cargó en brazos, ella se sonrojó
- ¡Salomón! ¿Qué haces?
- Te llevo a tu habitación, ya es tarde, estás acostumbrada a dormir temprano ¿Verdad? - sonrió.
- Pero puedo caminar sola...
- De vez en cuando no es malo dejarse concentir ¿Verdad?
- Está bien... - murmuró sonrojada y él subió las escaleras para llevarla hasta su habitación.
La dejó delicadamente en su cama robandole un último beso y se dispuso a retirarse - Buenas noches Sayuri... - dijo ya en la puerta.
- Buenas noches... Salomón, no te desveles - sonrió.
El Diablo hizo lo propio y cerró la puerta, pero en lugar de ir a su habitación bajó las escaleras para ir a su sala personal
- Mirten, ven - lo llamó.
- Sí señor, ¿Qué desea?
- Ve a mi biblioteca y traeme todos los libros sobre los demonios de Luna que consigas, estaré en mi sala personal.
- Entendido Señor - dijo el sirviente y obedeció su pedido.
A los minutos regresó a verlo ya con los libros encima
- Aquí están Señor, estos son todos los libros que hay en su biblioteca.
- Gracias Mirten.
- ¿Ocurre algo Señor? ¿Puedo ayudarlo?
- Ahora no puedo explicarlo pero planeo desvelarme, en cuanto Sayuri despierte quiero que la lleves a ver a su abuelo, y no le digas que estoy aquí, si pregunta responde que salí.
- Como desee Señor ... - respondió extrañado el sirviente y se retiró.
Tal como dijo Salomón pasó la noche investigando sobre la situación, sin duda aquella inesperada confesión lo había imapactado pero no estaba dispuesto a resignarse, debía haber una solución a aquella maldición y de existir él la encontraría.
Las horas pasaron y Mirten cumplió con llevar a la joven a la casa de su abuelo, mientras el Diablo continuaba buscando pistas sin exito, lentamente comenzó a caer en la realidad, de no encontrarla Sayuri moriría...
En un momento la puerta de la sala se abrió y por ella ingresó Kalir
- Hola! Acabo de cruzar a Mirten fuera, me dijo que estás algo extrañ- comentó pero pudo apreciar el gesto preocupado de Salomón - ¿Oye, qué ocurre?
- Siete meses...
- ¿Eh?
- Sayuri se muere, Kalir... y sólo le quedan siete meses de vida...
- ¿De qué rayos estás hablando? Acabo de cruzarla y la vi perfecta.
- No está enferma, está maldita...
- ¿Qué? ... - preguntó Kalir y Salomón procedió a contarle la verdad - Vaya... es increíble.
- Estuve toda la noche investigando, la maldición es verdad, pero apenas se menciona en los libros pues la tratan como una sentencia natural de muerte.
- No tenía idea...
- Se muere, Kalir... y yo... no podré hacer nada para evitarlo... - dijo decepcionado.
- No te resignes ahora Salomón, vamos con Loxur, tal vez él sepa algo más al respecto, recuerda que tiene acceso a información más importante que nosotros.
- Es verdad...
- Vamos ahora, no perdamos tiempo - dijo por último y convenció a su hermano de ir.
Pero al llegar al Palacio de Loxur, Salomón se encontró con una desagradable sorpresa...
- Buenos días Karos.
- Buenos días Señor Salomón, Señor Kalir - saludó el sirviente.
- Necesitamos ver a Loxur ahora.
- En estos momentos el Señor Loxur está en una reunión con el líder de los demonios de Luna, el señor Shumatsu, cuando acabe seguro con gusto los recibirá.
- ¿Qué?... ¿Ese tipo está aquí?
- Así es, están en la sala personal.
Al oírlo Salomón no pudo contenerse y fue directo hacia la sala seguido por detrás por Kalir.
- Esperen, ¿a dónde van? - preguntó Karos y el Diablo abrió directamente la puerta sin tocar, Loxur se sorprendió, efectivamente Shumatsu estaba allí en compañía de su esposa Nanae.
- ¿Salomón? ¿Qué crees que haces entrando así? - preguntó Loxur extrañado por au actitud.
Shumatsu volteó a verlo - Ah! Señor Salomón, que gusto verl- intentó decir pero el Diablo lo tomó por el cuello de su saco y lo elevó unos centímetros del suelo acorralándolo contra la pared.
- Tú, infeliz, ¡¿Por qué no me lo dijiste?! - preguntó el Príncipe lleno de furia.
- ¡¿D- De qué habla?!
- Debes tener mucho coraje para tratar de engañar a un Diablo, desgraciado...
- ¡Salomón! - exclamó sorprendió Loxur por su actitud, era la primera vez que lo veía actuar así.
- Yo no lo engañé... le di lo que quería.
- ¿Qué no me engañaste dices? Pretendiste darme a Sayuri en matrimonio cuando desde un principio sabías que no llegaría a casarse conmigo, sólo la usaste para atarme a tu otra hija.
- No, yo... lo hice por las dos...
- ¿Las dos? No me hagas reír, sólo tienes predilección por Kaori, Sayuri es como una muñeca para ti, la tienes para satisfacer tu ego de líder... para decirte a ti mismo que eres alguien ejemplar cuando en realidad ni siquiera puedes hacer que tu propia esposa la respete con algo tan básico que es dejarla sentar en tu mesa... - deslizó hiriente Salomón.
- ¡No! ¡Porque las quiero a las dos por igual es que lo hice! ¡¿No lo entiende?! Sayuri de todas formas va a morir, sólo quería que tuviese aunque sea por poco tiempo la vida que siempre mereció y yo no le pude dar... pero también aproveché la oportunidad para cumplir el sueño de Kaori que es casarse con usted...
El Diablo apretó los dientes - ¡¿Por qué no me lo dijiste?! ¡¿Por qué no me dijiste que Sayuri estaba maldita?! ¡¿Acaso pretendías que un día despertase y símplemente la encontrase muerta sin explicación en mi Palacio?!
- ¿Cuál es la diferencia? De todos modos no tiene solución...
- ¡Tiempo, infeliz! ¡El tiempo es la diferencia! ¡Desperdicié un mes entero en el que podría haber encontrado una forma de ayudarla!
- No lo hay, no existe...
- Salomón ya déjalo, no vale la pena - murmuró Kalir.
- Debería matarte infeliz...- susurró el Diablo.
- Ya es suficiente - intervino Nanae - mi esposo tiene razón, no hay cura, no existe ningun demonio de Luna nacido bajo el eclipse que haya sobrevivido al eclipse de Sol. Así que, le guste o no, usted se casará con mi hija Kaori, se unirá a nuestra família. No puede retractarse, ya firmó un acuerdo y así será - declaró determinada.
Salomón soltó a Shumatsu y clavó sus ojos en la desafiante mujer.
- Con su permiso Señor Loxur, nos retiramos - dijo y se acercó a su esposo - y usted Señor Salomón, seguramente nos volveremos a ver para el compromiso con Kaori, así que le recomiendo que ni siquiera se moleste en darle un anillo a la bastarda - terminó por decir y se retiró con Shumatsu cerrando la puerta por detrás.
- Vaya... esa mujer es una maldita bruja - comentó Kalir.
- ¿Qué rayos está pasando Salomón? ¿ Qué es todo esto que acaba de suceder? - preguntó Loxur.
- Lo que oíste Loxur, pedí en matrimonio la mano de la hija ilegítima de Shumatsu, pero el accedió a darmela a cambió sólo de una clausula de matrimonio, si Sayuri no pudiese casarse conmigo por alguna razón inmediatamente tendré que desposar a su otra hija. Ante tal cláusula temí por su seguridad, firmé el acuerdo y la llevé a vivir conmigo hace un mes, pero ahora me vengo a enterar que ellos nunca pretendieron atentar contra ella, Sayuri de todos modos iba a morir a causa de una maldición del Clan antes de cumplir la mayoría de edad... esa vieja lo pensó todo...
- Así que firmaste un acuerdo... si hubiese sido que ellos aceptaron sólo tu propuesta de compromiso podrías dejarlo nulo si fuese tu voluntad, pero al poseer ellos un acuerdo firmado por ti ya no se puede deshacer, la firma de un Diablo es imborrable hasta para uno mismo - comentó Loxur ya volviendo a su asiento.
- Lo sé.
- ¿Y para qué viniste aquí? ¿Querías enfrentarlo?
- Ni siquiera sabía que estaba aquí, vine buscando tu ayuda.
- ¿Es por la maldición?
- Así es.
- La maldición del Eclipse en los demonios de Luna es algo ineludible, data desde el origen de su raza y no conozco de nadie que la haya roto...
- Pero tú ayudaste a tu esposa a escapar de su propia maldición - comentó Kalir.
- Yo no hice nada Kalir, lo de Petra fue una mera casualidad ante la ayuda de un humano... pero aun así le llevó años a su cuerpo aceptar la sangre de otra especie para romper la cadena de la Lamia. ¿Cuánto tiempo tienes en este caso?
- Siete meses...- respondió Salomón.
- ¿Siete meses?, vaya, siete meses no es nada en la vida de un demonio...
Salomón apretó el puño en señal de impotencia - Lo sé, pero aun así no puedo aceptar simplemente que se muera...
Loxur lo observó por un momento, nunca antes había visto ese tipo de expresión en él, sin duda su hermano estaba demostrando sentimientos por una mujer.
- Está bien, te prometo que recolectaré toda la información que pueda pero, hasta entonces, manten la calma. Ahora que firmaste ese acuerdo no puedes accionar contra ellos, ¿Lo entiendes verdad?
- Sí - aceptó con pesar el Príncipe y se retiró.
Ya de regreso en su Palacio la falta de sueño empezaba a afectarle pero aun así quería ver a la joven, la buscó por el lugar y la encontró en su habitación, sentada en en una esquina de la cama leyendo un libro.
- Hola Sayuri.
- Bienvenido Salomón - sonrió ella.
- ¿Cómo está tu abuelo? - preguntó mientras se sentaba a su lado en la cama.
- Bien, como de costumbre. Pero tu no te ves bien, ¿Estás cansado? - preguntó mientras pasaba su mano por el rostro de él.
- Sólo tengo un poco de sueño - dijo recostandose en el hombro de ella.
- Entonces ve a dormir.
- Lo haré, pero antes quería verte, para así llevarme tu aroma conmigo... me hace sentir bien...
Sayuri nuevamente sonrió - Que cosas dices Salomón - dijo risueña.
- Sayuri... no sé que haré si ya no puedo sentir tu aroma de nuevo... - pensó para sí e inesperadamente se durmió sobre el hombro de la joven.
Al día siguiente Salomón abrió los ojos y se sorprendió al descubrir que se había quedado dormido sobre la cama de Sayuri, incluso estaba cubierto con su frazada, pero ella no se encontraba allí.
Bajó las escaleras y la encontró en la cocina preparando el desayuno, sonriente, llena de energía.
- Sayuri...
- Oh, buenos días Salomón.
Él la abrazó por detrás rodeando su cintura - Acabo de despertar en tu cama, no me digas que anoche dormimos juntos y no fui consciente de ello... sería un gran frustración para mi - comentó seductor.
- ¿Qué? No ja, ja. Te quedaste dormido en mi cama pero yo me fui a tu habitación - respondió risueña.
- ¿Por qué?
- ¿Cómo que por qué? Yo no estoy lista para compartir la cama con un hombre aun...
- No soy un hombre cualquiera, seré tu esposo.
- Salomón... - murmuró ella con algo de pesar.
- No digas nada Sayuri, ya te lo dije, así será...- afirmó mientras la abrazaba con un poco más de fuerza - ¿Desayunamos?
- Sí - sonrió ella y Salomón se dirigió a la sala principal a esperarla.
Pero en ese preciso momento, en que estaba a punto de tomar asiento, un estruendo se escuchó venir de afuera seguida de una violenta embestida a las puertas principales.
Sayuri y los sirvientes se asomaron por el impacto de aquel sonido y vieron como un enorme tigre blanco de ojos azules ingresaba lleno de furia al Palacio, Salomón se puso de pie en posición de pelear y la bestia hizo lo propio tomando impulso para abalanzarse sobre él con sus filosas garras expuestas.
Rápidamente Sayuri corrió hacia Salomón
- ¡KAITO, NO! - se escuchó en su voz, quedando expuesta entre medio del Diablo y el tigre.
Continuará...