Salomón había citado a Kaori en un lugar de reunion privado, lejos de su Palacio, pues no quería que ella estuviese ni cerca de Sayuri y que mucho menos supiese de su embarazo, de ser así perdería la oportunidad de negociar con ella y quizas provocaría que esta vez Kaori si atentase contra ella por ser la indiscutible madre de su primogénito.
- Bien Señor Salomón, supongo que si me citó para hablar es porque está considerando aceptar mi propuesta...- dijo y nuevamente se quitó el pañuelo que traía en su cuello para dejar ver el hermoso collar en una clara provocación.
- ¿Si acepto hacerlo me darás el collar en cuanto se compruebe el embarazo verdad?
- Así es Señor Salomón.
- ¿Cómo sé que no me engañarás?
- Si necesita que firmemos un acuerdo con gusto lo haré, yo no tengo problemas en hacerlo, ya se lo dije, soy respetuosa de los acuerdos.
- Bien... - suspiró - pero tengo una condición, no lo haremos ni en mi Palacio ni en el tuyo, no quiero que se mezclen las cosas - declaró serio.
Kaori esbozó una sonrisa - ¿Que no se mezclen las cosas?... tarde o temprano lo harán, sólo está postergando lo inevitable...
- Esa es mi unica condición.
- Está bien, pero espero que al menos sea en un lugar romántico. Como se imaginará yo soy casta Señor Salomón y pretendo que mi primera vez sea inolvidable, siendo con usted estoy segura que así será - sonrió.
Salomón no respondió ante ello - ¿Cuándo quieres que lo hagamos? - preguntó ya resignado.
- Lo haremos dentro de veinte días.
- ¿Veinte días? ¿Por qué?
- Porque las demonio de Luna sólo podemos quedar embarazadas en las noches de luna llena, aumenta nuestra fertilidad, y la próxima será en veinte días.
- ¿Fertilidad? ¿Es eso verdad? ¿No estarás aplazando el tiempo a propósito verdad?
- Ja, ja, no Señor Salomón, le aseguro que es verdad. Puede preguntarle a cualquier mujer del Clan si quiere. A menos que quiera hacerlo conmigo antes de tiempo para acostumbrarse a la idea...- deslizó audaz.
- No - respondió molesto - será en veinte días entonces. Yo te enviaré una nota de en dónde lo haremos.
- Perfecto, entonces esperaré su mensaje - dijo y se puso de pie - ¿Lo ve Señor Salomón? Este es el precio por humillar a una demonio de Luna...
- ¿Humillar? - murmuró Salomón.
- Sí, usted nos invitó a su Palacio a compartir una velada con la idea de sellar un compromiso, pero terminó eligiendo a otra mujer a último momento y que ni siquiera era una candidata... y para peor, es una bastarda del Clan. Usted también es de la realeza, sabe perfectamente que lo que hizo fue humillarme - dijo clavando unos ojos desafiantes en él.
- Sayuri también es una princesa, mi princesa, la mujer que amo y aunque que te queme la rabia será mi esposa.
- ¿De verdad? - sonrió - Veremos si a su princesa le quedan deseos de casarse cuando se entere de lo nuestro... adiós Señor Salomón, esperaré por usted... - terminó por decir y se marchó.
Salomón quedó un momento allí, reflexionando sobre la situación, tenía que aceptar que aquél escenario que Kaori había planteado era verdad, ¿Sayuri podría soportar algo así?. Tanto ella como Kaito venían de una familia con otro concepto de valores, de matrimonio monogamo, respetuoso, fiel, y él había prometido a ambos que Sayuri sería su única esposa, pero llegado a esa instancia ya le era difícil pensar con claridad.
Al regresar a su Palacio se encontró con Kalir, quien lo esperaba en su jardín
- Mirten me dijo que fuiste a reunirte con esa víbora, por favor dime que no hiciste nada con ella.
- Sólo hablamos, ya pusimos una fecha para el encuentro...
- Salomón no lo hagas, aun tenemos cinco meses, confía en mí. No te metas con esa mujer, vas a arruinar todo.
- Estoy desesperado Kalir, necesito certezas, no puedo continuar mis días tratando de tener una vida normal con esta incertidumbre... necesito saber que puedo cumplir con mi parte del ritual...
- Dame un poco más de tiempo, sé que estoy cerca de encontrarla Salomón, ten paciencia.
- Ya no puedo tener paciencia... Sayuri está embarazada, Kalir...
- ¡¿Queeeeee?!
- Baja la voz, nadie más que nosotros puede saberlo... si la familia de la víbora se entera podrían hacerle algo.
- Salomón... eres un degenerado hermanito, la embarazaste en su primera vez y ni siquera es mayor de edad aun, con razón ese gato quería sacarte los ojos ese día... ahora entiendo todo.
- No es momento para eso Kalir, lo hecho, hecho está, Sayuri está embarazada y la protegeré con mi vida, haré cualquier cosa por ella.
- Entiendo, pero prestandote al juego de esa bruja no es la manera, te estás involucrando con su propia hermana, la vas a humillar terriblemente.
- No tengo más opción, aunque Kaori quede embarazada no logrará su objetivo, pues Sayuri ya lleva a mi primogénito en su vientre, así que ella es indiscutiblemente mi primera esposa.
- Sabes que no se trata de eso Salomón, no te engañes.
- ¿Qué?
- Puede que se vea obligada a casarse contigo, pero no puedes obligarla a que te ame...
Salomón apretó los dientes y respondió - Lo sé, sé que lastimaré a Sayuri... pero confío en que algún día me perdonará...
- Salomón... - suspiró Kalir al oir aquella ingenuidad en su hermano - ¿Cuando será el encuentro?
- Dentro de veinte días.
- Está bien, puedo ver que ya te decidiste y no te haré cambiar de opinión, pero sólo diré que no abandonaré la búsqueda - terminó por decir y se marchó.
Salomón entró al Palacio y fue hasta la habitación de ellos, Sayuri aun dormía, él se sentó a su lado en la cama y acarició su vientre. La incertidumbre ahogaba su corazón, no quería pensar nada ya, solo abrazarse al anhelo de tener una familia con ella. Ahora que la realidad de lo que significaba la poligamia lo golpeaba se dió cuenta de cuanto había subestimado la situación, que no era algo para lo que estaba preparado y que no todos los seres podían aceptar vivir así, había mujeres como Sayuri que sentían estar destinadas a un solo hombre y él quería correrponder aquello. Entendió que no necesitaba nada más que una mujer que ame de verdad, una familia honesta y no por acuerdos de poder. En un momento la joven despertó
- Salomón...
- Sayuri... ¿Cómo te sientes?
- Bien ¿Dormí mucho?
- Un día...
- Oh... vaya... es extraño escuchar eso aún. ¿Estás sufriendo mucho por esto verdad?... - preguntó al notar pena en su mirada.
- No te preocupes por mi, solo importa que ustedes estén bien. Esto sólo es una etapa que debes transitar Sayuri, cuando terminemos el ritual estarás perfecta y ya no dormirás de esta manera.
- Espero que sí... quiero estar despierta para poder sentir como se mueve el bebé - sonrió.
Ese tipo de afirmaciones clavaban un puñal en el pecho del Diablo y de alguna forma lo incitaban a cumplir su acuerdo con Kaori con tal de salvarla.
- ¿A donde vas? - preguntó Salomón al ver que ella se levantaba de la cama.
- Al jardín, ya paso demasiado tiempo en la cama ¿no crees? - dijo risueña.
- Está bien, yo te llevaré.
- Puedo caminar Salomón, de verdad estoy bien.
- No importa, déjame consentirte... mi princesa...
- Está bien... - aceptó apenas sonrojada y el Diablo la cargó hasta el jardín dónde la dejó sentada en un banco.
Inmediatamente Mirten se acercó con comida para ella.
- ¿Todo esto es para mi? - se sorprendió - es demasiada comida Mirten...
- Yo se lo pedí, debes alimentarte bien, quizas así no tengas que dormir tanto para darle fuerzas al bebé.
- Está bien, trataré de comer lo más que pueda - sonrió.
- Sayuri...
- ¿Sí?
- ¿Es verdad que las mujeres de tu Clan sólo pueden quedar embarazadas las noches de luna llena?
- Es lo que dicen, no creía que fuese cierto, en realidad no pensé que tendría efecto en mi a raíz de que no recibo energía de la luna... pero ya vi que sí...
- ¿Qué?
- La noche en que lo hicimos había luna llena, lo pude sentir... aunque desde el Infierno no la pueda ver sabemos en que fase se encuentra.
- Entonces es verdad...
- Dicen que aumenta la fertilidad y nosotras nos sentimos más... - se avergonzó.
- ¿Más qué?
- Más... "motivadas" por así decirlo...
- Ooh... ya veo...
- ¿Por qué lo preguntas? ¿Todo esto fue demasiado repentino verdad?... lo siento...
- ¿Qué dices Sayuri? Sólo tenía curiosidad, pero ahora que lo dices creo que tendré que huir de ti en esas noches... - sonrió.
- Salomón... no lo digas así... me hace sentir depravada... - se sonrojó aun más.
- Es broma.
- Cuando sea el momento deberemos ir al mundo humano para el parto, no imagino como será... debe ser increíble...
- ¿Mundo humano? - de repente Salomón recordó su promesa a Sayuri de cumplir su deseo de conocer la tierra de su Clan en el mundo humano, debido a todo lo sucedido lo olvidó por completo y ella no lo volvió a mencionar para no ser una carga - ¿Te gustaría que fuésemos esta noche?
- ¿De verdad?
- Sí, acabo de recordar que te lo prometí, así que es una deuda que tengo contigo Sayuri.
- Me encantaría...
- Entonces es un hecho, tendremos una cita esta noche... - terminó por decir y así cumplió.
Con la llegada de la noche, Salomón y Sayuri partieron al mundo humano, las tierras del Clan se encontraban en la zona asiática de los humanos, pero aquellos terrenos estaban protegidos por un muro de espejo, volviendo invisible la aldea de los demonio de Luna ante los ojos humanos. Las misma estaba rodeada de una bella vegetación, hermosas flores, profundos árboles y un inmenso lago que era iluminado por la luz de la luna.
- Que hermoso... esto es como un sueño... - murmuró Sayuri impresionada por el paisaje.
- En verdad que sí, no tenía idea de como era.
- Me siento un poco extraña bajo la luna...
- ¿Extraña? ¿Te sientes mal?
- No... me siento en paz...
- ¿Qué significa eso?
- No lo sé... pero bajo su luz siento como si mi madre me acunase... me siento bien... - dijo y se acercó a algunos capullos de flores cerca del lago - ¿Has visto lo que un demonio de Luna puede hacer, Salomón? - preguntó.
- No... solo a los hombres, ver como se convierten en bestias.
- Las mujeres no podemos hacer eso - sonrió - pero podemos hacer esto... - dijo y con la punta de su dedo tocó cada capullo y estos se abrieron convirtiéndose en hermosas flores impulsadas por la energía de la luna a través de ella.
- Vaya...
- ¿Lo ves? Somos transmisoras de la energía de la luna en la tierra - sonrió y luego entró tímidamente en el agua.
- Sayuri esper-
- Tranquilo Salomón, estoy bien, no siento frío... - dijo y con sus manos tomó un poco de agua y la arrojó al aire convirtiendo aquellas gotas en pequeñas luces a su alrededor.
Salomón solo la admiraba en silencio mientras ella lo hacía una y otra vez, era un espectáculo hermoso, pero lo que lo hacía perfecto sin duda era Sayuri, su belleza era indiscutible, era sin duda la mujer más hermosa que hubiese conocido. Lo quería todo de ella, su amor, su sonrisa, su cuerpo, una familia, tenerla siempre, cada día, cada noche, pero el fantasma de poder perderla lo atormentaba...
Lentamente entró al agua con ella, la abrazó con fuerza - Sayuri...- suspiró y seguidamente le dio un tierno beso - Pase lo que pase... por favor no olvides que siempre te amaré... que mi corazón es solo tuyo... - declaró.
- Salomón... ¿Por qué dices eso?...
- Sólo quiero decirlo... porque nunca sé cuanto tiempo dormirás... por eso cada vez que pueda te lo diré...
- Yo también te amo... gracias por cumplir mis deseos Salomón... por cumplir lo que prometes...
El Diablo se moría por decir mucho más, pedirle que no lo odiase, que pasara lo que pasara siempre recordase aquellas palabras, que la unica para él siempre sería ella, pero ni siqueira se atrevía a insinuarlo pues podría despertar sospechas en Sayuri y hacer que se preocupase.
Al regresar a su Palacio, Salomón nuevamente la cargó en brazos hasta su habitación, curiosamente ella aun no tenía sueño y abrazada a su cuello le susurró - Salomón... ¿Podemos hacer el amor de nuevo?...
- ¿Qué?... - se sorprendió él - pero Sayuri... estás embarazada...
- ¿Pero podemos hacerlo igual verdad?... aun no tengo barriga - dijo risueña.
- Bueno, yo... no lo sé...
- Por favor Salomón... amame mientras aún pueda estar despierta... - murmuró y lo besó con intensidad mientras su ropa se deslizaba en ella hasta caer.
Al tener contacto con su piel nuevamente la pasión comenzó arder en su pecho, no podía controlarlo, su atracción por ella lo dominaba, era sin duda la dueña de su corazón.
Luego de aquella hermosa noche juntos Sayuri durmió durante dos días, definitivamente el cansancio comenzaba a ser mayor en ella, pero lo que Salomón no tenía idea es cuan fertil podía volver la luna llena a las demonio de Luna hasta que un día en que Arza lo visitó para controlar a Sayuri...
- Vaya... Felicidades Señor Salomón... son dos... - comentó el espectro delante de Salomón y Kaito, quien había ido de visita.
- ¿Dos qué? - preguntó algo ingenuo.
- Dos niños... tendrá gemelos Señor Salomón.
- ¡¿Ge-Gemelos?! - preguntó sorprendió Kaito.
- Así es, puedo sentir dos vidas en su vientre... - aseguró.
Salomón no podía salir de su asombro, jamás imaginó que ella podría esperar gemelos.
- Felicidades señora Sayuri... ¿Cómo se siente?
- Gracias Arza... Bien... aunque algo cansada... creo que quiero dormir... - murmuró.
- Pero... apenas lleva despierta medio día... - comentó Salomón preocupado.
- Entonces descanse Señora, que tenga dulces sueños - dijo el espectro y Sayuri cayó nuevamente bajo un profundo sueño. Se acercó a ambos jóvenes y comentó - Esto es normal Señor Salomón, ahora que sabemos que carga con dos niños dormirá más seguido, incluso antes de lo que preveíamos...
- Entiendo...
- Llámeme si necesita algo más de mi, pero estaré esperando su confirmación sobre el ritual.
- Así será...
- Adiós señores... - dijo y se retiró.
Al quedar sólos Kaito comentó - Vaya... dos niños... estoy impactado...
- Yo igual...
- Dime que ya tienes noticias del tesoro.
- No te preocupes, dalo por hecho...
- Bien... no sé que tengas que hacer pero Sayuri no puede morir... tiene que vivir para criar a sus niños...
- Lo sé y así será... - dijo resignado.
Ahora que sabía que Sayuri hacía un increíble esfuerzo por mantener con vida a sus hijos él no podía resignarse, debía salvarla a cualqueir costo y así el tan temido día de luna llena llegó...
Salomón había citado a Kaori en lugar privado en el mundo humano para que nadie supiese de su reunion, observó a Sayuri dormir una vez más antes de marcharse, sentía que el corazón se le partía. Su cuerpo podría estar con Kaori pero su alma se quedaba en esa habitación con ella tras cerrar la puerta.
Lentamente se dirigió a la salida del Palacio, atravesó el jardín listo para partir al mundo humano pero alguien lo sorprendió...
- ¿A dónde rayos vas? ¿ya te resignaste a ser un prostituto? -Se burló Kalir.
- ¿Kalir? No estoy de humor para bromas, me llevó demasiado tiempo tomar esta decisión.
- ¿Y por qué crees que estoy aqui? He venido a salvarte de la esclavitud sexual, hermanito - sonrió.
- ¿Qué?...
- Te dije que confiaras en mi, ya sé dónde está la espada.
Salomón quedó enmudecido pero luego esbozó una sonrisa - te tardaste, desgraciado - dijo burlón.
- Lo sé, pero te lo advierto, no será nada fácil conseguirla...
Continuará...