- ¿Qué haces? - preguntó serio Hazar
- Tío Hazar, lo siento, no... - respondió temerosa al ver su gesto adusto.
- Cierrala.
- Pero yo-
- ¡Que la cierres dije! - exclamó ya molesto y la pequeña tembló con lágrimas en sus ojos.
Al oír aquel grito en la voz de Hazar, Thurksen, salió corriendo dispuesto a interferir temiendo que pudiese perder el control con la princesa. Aunque su preocupación de desvaneció al irse acercando y escuchar al Diablo hablar nuevamente, pero esta vez de forma más serena.
- Lo siento... - murmuró acercándose a la pequeña y se incó a su lado - disculpame, no quería gritarte... No llores, por favor... - continuó y amablemente le secó las lágrimas con su mano - Es sólo que esto es algo muy triste para mi...
- ¿Triste?...
- Sí... porque hace más de veinte años que no escuchaba esa melodía...
- ¿A si?
- Sí... esta caja musical es un obsequio que pretendía darle a Anna hace muchos años... pero no pude.
- ¿Quien es Anna?
- Anna es la novia que perdí...
- Oh... ¿Cómo la perdiste? ¿Ella está enojada contigo?
Hazar dejó ver una tímida sonrisa - No... Ella era humana, enfermó y murió muy joven... así la perdí.
- Oh... lo siento... entonces, este anillo ¿Era para ella?
- Sí...
- ¿Te ibas a casar?
- Tal vez, si ella decía que sí, sí...
- ¿Crees que te hubiese dicho que no?
- Era una posibilidad...
- ¿Por qué?
- Porque yo... la dejé sola cuando más me necesitaba...
- ¿Qué quieres decir?
- Eso... la abandoné sin saber que estaba enferma, y cuando quise regresar a su lado ya no estaba... se había ido para siempre.
- Oh... pero ¿por qué la dejaste? ¿No la querías?
- Claro que la quería.
- ¿Entonces?...
Hazar resignó su mirada y respondió - Por idiota... La dejé por imbécil... Tú eres muy pequeña para entenderlo, pero a veces los adultos no somos tan libres como pensamos...
- ¿No?
- No, y peor aún los Reyes y príncipes. Tenemos responsabilidades, cosas que van más allá de lo que podemos tener. En mi caso, el amor entre un vampiro y un humano está mal visto...
- ¿Por qué?
- Porque algunas razas de demonios debemos cuidar que la pureza de la sangre se conserve...
- Entonces ¿Por qué no te enamoraste de una vampiro?
- Porque la conocí a ella... - la melodía terminó y Hazar tomó el anillo en sus manos - mi situación cómo líder del Clan de los Vampiros me obligaba a dejarla, la gente de mi raza jamás hubiese visto con buenos ojos nuestra relación, pero yo... simplemente no podía no quererla... Anna era de esas personas que te obligaba a pensar todo el tiempo en ella, de las que te vuelves dependiente de su amor... Aquel día me fui de su vida sin siquiera decirle adiós, simplemente desaparecí, no podía mirarla a los ojos y decirle "Ya no regresaré", porque en realidad no quería hacerlo... quería quedarme con ella, pero al mismo tiempo la ponía en peligro, los vampiros somos una raza orgullosa y peligrosa, para nosotros los humanos son alimento, ganado... Así de compleja era la situación.
- Oh... ya veo...
- Yo nunca... pude decirle honestamente cuanto la amaba... - dijo mientras se tapa el rostro a medias con su mano intentado cubrir su expresión de tristeza - No... nunca pude... a pesar de que ella lo hacía una y otra vez... siempre fue tan sincera... su voz ni siquiera temblaba cuando me decía "Te amo"... y yo, como un idiota, una y otra vez evadia decirlo... no quería aceptarlo... ¿Por qué?... ¿Por qué lo hice?... "Te amo Anna"... "Te amo Anna"... tan simple... tan puro... y no lo hice... no pude... y ahora que lo pienso... tal vez nunca estuvo segura de lo que sentía por ella... quizas en algún lugar de su corazón deseó que fuese amor... pero nunca lo pudo confirmar... y menos con mi estupida forma de ser...
- Tal vez ella si sabía que la querias... por eso quiso ser tu novia.
- No siempre funciona así, pequeña, a veces no alcanza con "suponer" que alguien te ama... necesitas escucharlo... algo que lo afirme... que te haga sentir seguro... y yo no fui capaz de ni siquiera darle un estúpido anillo... algo que la hiciese sentir amada...
- ¿Y no sueñas con ella?
-¿Soñar?...
- Sí, dicen que cuando extrañas mucho a alguien tu corazón llama a esa persona que ya no está y te habla atraves de los sueños, eso es lo que dicen mis amigas en el mundo humano...
- No, nunca he soñado con ella... ni una sola vez desde que la perdí... tampoco lo espero, Anna jamás me hablaría en sueños... ella debe estar enojada, decepcionada de mi... y tiene razón... De sólo imaginar que murió sola, esperando un gesto de mi... me destroza, me vuelve loco, si tan sólo la hubiese hecho mi esposa... si me hubiese quedado con ella... habría descubierto su enfermedad, la habría sanado, aunque me castigasen... ella estaría viva... - dijo y volvió a colocar el anillo dentro de la caja - El día que me decidí a regresar con ella mandé a hacer esta caja, su melodía es la de una caja musical que vimos una vez en el mundo humano. En su momento no le di importancia, pues me pareció bastante común, poco llamativa, pero cuando pensaba en qué podía obsequiarle para regresar a su lado a mi mente vino aquella melodía y su recuerdo... para ella era hemosa, yo le dije que me parecía demasiado simple, y Anna respondió que "la belleza de cada cosa no depende de como se vea sino del valor que uno le da"... Y el tiempo que estuve lejos de ella lo entendí, a los ojos de los demás vampiros Anna podía parecer una mujer común, poco llamativa, por ser sólo una humana, pero para mi era invaluable... Esta caja representa una gran frustración para mí... no quería volver a escuchar esa melodía, pero tampoco podía deshacerme de ella, no tuve el valor... Es una gran contradicción, como todo en mi vida...
Siry lo observó un momento en silencio y él continuó.
- Yo... sólo quería decirle aunque sea una vez que la amaba... liberar este sentimiento que me quema el pecho desde hace años... es todo lo que quería...
Ella cerró la caja y la dejó con mucho cuidado sobre la mesa para luego darle un fuerte abrazo rodeando su cuello. Hazar no pudo evitar sorprenderse por aquella acción.
- ¿Q-Qué haces? - preguntó.
- Te doy un abrazo. Cuando estoy triste me gusta que me abrazen... ¿ A ti no?
Hazar sintió como una profunda lágrima llena de dolor escapó de él y sus temblorosas manos se aferraron a ella, luego de tantos años de soledad por fin volvía a sentir un gesto de amor sincero.
- Sí... - respondió en un susurro y se dejó abrazar por esas pequeñas manos que buscaban consolar un dolor que ella jamás podría comprender.
Al oír aquello, desde la distancia, Thurksen se retiró lentamente en silencio para no llamar la atención, un inmenso alivio lo abrazó.
Al separarse, Siry preguntó
- ¿Te sientes mejor?
- Supongo que sí - respondió vagamente riendo por dentro al pensar en lo simple que podían ver las cosas los niños, creyendo que con un abrazo o una disculpa todo se soluciona, pero en el fondo deseaba pensar igual que ella, recordando si alguna vez el también fue así.
- ¿Tío Hazar?...
- ¿Sí?
- ¿Puedo... escucharla de nuevo? - preguntó dudosa refiriéndose a la caja.
Él al principio pareció reticente pero luego soltó son una tímida sonrisa - Adelante...
- Gracias - respondió la pequeña y abrió tímidamente la caja dejando escapar una vez más su dulce sonido.
*Melodía de Cristal *
https://youtu.be/edi1impza0o
Hazar aún no terminaba de definir cual era el sentimiento que le generaba escucharla, pero al ver la sonrisa de Siry él tampoco podía ignorar que era una melodía hecha para eso, robar sonrisas, y merecía ser escuchada.
Aquella situación y sinceramiento consigo mismo en voz alta lo llevó a reflexionar que la música de aquella caja era como la voz de Anna en su mente y, al tenerla cerrada, se podía comparar con mantener prisionera a la propia joven y, quizás, ya era momento de dejarla escapar lentamente...
Mientras tanto, en el Reino de la Gula, Kalir y Bastian estaban a punto de enfrentarse a las feroces criaturas de la cueva.
- Vamos, enano, ¡Pelea! - exclamó Kalir e imprudentemente se lanzó a pelear descuidando al pequeño.
Aunque Bastian podía sentir un instinto de supervivencia en él, no tenía idea de como enfrentar a esa clase de bestias, pero el destino lo obligó a aprender a la fuerza cuando una de ellas se le abalanzó y el niño lo golpeó en el rostro por acto reflejo. La criatura salió despedida con gran violencia y aquello sorprendió al pequeño
- ¡Wow! ¡Sí! ¡Lo hice! - exclamó sorprendido pero luego se vio rodeado de nuevo por tres bestias más que le de devolvían un mirada incluso más dura que antes - Oh oh... - murmuró viéndose en problemas y comenzó a correr mientras era perseguido por las mismas.
Kalir, quien se encontraba eliminado otras cinco le gritó - ¡¿Qué haces?! ¡No huyas! ¡Enfréntalas, mocoso!
- ¡No, no puedo! ¡Son demasiados! - respondió mientras corría.
- ¡Claro que puedes, déjate llevar por tu instinto, permite que la bestia que llevas haga todo por ti! - dijo Kalir y el pequeño Diablo se vio arrinconado por las tres criaturas.
La situación lo presionaba, sabía que no podía confiar del todo en que su loco tío lo ayudase, debía arreglárselas solo.
Al tenerlas de frente entendió que atacarlas así no parecía la mejor opción, miró al suelo y se dio cuenta de que podía escabullirse entre sus patas, ya que eran lo suficientemente altas, sólo necesitaba confiar en que tenía la agilidad que necesitaba para lograrlo.
Perdido por perdido se armó de valor y se lanzó velozmente entre las piernas de las bestias, deslizándose con eficacia mientras esquibava por poco sus garras.
Una vez del otro, las tomó de sorpresa por la espalda, golpeándolas concentrando toda la fuerza que tenía en uno de sus pequeños puños logrando dejarlas inconscientes una vez que caían al suelo abruptamente.
Agitado, y cargado de adrenalina, el pequeño se relajó creyendo que todo había acabado, Kalir se acercó a él.
- ¡Mira Kalir! Lo hice - dijo y de repente una de las criaturas se levantó de prisa dispuesta a atacar a Bastian, pero Kalir reaccionó veloz, y fríamente, atravesando el pecho de la bestia delante de los hasta entonces inocentes ojos del niño. Retrajo su mano y dejó caer a la criatura.
- Presta atención, niño, no basta con golpearlas, debes matarlas - dijo y enseñó en su mano ensangrentada el corazón de la bestia.
- Pe-Pero yo no sé... nunca lo he... no sé si pueda hacerlo... - respondió impactado.
- Tienes que hacerlo, escucha con atención, Bastian - dijo serio - Cuando te encuentres de nuevo en una situación así, frente a demonios tan salvajes, no dudes en arrancarles el corazón, porque ellos no dudarán en tomar el tuyo ... - aleccionó.
- Pero yo... no sé hacerlo...
- Aprende - respondió arrojando el corazón al suelo - Todos aprendimos de esta forma, a todos nos lanzaron solos a un nido de bestias para sacar nuestro potencial. Incluso tu padre pasó por esto cuando tenía tu edad. Considerate un afortunado de venir conmigo.
- ¿En serio? ¿Papá también?
- Claro. De verdad que no puedo creer que tu padre no te haya dicho nada de esto, bueno, en parte sí lo creo, a Noré nunca le llamó la atención explotar su faceta de guerrero, un gran desperdicio en mi opinión. Vamos - ordenó ya avanzando en el camino interno.
- ¿De verdad papá es tan increíble? - preguntó mientras le seguía el paso.
- Por supuesto que sí, Noré es portador del poder de una de las más imponentes bestias del Infierno, Cancerberos, una sola vez lo vi transformarse y de verdad es impresionante, tener la capacidad de convertirse por completo en una bestia así es realmente envidiable. El problema de tu padre es que carece de ambición y eso lo hace un desperdicio.
- Oye, no critiques así a mi papá.
- No lo estoy criticando, sólo estoy remarcando un aspecto de él. No estoy diciendo que sea algo malo sólo que resulta un desperdicio para el linaje que posee. El problema es que Noré siempre le tuvo miedo a su propio poder y cuando eso sucede nunca lo puedes dominar, tienes que ser uno con la bestia que llevas dentro, dejarla salir y controlarla a voluntad.
- Oh... ya veo.
Kalir se detuvo en el medio del camino y se inclinó para hablarle a Bastian mirándolo a los ojos - Pero tú no eres como él, eres diferente... - sonrió.
- ¿Diferente? ¿Por qué?
- Porque tú sí tienes ambición. Puedo verlo en tus ojos, tienes hambre de pelea, de confrontación. El deseo de ser un guerrero feroz, y posees lo que se necesita para lograrlo.
- ¡¿De verdad?!
- Claro que sí, yo te ayudaré a dominar esa bestia que clama por salir dentro de ti. Serás quien reivindique el legado de Cancerberos... - aseguró el Diablo ante los ojos llenos de ilusión del pequeño - Sigamos, aún tenemos que recuperar aquel objeto - terminó y continuaron su camino.
Al mismo tiempo, en el Palacio de Hazar, el Diablo ya había tomado asiento en uno de sus sillones mientras la pequeña continuaba observando la caja, siguiendo con sus dedos los grabados marcados en ella. En un momento comenzó a frotarse los ojos con sus manos y Hazar preguntó
- ¿Tienes sueño?
- Sí, un poco...
- Si estás acostumbrada al horario humano es normal que lo tengas, ya es muy tarde para ti.
Siry dejó la caja en la mesa y volteó a mirarlo - ¿Me cargas? - preguntó somnolienta.
- ¿Qué? ¿Por qué? Mejor vete a la cama directamente.
- Es que, aunque tenga sueño, cuando estoy en el Infierno no puedo dormir bien... el abuelo dice que es porque soy mitad humana, que cuando sea más grande me acostumbraré... Entonces mi papá o él me cargan hasta que me duermo en sus brazos.
- Vaya... si que eres consentida.
- ¿Me cargas? - insistió.
- Ash... - resopló - está bien - aceptó a regañadientes y se puso de pie para cargarla.
Ella lo miró un momento a los ojos y murmuró
- De todos los tíos tú eres el que más se parece a mi papá...
- ¡¿Qué?! ¿Qué te hace decir eso? - se sorprendió.
- Tus ojos.
- Eh?
- Cuando hablas de tu novia pones los mismos ojos tristes que papá cuando mamá se enferma...
- ¿Qué?... ¿Tu madre... está enferma?...
- No, pero si suele resfriarse, mamá es humana por completo y eso es algo normal en ellos, papá siempre se preocupa y quiere que el tío Vittorio la sane, pero mamá dice que no, que es mejor esperar a sanar sola, así se hace más fuerte - comentó mientras se acurrucaba en su pecho.
- Ya veo... - murmuró incómodo. En todos esos años, encerrado en su dolor, nunca se detuvo a pensar que llegaría el día en que ahora su hermano tuviese que pasar por su mismo dolor, afrontar la pérdida de la mujer que ama.
La fragilidad humana era algo realmente hasaroso e incluso injusto, pues la mayoría de las veces los seres más nobles eran los que cargaban con frecuencia los destinos más crueles, y eso era algo que él, como guardián de la muerte, sabía bien.
- Tío Hazar...
- ¿Qué? - preguntó mientras caminaba por la habitación con ella en brazos.
- ¿Algún día... hablarás con papá?
Él se mantuvo en un penoso silencio y respondió - Mejor duerme - ordenó mientras le acariciaba la cabeza - Los niños no deben preocuparse por los problemas de los adultos...
- Está bien... - murmuró por último y cerró por completo sus ojos hasta quedar dormida en los brazos de él.
Hazar apenas podía creer en la situación en la que se encontraba, sentía el retumbar de su pequeño corazón que lo conmovía y un pensamiento llegó hasta él
"Tal vez, si Anna no hubiese muerto, tú podrías haber sido nuestra hija..." - se dijo a si mismo por dentro, pero luego reflexionó - " ¿Qué estupideces estoy diciendo? Para empezar, si Anna estuviese viva tú ni siquiera existirías... yo estaba dispuesto a hacerla mi esposa, pero ella no podía tener hijos, y no estoy seguro de si me hubiese atrevido a tenerlos con ella debido a lo duros que son los embarazos vampiros, casi todas las humanas mueren al dar a luz al hijo de un vampiro... además... tú eres quien eres porque tus padres son quienes son... ¿Verdad?... Ahora entiendo las palabras de Loxur, aquello sobre las consecuencias de los actos... si Anna no hubiese muerto, Anaciel no existiría, y si Anaciel no se hubiese casado con Noré, tú no existirías... así que así es como funciona... ¿Esto es lo que trataste de decirme al no querer regresar, Anna?... Que nuestro tiempo ya había pasado..."
Se acercó a su cama y colocó a la pequeña con sumo cuidado sobre ella, la acobijó y acarició su cabeza una vez más.
"- Definitivamente yo no hubiese sido capaz de criar a un ser así... Quizás Anna sí, pero si ella moría en el parto yo ni siquiera hubiese podido traerte conmigo... no habría sabido criarte solo... todo estaba en nuestra contra. Odio admitirlo, pero ese perro hizo algo bien al tenerte, pequeña..." - pensó por último y se retiró de la habitación, dejando sólo una tenue luz encendida y cerrando la puerta lentamente.
Caminó por los pasillos mientras trataba de calmar su corazón que había sido golpeado por demasiados sentimientos a la vez, pero luego recordó que aún tenía cosas que hacer y no podía ignorarlas.
Bajó las escaleras y al final de las mismas se encontró con la mirada curiosa de Thurksen, este parecía no poder disimular el gesto de satisfacción en su rostro.
- ¿Todo está bien, Señor?
- Sí - respondió escueto.
- ¿Y la princesa?
- Está durmiendo.
- ¿Se encuentra en el cuarto de huéspedes?
- No, está en mi habitación.
- Oh... ya veo - soltó con cierta burla.
- ¿Por qué me miras así? Dijo que le costaba dormir en el Infierno así que sólo lo acuné para que se durmiese de una vez - respondió algo gruñon y avergonzado - Así que los demás sirvientes no hagan ruido cerca de allí.
- Por supuesto Señor - dijo complaciente.
- Ahora vamos, aún nos queda una tarea por cumplir. Lussía, ven - la llamó.
- Si Señor - se aproximó ella.
- Thurksen y yo saldremos a cumplir un encargo, Siry está durmiendo, así que queda a tu cuidado hasta que regresemos.
- Por supuesto que sí, Señor, cuente conmigo. - respondió disimulando su sorpresa al escucharlo llamar a la pequeña por su nombre, eso le daba tranquilidad, significaba que Siry le empezaba a agradar.
- Bien, vamos Thurksen.
- Sí Señor - dijo por último y partieron en la ya avanzada noche a cumplir con su trabajo mientras Lussía cerraba amablemente la puerta detrás del Diablo.
Los minutos pasaron, Siry dormía plácidamente en aquella enorme cama hasta que su sueño se vio interrumpido abruptamente por una voz aguda que elevaba su tono en una discusión. La pequeña bajó de la cama y caminó despacio hasta asomarse desde las escaleras y ser testigo de una visita indeseada...
Continuará...