El Ángel que bailaba con el Diablo 2

Siry y Bastian: capítulo 7

La criatura se elevó sobre sus patas traseras demostrando una postura encorbada y enormes garras en sus manos. Su boca se abrió lentamente dejando escapar un aliento frío entre sus filosos colmillos y su saliva caía al piso. 
Al verla finalmente de pie pudieron notar la impresionante diferencia de tamaño, eran como ratones en aquella cueva en comparación, y aquello lo podían vislumbrar con ayuda de la luz de aquel medallón que buscaban que, casualmente, estaba bajo la bestia.

- ¡Mira Kalir! ¡Ahí está! - exclamó el pequeño escapando un poco de su impresión.

- ¡Cuidado! - gritó el Diablo y lo tomó rápidamente para salvarlo del golpe en la tierra de la bestia. 

Kalir dio un enorme salto y se aferró con sus garras a la pared cargando con el niño en su otro brazo, Bastian empalideció por la velocidad de ataque.

- E- Eso fu-fue... - tartamudeó.

- Es veloz, a pesar de ser tan grande es ágil - respondió sin quitar los ojos sobre su enemigo.

- ¿Q-Qué vamos a hacer?

- Agárrate de mi, enano - ordenó el Diablo y el pequeño se aferró a su cuello, colgado de su espalda, mientras él escalava más con sus garras.

Una vez que subió un poco más, se detuvo a observar a la bestia desde lo alto. La criatura hizo lo mismo, pero al ver que se habían alejado un poco nuevamente desvió su mirada y se dispuso a recolectar los tesoros con sus garras. Kalir lo analizó en detenimiento por un segundo.

- Mmm... ya veo... - murmuró.

- ¿Qué? ¿Qué ves?

- Esa criatura no puede salir de aquí.

- ¿Qué? ¿De verdad?

- Mira su tamaño, es enorme, al no poseer alas, si quisiese salir de aquí, debería trepar como yo, pero con su peso derrumbaría las paredes de este hoyo y eso provocaría que muy posiblemente quedase sepultada... - dedujo.

- Pero... entonces ¿Cómo se alimenta?

- Seguramente las demás criaturas le proveen comida, esta debe ser una especie de reina o líder. 

- Oh... ¿Y los tesoros para qué?

- No lo sé, quizás sean una ofrenda para ella.

En eso, pudieron ver como la bestia parecía pretender cavar un hoyo y sepultar los objetos.

- ¡Oh, no! ¡Los va a enterrar! ¿Que vamos a hacer Kalir?

- Haz silencio, déjame pensar... - murmuró y analizó lo más rápido que pudo la situación - Escucha enano, no voy a mentirte, esto será peligroso. Definitivamente no esperaba encontrarme con algo así.

- ¿No?

- No, desde que soy gobernante no había escuchado nunca de un ser como este, estoy seguro que ni Firinea tiene registro de esto, de lo contrario me hubiese advertido.

- Oh... ya veo.

- Pero necesitamos recuperar ese medallón, y para hacerlo creo que tu ayuda es imprescindible...

- ¿En serio?

- Sí, no estoy seguro de poder hacerlo solo.

- Oh... ¿Y qué me darás a cambio?

- ¿Qué?

- Sí, ¿Qué me darás por ayudarte?

- Maldito enano interesado, te estoy mostrando la aventura de tu vida y en este preciso momento se te ocurre chantajearme.

- Claro que sí, si voy a arriesgar la vida por ti al menos quiero saber qué saliendo de aquí tendré recompensa - insistió el pequeño presionándolo.

- Ash - resopló - ¿Y qué es lo que quieres?

- Ya te lo dije, quiero conocer a una niña sirena.

- ¿Cómo es posible que seas tan pequeño y ya estés pensando en tener una esposa?

- Para ti es fácil decirlo, la conociste cuando tenías mi edad y te la aseguraste con un compromiso. 

- ¡¿Eh?!

- Estoy seguro que si te hubiese conocido como eres ahora ni siquiera se habría interesado en ti.

- Debería golpearte, enano.

- Estás perdiendo el tiempo, ¿Lo vas a hacer o no?

- Está bien, tú ganas. Si me ayudas a conseguir el medallón te presentaré con las alumnas de Firinea.

- ¿Alumnas? ¿Son muchas? 

- Así es, te lo advierto, las sirenas que Firinea entrena son muy buenas guerreras. Así que si quieres impresionarlas deberás tener una buena historia que contar, por ejemplo, salir victorioso de aquí... - lo tentó.

- Está bien, dime que tengo que hacer - se entusiasmó.

- Yo iré a enfrentarla cuerpo a cuerpo, la distraeré y, en eso, tú buscarás el medallón. Una vez que lo tengas me harás una señal y te sacaré de aquí.

- Entiendo.

- Tienes que ser ágil, enano, agudiza los sentidos y concentrate para buscar con cuidado de no ser golpeado.

- De acuerdo.

- ¿Listo?

- Sí.

- Aquí vamos - dijo por último el Diablo y se arrojó una vez más al encuentro con la bestia.

En cuanto tocaron el suelo la criatura volteó a verlos con sus brillantes ojos rojos. Un gruñido escapó de ella.

- Oye, bestia estúpida - la llamó Kalir, dando un par de pasos al frente.

La misma giró hacia él.

- Prepárate, enano.

- S-Sí - respondió nervioso y en eso la criatura se abalanzó a gran velocidad sobre el Diablo pero él retuvo la fuerza del ataque enfrentando sus manos con las de ella. Bastian apenas logró mantenerse en pie por el retumbar del impacto, no pudo evitar sorprenderse del poder de Kalir para contener semejante ataque.

- ¡Ahora, ve! - le ordenó y el pequeño obedeció armándose de valor para rodear a la bestia e ir directo hacia la montaña de tesoros semi enterrados.

Aquel ser intentó seguir los pasos del niño, pero Kalir llamó su atención nuevamente cuando, en un movimiento, desarmó el embate de manos violentamente y chocó ferozmente sus garras con las de ella.

- Tú estás peleando conmigo... no lo olvides... - provocó a la bestia que, a pesar de no emitir palabra, parecía entender lo que le decía.

Sin tiempo que perder, el pequeño Diablo se arrojó a la montaña de tesoros y comenzó a escarbar furiosamente sobre los mismos, podía percibir la luz del medallón apenas por finas líneas que escapaba de él, pero el mismo se encontraba bajo muchos otros artefactos que debía quitar primero. 

- Maldición, tengo que darme prisa - murmuraba Bastian mientras Kalir continuaba chocando su garras sin descanso y esquivando el filo de las del enemigo. 

Luego de unos minutos, que se hicieron eternos, escarbando, el pequeño logró hacerse del preciado tesoro - ¡Sí! - exclamó, colocó el medallón alrededor de su cuello y se puso de pie sobre la pila de tesoros - ¡Kalir! ¡Ya lo tengo! - le gritó alzando en una mano el botín.

En ese momento el Diablo chocaba nuevamente sus fuerzas con la bestia, esta escuchó la voz del niño y volteó presurosa a verlo, sus ojos se enfurecieron y un rugido casi suplicante salió por su garganta.

Aquel sonido aturdió a los diablos e incluso llegó a oídos de Ananya y Rustem, quienes ya se acercaban al hoyo.

- ¡Rustem! - exclamó ella sorprendida.

- Sí, lo sé, eso fue terribl- intentó decir y de repente percibieron pesados pasos acercarse a toda velocidad detrás de ellos. Cuando pudieron notar que eran varias bestias pertenecientes a la raza que Kalir había liquidado anteriormente, tanto Ananya como Rustem se colocaron en posición de atacar pero las criaturas pasaron por su lado de prisa, ignorandolos por completo y arrojándose sin titubear al pozo.

- No puede ser...- murmuró Rustem.

Kalir y Bastian comenzaban a recuperarse del aturdimiento y, en eso, una voz monstruosa los sorprendió.

- No te lo llevarás... Las cosas brillantes... son hermosas... ¡LAS COSAS BRILLANTES ME HACEN HERMOSA! - exclamó la bestia, en un esfuerzo por hacerse entender, llena de furia.

- ¿Qué?... - murmuró Kalir, pero antes de que pudiese terminar de creer lo que ocurría, aquel reducido espacio comenzó a ser invadido por las criaturas menores.

- Vayan... por él... - ordenó la bestia y aquellos seres comenzaron su ataque hacia el pequeño Diablo.

- ¡BASTIAN! - exclamó Kalir, poniendo en alerta al niño mientras trataba de zafarse del juego de manos de la criatura.

Bastian, al verse imposibilitado de huir, se preparó para el contra ataque dispuesto a resistir. Al tener aquellos ojos sangrientos frente a él entendió las palabras de su tío, no podía dudar, era su vida o la de ellos.
En la medida de lo posible comenzó a golpearlos, siempre que lo fuesen enfrentándo de manera individual, pero cuando eran varios a la vez buscaba esquivarlos en una danza inútil en círculos que terminaba regresándolo al mismo lugar.

Kalir pudo notar que la situación se le había escapado de las manos, necesitaba tomar al pequeño y sacarlo de allí, pero cada vez que lo intentaba era interceptado y repelido violentamente por la bestia.
Bastian comenzaba a sentir una agitación nerviosa en su pequeño cuerpo, Kalir lo percibió y exclamó - ¡Bastian, déjate llevar por tu instinto! ¡Deja que la bestia que llevas salga! 

Pero por más que su tío lo dijese, al final de cuentas, el pequeño no tenía idea de cómo hacerlo, y cuando creía que aquello no tendría fin, una voz familiar lo sorprendió.

- ¡Bastian! - era Rustem, quien descendía veloz en compañía de Ananya, dispuestos a hacer su entrada a golpes para salvar a su pequeño sobrino.

- ¡Tío Rustem! - soltó en un respiro de alivio el niño y a su vez Kalir también, ahora que inesperadamente contaba con ellos, podía pelear con libertad contra la bestia.

- ¡Rustem, sácalo de aquí! - dijo el Diablo.

- ¡Tú cállate, no necesitas decirlo! ¡ Debería matarte por traerlo aquí, maldito demente! - respondió molesto su hermano mientras se abría paso entre las criaturas para llegar hasta el pequeño.

Al ver que la cantidad de enemigos se había incrementado, la bestia mayor nuevamente soltó una orden desesperada - ¡NO SE LA LLEVARÁN! - exclamó y los ojos de sus sirvientes comenzaron brillar, era como si con cada orden los dotase con fuerza volviéndolos más violentos.

Las criaturas intensificaron su ataque poniendo como blanco esta vez también a la Grifo y al Diablo. Mientras que Kalir continuaba resistiendo el embate chocando sus manos con la bestia de tal manera que el impacto hacia a el suelo hundirse en sus pies.

- Ananya, toma a Bastian y salgan de aquí. - le pidió Rustem mientras repelía a las demás demonios.

- Sí - acató ella y tomó al niño para salir volando con él, pero apenas pudo avanzar un poco antes de que estos le impidiesen continuar, encerrando por un lado a Rustem y por otro a ella con Bastian.

Una vez más intentó alzar vuelo pero una de las bestias la tomó por el tobillo, provocando que perdiese el equilibrio, terminando así chocando con una de las paredes de la cueva y cayendo al suelo.

- ¡Tía Ananya! - se preocupó el pequeño.

- E-Estoy bien, Bastian... - dijo ella recomponiéndose, pero al verla herida un sentimiento de enojo y frustración nació en él...

Las criaturas nuevamente los rodearon, Rustem iba directo a su encuentro para protegerlos, pero antes de que pudiese reaccionar vio como tres bestias salieron despedidas por el aire.

- ¿Pero... qué... - murmuró impactado y cuando volvió su vista al suelo observó que fue por obra del pequeño Diablo.

- Bastian... - suspiró sorprendida Ananya.

- No te preocupes, tía Ananya... yo te protegeré... - soltó en un modo serio como nunca antes lo había visto, mientras sus ojos comenzaban a brillar en la oscuridad, para luego lanzarse hecho una furia sobre las criaturas.

- Oh, no... - suspiró Rustem mientras miraba con angustia la ira desatada del pequeño descargarse sobre sus enemigos, atravesando corazones sin piedad, tal como le enseñó su loco tío.

- Así se hace... enano...- murmuró orgulloso Kalir quien alcanzó a observarlo de reojo.

El inesperado accionar de Bastian comenzaba a inclinar la balanza a su favor, pero mientras más golpeaba, más nacía en él un deseo de continuar haciéndolo, no sabía si podría detenerse. No sentía el cansancio, la adrenalina lo dominaba, el instinto de Cancerbero de supervivencia y protección comenzaba a abrazar su pequeño cuerpo y lo peor es que, siendo así, posiblemente no se detendría hasta que no quedase ninguno en pie, de manera de sentirse seguro.

- Bastian, vámonos, es suficiente... - dijo Ananya intentando persuadirlo inútilmente.

Rustem se acercaba a ellos para tomarlo e irse de una vez pero el pequeño se le escapó, corriendo, furioso, directamente hacia la multitud de bestias para enfrentarlas con su impactante fuerza hasta que no quedase nada.
Pero aquella temeraria acción también implicaba un descuido y cuando la bestia mayor lo observó de reojo, con el medallón encima, empujó violentamente a Kalir para atacar a Bastian por la espalda.

El pequeño ni siquiera hubiese tenido tiempo de reaccionar si no fuese porque el propio Kalir se impulsó veloz con sus piernas y lo alcanzó para tomarlo con un brazo, salvándolo de aquel ataque a traición.

Bastian despertó de su trance - Kalir... - murmuró sorprendido.

- Reacciona, enano, el poder es para que tú lo uses, no dejes que él te use a ti. - aleccionó con sabiduría, pero el contra ataque de la criatura no se hizo esperar y el Diablo nuevamente lo resistió luchando con sus manos.

- ¡Kalir! - se impresionó el niño.

- ¡Vete! - le ordenó.

- Pero...

- Parte de ser un buen guerrero también es saber cuando retirarse... 

- Pe-Pero... ¿Y tú?

- ¡Vete con Rustem! Yo saldré después de ti. - declaró determinado, dándole una última mirada llena de confianza.

El pequeño asintió y en eso Rustem lo sorprendió tomándolo por detrás. La bestia, al ver que el niño se alejaba volando con el preciado medallón, soltó un rugido desesperado haciendo tambalear las paredes de tierra y dio erráticos golpes con sus enormes manos, poniendo en peligro la estructura de la cueva .

Ananya y Rustem comenzaban a alzar vuelo buscando salir del lugar con Bastian en brazos, pero el pequeño no podía evitar continuar preocupado por Kalir, sabía que si aquella agitación continuaba, su loco tío terminaría enterrado con la bestia allí.

- No... - murmuró preocupado el pequeño - ¡No puedo irme sin él! - exclamó y se soltó del agarre de Rustem lanzándose en picada directamente al lomo de la criatura.

- ¡BASTIAN! - se desesperó Rustem, pero antes de que pudiese alcanzarlo vio como nuevamente esa temible y poderosa aura brotaba del niño. 

El pequeño Diablo instintivamente se preparó para caer sobre ella concentrando toda su fuerza en su puño derecho y golpeó directamente la cabeza de la bestia, desetabilizándola.

Kalir se sorprendió - ¡Enano! - exclamó.

Luego del impacto, Bastian dio un salto y aterrizó prolijamente en el suelo.

- No puedo dejarte aquí, tienes que cumplir tu parte del trato... - sonrió burlón.

- Ja!, de acuerdo - aceptó el Diablo.

La criatura sacudió su cabeza y lentamente se reincorporó, ambos diablos se prepararon para enfrentarla, mientras que Ananya y Rustem repelían a los demás a su alrededor. Hasta que una suave y misteriosa voz los sorprendió a todos.

- "Saquenme de aquí... por favor..." 

Escucharon y quedaron absortos 

- ¿Qué? ... - murmuró Bastian - Kalir... ¿Tú también lo oíste?... - preguntó.

- Sí - respondió serio - y creo que viene desde adentro de esa bestia... - la señaló.

Mientras tanto, en el Reino de la Lujuria...

Hazar había aceptado compartír nuevamente una porción de postre con Siry en el jardín, en compañía de Lussía y Thursksen.

Tío y sobrina estaban sentados uno al lado del otro, mientras que Thurksen se encontraba de pie junto a ellos y la joven sirvienta, un poco alejada, atendiendo las rosas.

En un momento la pequeña intentó una vez más darle una cucharada de postre al Diablo.

- Abre la boca, tío Hazar - dijo acercando la cuchara.

Él la observó dudoso - No voy a hacer eso, es mi límite.

- Vamos , no seas gruñon, con esa forma de ser pareces más viejito...

- ¿Qué?... ¿Qué te hace decir eso?

- Porque cuando nos hacemos más viejos nos volvemos más gruñones... ¿No?

- No estoy de acuerdo. Ser gruñón no tiene nada que ver con ser viejo - se defendió.

- ¿ A no? Mira a Lussía, ella es joven y siempre está sonriendo. Es alegre y la hace más bonita.

- ¿Eh? 

- Preguntemosle a ella que piensa.

- No es necesario preguntar nada - se apresuró en responder - Dame eso - aceptó a regañadientes.

Siry sonrió y le dio la cucharada de postre. Thurksen moría por reír ante el gesto de su amo, pero sabía que de hacerlo Hazar lo mataría, así que salvó su vida conteniendose.

La niña bajó de la silla y se dirigió hacia donde estaba Lussía, al quedarse solos el sirviente y el Diablo, este preguntó.

- Thursksen.

- ¿Si, amo?

- ¿Tú piensas lo mismo?

- ¿Pensar qué, señor?

- ¿Crees... que soy viejo?

- ¿Viejo? ¿En comparación con quien, señor?

- Con Lussía... ¿Crees que soy viejo comparado con ella?

El sirviente aclaró su garganta - Bueno, señor, usted tiene la ventaja de que al ser un Diablo su aspecto es irremediablemente joven... pero, para quienes sabemos ver la edad, es innegable que Lussía es claramente mucho más joven que usted... se puede ver en su personalidad fresca y jovial.

Hazar dio un suspiro - ¿Osea que tú también piensas que soy un viejo gruñón?... Ash, no esperaba una respuesta tan directa de tu parte, la próxima vez evitaré pedir tu opinión.

- Lo conozco desde que era un niño, no puedo mentirle. - sonrió sutilmente burlón y escuchó la campana de la puerta principal sonar. Fue a responder, dejándo al Diablo en compañía de Siry y Lussía.

La pequeña se acercó a él nuevamente y le enseñó como la sirvienta le había colocado una rosa en el cabello.

- Mira, tío Hazar. ¿Me queda bien? - preguntó alegre.

Él esbozó una tímida sonrisa y respondió con sinceridad - Sí... te queda hermosa... - mientras acariciaba su cabeza deseando que ese instante de paz interior fuese eterno. 

Pero aquel ambiente, curiosamente familiar, estaba a punto de ser interrumpido bruscamente...

- Señora Dafné, disculpe, no puede ingresar de esa manera, el señ- se escuchó a lo lejos en la voz de Thurksen.

- No tengo tiempo para protocolos, esto es importante - se impuso, dominante, la vampiresa mientras avanzaba con paso firme por el jardín - ¡Hazar! - exclamó en un tono de reproche - ¡¿Qué fue lo que pasó con Berli- intentó preguntar pero al irse acercando quedó impactada por la imagen que tenía en frente - Hazar... - murmuró casi sin aliento - ¿Qué... significa esto?...

Él dio un suspiro - Primero podrías saludar, ¿Verdad, madre?

- Quiero una explicación ¡¿Qué está haciendo la nieta de Naobi aquí?!

Hazar se puso de pie y se acercó a ella - Sea lo que sea que estés pensado, déjame decirte que está aquí por mera casualidad, fue culpa de un descuido de Rustem con un joya de transporte.

- ¿Un descuido? Y entonces ¿Qué estás esperando para regresarla? - reclamó cruzando los brazos.

- Es temporada de demonios salvajes en el Reino, de por sí ya la encontré huyendo de uno de ellos en las calles. Su olor humano los atrae, no iba a arriesgarla con uno de mis sirvientes. Sabes que para salir debo cruzar ese territorio y yo no puedo llegar por mi castigo.

- En ese caso dámela, yo la regresaré - intentó avanzar pero Hazar se impuso interrumpiendo su paso con su brazo.

- No. Ella se quedará aquí... - declaró el Diablo ante la mirada desconcertada de su madre...


Continuará...

Historia registrada con Derechos de Autor
Número de patente 2010165639920 en Safe Creative.
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Hola gente 🤗 uff que difícil estuvo escribir la escena de la pelea jaja espero que se haya entendido todo, Bastian tiene el alma de un guerrero y ahora que Dafné llegó al Palacio de Hazar ¿el diablo tendrá problemas? ¿Será que Hazar ahora no quiere que Siry se vaya? 😱😱 

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En el texto hay: angel, amor, diablo

Editado: 18.01.2024

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