"Cuando haces arte, no lo haces con una intención sino con el sentimiento, y ese sentimiento está condicionado a lo que te rodea. Si estás feliz, pintas cosas alegres. Si estás triste, pintas cosas tristes. No importa si le quieres dar un enfoque distinto, el sentimiento te consume y va más allá de tu voluntad. El arte termina por trascender y sumergirse en la conciencia del artista hasta que queda sometido a impulsos del sentimiento.
Así es el amor, no importa la intención de enamorarse de quien mejor te conviene, el sentimiento te consume y sumerge en la voluntad de los impulsos, te enamoras de quien se adueña de tu corazón, no de quien te dice la razón. No importa que creas que es lo correcto, el impulso del sentimiento se adueña de conciencia y es por eso que cuando se amaba se pierde la noción, todo es más hermoso y olvidas que hay un mundo afuera. Solo existe la otra persona y tú, dos mundos distintos, condicionados a una vida paralela que tuvieron la fortuna de coincidir, acercarse y sentir. Cómo tú y cómo yo. Dos personas completamente distintas, pero que se amaron sin intención..."
¿Qué pasa si mi felicidad no está en alguien más?
¿Qué pasa si mi felicidad no está en el amor?
¿Qué pasa si encuentro a esa persona que me hace feliz, pero la vida nos dice que en esta no?
La historia que leerás a continuación es la mía. La nuestra.
Aunque probablemente la termines olvidando en cuanto inicies una nueva.
Esta historia está escrita para que no sea olvidada, para que exista más allá de nuestras memorias. Quizás, en tu corazón.
Cometimos errores, aprendimos de ellos. Amamos y perdimos, pero vivimos y sentimos, y eso, nadie nos lo quita.
Esta historia para muchos será una historia más de amor. Pero para nosotros, fue una historia que nos enseñó a amar y perder al mismo tiempo, enfrentar nuestros miedos y la complejidad del amor, las heridas, la vida, las conversaciones que nunca se tuvieron y las despedidas.
Esta historia nos enseñó, el arte de amar...