Creé una barrera que protegiera los fragmentos de mí, no daba sin haber recibido. Dejarte pasar a mi vida significó derribar esa barrera, no sé si fue mi miedo o yo, a la final fue como lo esperé, nunca recibes lo mismo que das.
El destino me había traicionado sellando su escritura, los sentimientos se retorcieron lo suficiente, clamaban reposo, un escape. De amor no se muere, pero no puedes vivir sin amar. Antes de ella vivía, el hecho era que después de ella ya no quería. Viví tanto tiempo en la sombra de la que temí salir, lleno de apariencias para intentar ocultar dolor, y aunque la soledad es la gran temida, había sido buena compañía; claro, todo antes de ella, era como arte, llevaba el cielo en los ojos, por ella había volado los límites, fue como magia, pero todo lo que nace muere, el amor muere, y el silencio nos lleva a caer en un pozo tan profundo en donde la respiración escuece, y tocar fondo es un dolor necesario. La vida da giros inesperados, hoy presencias el cielo, otras besamos el suelo. Todo pasó de ser tan real a ser dueños de una casualidad que concedió en las casillas de la vida en algún instante. Ella tenía otro amor, una hija, mientras yo vivía de su recuerdo. ¿Cómo puedes dañar a alguien que dices querer?, ¿Cómo dices querer a alguien que te daña? Quizás eso pasa cuando la calma siente deseo por la tempestad, y los desastres con nombres de personas son hermosos desastres.
Corría junto al viento, al dolor, la frialdad de ese dolor, sin ganas de más. Viviendo del pasado en compañía de un vacío que parecía infinito, sintiendo el peso de la muerte. Impulsos desatados, un silencio que grita, gotas de sudor, heridas abiertas. Corría junto a mi soledad, no podía soportar más esa carga cada vez más pesada, como un descanso muy cansado. Había permanecido junto al vacío de mi vida y cuando creí vivir, la vida me había acabado. Las lágrimas caían a causa de páginas en blanco que saboreaban la desesperanza mientras se avecinaba el llanto, el tiempo sólo sabía devolver silencio, mi mente se hunde, mi corazón se acelera y en cada latido la respiración se corta, la vida perdía su insípido encanto… Encanto disfrazado de amor perdido en la oscuridad de dentro. Heridas tan profundas que a simple vista no se notan, la vida es como el tiempo, a nadie espera, y pensar ésta se pregunta por la eternidad.