CAPÍTULO 14 | Nunca la primera opción
"Caerse es un accidente, quedarte en el piso será tu elección"
***
Samantha
—Me quiero matar.
—Nunca digas eso frente a un psicólogo —dijo Emily, terminando de atar su cabello en una cola alta.
Yo llevé la vista al cuaderno que tenía entre mis manos, frustrada. En pocos días tenía el segundo examen de química y no sabía ni la mitad de lo que me gustaría. Temía reprobar de nuevo, mamá me mataría en cuanto viera que tenía una materia en ceros.
—Hablo enserio, Emily, no teniendo nada.
—Si te sirve de algo, tampoco entiendo química —me dijo Megan, regalándome una sonrisa tranquilizadora.
Bufé, enterrando la cabeza en el cuaderno. Se suponía que estudiaba mis apuntes, pero eran un enredo tan grande, que seguro no me servirían para nada.
El sonido del silbato me obligó a incorporarme de nuevo. Estábamos sentadas en las gradas, viendo la práctica de los chicos. Llevábamos ya una semana así, en la que pudimos convencer a Megan de unirse a nosotras y ya nos habíamos convertido en el club de las chicas rebeldes que no se sentaban con el resto a esperar a los chicos. Era una costumbre tan marcada, que nos preparábamos antes de venir, traíamos nuestros libros y mucha comida para pasar las dos horas de manera productiva. Ya no nos sentábamos tan lejos, sino justo detrás de las bancas de descanso de los chicos y en cuanto ellos tenían unos cinco minutos de reposo, nos poníamos a charlar con ellos.
—No sabía de lo que me perdía al no venir a estas prácticas —murmuró Megan. Estaba viendo a Diego con cara de querer comérselo mientras se mordía el labio— Se ve tan caliente entrenando.
—Todos se ven calientes —corrigió Emily— Pero, en mi humilde opinión, el de mejor trasero es Ethan.
Las dos nos volteamos a verla con los ojos muy abiertos.
—¿Has dicho lo que creo que has dicho?
—Pues si —se encogió de hombros— Podrá ser un imbécil, pero uno con buen trasero. Una cosa no quita la otra.
Megan y yo soltamos una carcajada ante el arrebato de mi amiga. Dios, ella era todo un personaje. Volvimos cada una a lo suyo, lo de Megan era organizar un par de fotos en un portafolio, lo de Emily era terminar su libro de orgullo y prejuicio para la clase de literatura y lo mío...bueno, se suponía que lo mío era estudiar, pero solo tenía la vista puesta en el campo, como una idiota.
—¿Puedes dejar de ver a Asher como si fuera un libro de pasta dura? —preguntó Emily en un susurro, o lo que ella quería que fuera un susurro, porque lo dijo tan fuerte que hasta a Megan la atrajo a la conversación.
La verdad es que si pude haber estado mirándolo de más.
Habían pasado varios días desde ese beso que nos dimos en el centro y la verdad es que las cosas estaban bastante raras entre nosotros, mucho más de lo usual. Aunque, no raras de mala manera, de hecho, habíamos adquirido mucha confianza, ya no se metía conmigo como si fuera una completa desconocida y más que irritarse por mis comentarios, parecían divertirle. Quizá era poco sano eso de que yo creyera que después de un beso casual, de repente se formaba una conexión especial entre dos personas, porque yo comenzaba a mirarlo de maneras que no debía y él seguía negado a creer que lo que sentía por Scarlett era nostalgia y no amor.
—Si él también te está mirando como si fueras su balón favorito de futbol, tenemos un problema.
Ahí fue que me percaté de que Asher tenía la vista fija en mí y ponía una de sus sonrisas encantadoras, esas que no siempre ponía y que empezaban a encantarme. La que no era falsa, ni arrogante, solo dulce.
—No me mira de ninguna manera —la corté, volviendo a mis apuntes.
—Si lo hace, ¿Cuál es el problema? —cuestionó Megan— Es tu novio después de todo, me parece normal que te miré como si fueses lo más especial en su mundo.
Oh, cierto, ella no sabía la verdad.
—No está viéndome de manera especial.
—Si que lo hace —insistió Emily— Te mira como Axel me ve a diario.
Arqueé una ceja acusatoria y volteé para verla a la cara. Se puso roja automáticamente.
—Así que eres muy consciente de cómo te mira.
—Sé identificar cuando le gusto a alguien.
—¿Y sabes identificar cuando ese alguien también te gusta? —cuestioné, lo que la hizo sonrojarse aún más y morderse el labio de manera nerviosa.
Que a Emily le atraía Axel, eso estaba claro. Solo que no sabía si llegaba a gustarle de verdad o era una simple atracción, porque él sí que estaba coladito por ella.
—En esa materia estoy algo oxidada, querida amiga.
—Entonces no te gusta Axel.
—No.
—Claro que no, si el que le gusta es Ethan —intervino Megan— ¿A que sí? ¡Los he visto lanzándose miradas todos los días!
—¡No es verdad!
—¡Si que lo es!
—Babeas cada que lo ves —apunté.
—Solo una ciega no babearía al verlo. ¡Hasta tu babeas, pervertida!
—¡Tú siempre dices que, si estoy soltera, vale mirar!
—¡Pero tú no estás soltera!
—Claro que lo estoy.
—No, no lo estás —di un respingo al escuchar la voz de Asher, a quien ya le habían dado por terminado el partido y estaba frente a mí, en la banca, con una botella de agua.
—Pff, claro que no lo estoy, es que...
—Es que como la dejas tanto tiempo sola, ya se siente que está soltera —respondió mi mejor amiga por mí.
Asher se lo pensó un poco antes de responder. Sus amigos se estaban acercando justo en ese momento.
—Tienes razón, no te dedico el tiempo suficiente —reflexionó— Tu y yo vamos a tener una cita.
—¿Eh?
—Que vamos a tener una cita.
—¡Esooooo! —Axel, que llegó detrás de él, le palmeó la espalda, orgulloso— Ya sabemos cómo termina una cita con Asher Wesley.
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Editado: 19.03.2023