El arte de soñar

Capítulo 10 culpa

Habían pasado 5 minutos después de haber abandonado a Sara y Daniel, me sentía culpable con una pisca de rencor hacia mí mismo, solo pudo empeorarlo el hecho de que mi celular empezara a sonar, alguien me llamaba, suficiente drama por un día, sabía que debía contestar y lo posible seria que me mandara alguien al demonio pero por una vez no me importaría.

-hola-

-hola Gabriel, dime por  favor que tienes tiempo, me vendría de mucha ayuda, ¿recuerdas mis divertidas aventuras?-

-¿en qué demonios te metiste?-

Todo lo que invadía mi mente fue cambiado en un solo segundo, suspire mientras esperaba la respuesta de esteban.

-digamos que a unos chicos me amenazaron de que debía de dejar de hablar con Liz, ya sabes ese tipo de cosas pueden pasar-

-no, no pasan-

-bueno tal vez solo me dijeron que no tenía oportunidad con ella, una cosa llevo a otra y ahora estoy escondido, sin saber qué hacer, ¿puedes traer comida?-

Por alguna extraña razón, esa conversación tenía sentido para mí, incluso él me había puesto en situaciones más raras, quería decirle que no tenía tiempo para esas cosas, pero no podía, ¿Cómo podría abandonar a mi único amigo?

-manda tu ubicación-

-gracias, te debo una-

En cuestión de minutos mando su ubicación, compre algo de comida rápida y me dirigí al sitio una tienda de aparatos eléctricos perteneciente a sus abuelos mientras podía ver como tres chicos esperaban furiosos afuera, tal vez era complicado de explicar pero Esteba sabia como lograr enfadar a la gente, tenía suerte de nunca haber visto esa faceta suya.

-oye, tú siempre te juntas con ese idiota-

Eran tres personas, tal vez de la misma edad que nosotros o incluso un año menor.

-¿Qué fue lo que les hizo?-

-tu amigo fue un idiota con nosotros-

-no me sorprende incluso conmigo -

Saque un jugo de la bolsa que traía para beber un poco, la cara entre confusión rondaba en esos tres mientras podía jurar que mi celular vibraba.

-¿Qué piensan hacerle? Darle una paliza no servirá, dos veces me tocó ver como después electrocutaba con una extraña lámpara a sus agresores. Solo digo ¿Por qué se ocultaría en esa tienda?-

Los tipos siguieron entre apacigües y confusos por mi actitud, la mayoría esperaría que defendiera el honor de mi amigo, lanzarme como una vestía rabiosa a ellos y claro que lo aria, siendo tal vez la quinta ocasión. Uno aprende a intentar buscar soluciones.

-¿pueden decirme que paso? Solo quiero saber el contexto no es personal-

-hablamos tranquilamente y tu amigo nos amenazó-

-supongo que hablaba relacionado a Liz, supongo que lo que decían no le agrado, y los amenazo, por lo que ustedes respondieron igual-

Los tres tipos estaban más relajados, no me vieron directamente con intenciones hostiles más parecía que era neutral extrañamente.

-tal vez se nos escapó un comentario-

Suspiro uno de ellos, mientras los otros reflexionaban.

-no los culpo, Liz es alguien agradable, ¿ustedes no actuarían igual en su situación?-

-demonios sabía que ese sujeto también le gustaba-

El otro chico hablo, el ambiente se convirtió más en una plática amistosa que una hostil.

-cada uno tenemos nuestro carácter, él es explosivo y ustedes igual era claro que pasaría eso, lo que me sorprende es que viniera por el-

-¿tú piensas cuando te amenazan e insultan?-

-no, tienen un punto, ¿quieren que le llame?-

Los tres se vieron entre sí, conocía mi escuela y también sabia identificar personas, uno de ellos estaba en las calificaciones más altas de su grupo, eso se decía, tal vez solo se dejaron llevar por los insultos y una cosa llevo a otra, era común más de lo que me gustaría. Los tres asintieron saque mi celular y llame a esteban.

-hola-

-estoy con los tres tipos que insultaste y por lo que veo les dijiste de lo que morirían, sal traje comida-

Colgué para que saliera de la tienda, los tipos lo vieron tal vez en un pasado irían con intenciones hostiles, siempre tenía que ser de esa forma pero solo en algunas ocasiones podría funcionar e dialogo y si no los tres me dieron la espalda podría atacar a uno y darle tiempo a Esteban de correr, la bolsa tal vez sería un arma en situaciones como esta, la creatividad podía ser una opciones en estas circunstancias.

-demonios hombre, ¿por qué no dijiste que te gustaba?, pensé que tenías un problema directo conmigo-

-no quiero que hablen de esa forma de ella, diablos no pensé cuando te empuje y caíste sobre la mesa-

-yo quisiera haberlo grabado, en realidad cuando atacaste a mi amigo te quise romper la cara-

-el sentimiento es mutuo, aunque no servía que me repitieras lo que pensabas de ella en mi cara, no pueden hablar así de una mujer, somos idiotas eso está claro pero hay límites-



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En el texto hay: romance, musica arte, sueño

Editado: 27.11.2021

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