-sabes nunca en mi vida pensaría que una chica me sacaría y intentaría arrinconar-
-sin juegos-
La sorpresa se podía observar en Sara, ¿Cómo explicar toda mi vida? No quería mejor dicho, tal vez ella no se merecería escucharla o yo no estaba dispuesto a contarla todavía, aun con todas esas razones parte de mi quería ser sincero.
-practique el instrumento hace un tiempo-
-¿entonces solo fue un juego para ti? ¿Solo te divertía verme avanzar sabiendo exactamente mis errores?-
-nunca fue un juego, solo no sentía que era el indicado para apoyarte, si hubiera encontrado otra solución créeme que no demostraría que se tocar un instrumento-
Ahora podía encontrar la frustración en su cara junto con enojo, no entendía por qué me sentía culpable, como si fuera el mayor error no contar mi vida. Sabía que mentía, tal vez su enojo evitaba que lo viera pero yo sabía que en realidad siempre la apoye, cada comentario estúpido que decía y parecía una casualidad ayudarla siempre fue con esa intención.
-¿Por qué odias a los músicos?-
Su mirada seria no esperaba mi respuesta normal, solo una respuesta más sincera y personal con lujo de detalles la calmaría.
-porque fui la peor clase de ellos, no terminaría de contar hoy mi vida-
-da aunque sea un detalle maldición, no sé con quién me estaba juntando, pensé que sabía de ti pero ahora pareces otra persona, pareciera que solo me mentías incluso en tu personalidad-
En ese momento lo comprendí, se sentía traicionada, pensaba que todo era una mentira, tal vez que en realidad me quede y la escuche por lastima o algo peor. La mente puede ser tu peor enemiga si esta nublada por las emociones. Solo una vez diría la realidad.
-mi madre murió, ella amaba mi idea de ser músico, vivir de ello es algo más que complicado intente entrar en un conservatorio, confié demasiado en mi intentando ir en cursos superiores del que se supone que debía. Falle-
Una pequeña risa ronca salió de mi boca, mientras podía ver como el enojo desaparecía en Sara e intentaba comprender mejor las cosas.
-no acepte esa falla y seguí. Me enfrasque tanto en esa estúpida pación que sigue el juicio de mi madre, resulta que tenía cáncer etapa 3, teníamos que actuar enseguida para salvarla-
Otra vez esa risa aparecí, mientras apretaba mi puño con fuerza.
-ella dijo que se inspiró en mi pasión, me marco como un soñador, la motocicleta fue su despedida, diciéndome que nunca dejara de soñar y sentir, solo se rindió con una estúpida frase “prefiero morir mientras recuerdan quien fui a vivir sin que me reconozcan”-
Un poco de ira pudo salir en mis palabras mientras desviaba mi cabeza, esas emociones que tanto tiempo me condujeron a ser racional parecía que salieron en un estallido solo por esta ocasión.
-decidió poner más convicción a sus creencias, ja. Yo no pude con eso, no con su decisión, si nunca hubiera tocado ese maldito instrumento nunca ella hubiera encontrado esa estúpida fuerza que necesitaba para tomar esa egoísta decisión. Solo un deseo egoísta como el mío podría hacer que tomara una decisión egoísta-
Mis palabras me carcomían en realidad, los soñadores solo nublan la visión de los demás, dándoles valor para tomar decisiones que satisfagan el espirito a costa de los demás. Me culpe por lo sucedido, ella decidió morir a su manera obligándonos a respetar esa decisión, viviendo sus últimos días a lo máximo que pudo. Una parte de mi sabía que no quería dejarnos pobres a costa de su salud y que si falláramos sufriéramos no solo con el hecho de perderla si no también con el hecho de problemas económicos los cuales mi padre se encargó de evitar.
-esa es mi razón de odiar la creatividad, nos corrompe y por estúpido que parezca, saber que tú no podrías cumplir tu meta de ese sueño de ser una guitarrista me inspiro a decidir salir y tocar-
Sara solo se mantenía callada escuchando mis palabras, mientras me desahogaba de lo que nadie sabía, mi padre pensaba que odiaba a mi madre por su decisión sabiendo que las probabilidades de supervivencia eras mínimas junto a una lucha intensa que no aseguraba nada, Esteban pensaba que estaba resentido con la vida por quitarme a mi madre y bueno yo me culpaba, culpaba ese deseo de soñar con toda mi alma, hasta que ella apareció y tenía que hacerme cuestionar si en realidad tenía que odiarme.
--tú me preguntaste una vez si podías ser una guitarrista, ahora yo te pregunto ¿tengo razón en odiar la música, por hacer soñadores como yo?-
-no-
Su respuesta fue firme, más que firme para la situación que estábamos viviendo, más que una mirada seria parecía determinada a algo aunque no supiera que era.
-tampoco deberías odiarte, no puedo comprender lo que has vivido. Solo sé que hasta unos meses solo estabas sobreviviendo, nunca vi tu rostro tan vivo como en el escenario, lo intentes negar no me importa, tú me preguntaste por tu odio y esa es mi respuesta, porque incluso parte de ti sabe que tengo razón-
-siempre tienes que llevar la contraria ¿verdad?-
-tú me apoyaste a ser una guitarrista, viste algo que cambio aunque sea mínimo tu visión, ahora dime ¿puedes seguir fundamentando tu odio o lo cuestionas?-