Ya ha pasado tiempo desde el ataque a la estación de policía, faltando unos días del tan esperado y terrorífico día llamado, "El Día Negro".
La división uno realizó un funeral en honor a Chelsea por la muerte que sufrió esa tarde en un campo desolado.
—¿Ya estará descansando? —preguntó un oficial al aire libre.
Leonore rápidamente saco su arma y dirigió en dirección a la del policía.
—¡Cállate!
Las personas presentes quedaron en completo silencio. Leonore solo mostraba su enojo y furia al sujetar esa arma.
—Tranquila, señorita Leonore, solo preguntaba algo que me tenía con incertidumbre.
—¡No preguntes estupideces! —exclamó Adrián desde el otro extremo.
—¡Todos guarden silencio! —dijo el nuevo jefe de policías.
El momento más triste de despedida, se había convertido en una pelea verbal por una pregunta hecha.
—Es hora de irnos, Chelsea no descansa en paz en este ambiente —ordenó Dixie mientras caminaba.
Todos hicieron lo mismo, siguieron a Dixie hasta llegar a la nueva fiscalía donde serían transferidos.
—¿Que haremos ahora, Adrián? —preguntó Leonore.
—Nada, no permitir más muertes entre nosotros mismos. Jamás pensaría que esos tipos eran falsos policías. Me arrepiento tanto.
—Dixie ha cambiado su actitud, tu también, los entiendo, yo sigo siendo la misma.
—No me interesa si cambie mi actitud, o si Dixie ya no es la misma. Lo que me interesa es no perder más vidas de los que aprecio y quiero, como ustedes.
Leonore solo fijo su mirada en Adrian mientras en sus mejillas rodaban un par de lágrimas.
—En veces me pongo sentimental — seguido se limpió las lágrimas con sus guantes.— Lo siento, Leonore.
—No te preocupes, me gustan los hombres sentimentales.
—A mi no me gustan las mujeres que se llamen Leonore.
—Cierra la boca, Adrián.— dijo después de dar unas pequeñas risas débiles.
Siguieron caminando hasta llegar a la fiscalía nueva.
«Estoy acabado... el asesino de la marca está cerca. Y viene por mi» —pensó Adrián durante todo el trayecto de camino.
[...]
—¿Este es nuestro nuevo lugar? —exclamó Dixie mientras miraba el nuevo lugar.
—No te quejes, ustedes trabajaran en un lugar con aire acondicionado y un lugar estable, en cambio yo, me iré de aquí —mencionó Adrian.
—¡¿Que?! —gritó Leonore.
—No puedo quedarme nuevamente en otra fiscalía, el asesino de la marca vendrá aquí nuevamente.
—¡¿Solo por tu estancia en este lugar?! —dijo Dixie.
—Es la verdad, el viene por mi, y si me quedo en este lugar, posiblemente las mate a ustedes, y yo no quiero que suceda eso.
El lugar quedó completamente en silencio, los cantares de los pájaros era el único sonido en el apartamento de la fiscalía.
—Lo lamento chicas, temo por ustedes.
Leonore se acercó a Adrián y lo golpeó en el estómago con toda su fuerza. Este cayó y dio unos pequeños quejidos en el suelo.
—¿Nos tratas como unas débiles? —preguntó Dixie.
Adrian seguía en el piso tratándose de levantar lentamente. Leonore se acerca y ella le acierta una patada en la cara, así, dejándolo caer estrepitosamente.
—No dudes de nosotras, Adrián —dijo Dixie.
—Maldición... mujeres —seguido dio una pequeña risa.— Tranquilas, no lo hice a mal.
—Deberías tener más cuidado con lo que dices.
—Esta bien, está bien, mujer.
[..]
—Iremos mañana por la mañana, nadie logrará vernos. Nuestras máscaras harán todo lo posible para causar el terror, ¡El miedo! —dijo aquella persona cuya máscara era peculiar.
—¿Cuántos de ellos mataremos?
—Muchos, podría apostar que pueden morir todos los que se encuentren ahí dentro. ¡Va a ser muy divertido!
—Puedo asegurarlo, haremos la revolución por la libertad.
—Lastimosamente solo quedan 2 personas, tu y yo.
Uno de los sujetos toma un par de armas y las guarda en unas bolsas que tenía con el.
—¡Esto será fantástico! —mencionó ese hombre mientras encendía la luz proveniente de su máscara, está parpadea y parpadea.— Hora de divertirnos.
[...]
—¿Que ha pasado aquí? —preguntó un policía.
—Se han percatado de varios avistamientos de hombres con máscaras raras —dijo aquella señora con tono de angustia.
—Tranquila, no es nada, solo son un par de mocosos rondando por ahí queriéndose hacer los graciosos en la ciudad, toman las tragedias como divertidas y se quieren hacer pasar por los verdaderos criminales.
—No lo se... he escuchado que habrá una nueva revolución de la libertad.
—No crea cosas que ve en las redes sociales, solo son para asustar a la gente incrédula e ignorante. Si es eso su emergencia, la veo luego —mencionó aquel hombre mientras daba unos pasos para retirarse.
—Perfecto, lo veo luego...— esa señora se vio interrumpida por una navaja que atravesó su estómago.
El oficial se dio la vuelta rápidamente mientras sacaba su arma para tratar defenderse.
—La libertad... ¡Ya comenzó!
Ese hombre se acercó velozmente al policía y esquivo los disparos que no llevaban dirección alguna por los nervios. Empezó a sacar y a meter el cuchillo en el cuerpo de ese hombre para hacerlo sufrir drásticamente.
—¡Ja,ja,ja! ¡Cómo disfruto este puto momento! ¡Dios, que bueno! —mencionó ese hombre mientras prendía la luz proveniente de su máscara.—Soy yo, Foster. He matado a los dos hombres. La revoluciones será un éxito, traernos de vuelta a los detectives, los mataremos y asesinaremos brutalmente, tanto así que me comeré sus dedos y sus órganos comestibles.
—Muy bien, ya he matado a 5 personas, la policía ya no tardará en venir, tenemos el arma y los señuelos, ¡Esto se convertirá en un infierno!
Los asesinos rápidamente mataron a más personas para llamar la atención de policía y así, asesinarlos sin pudor y sin clemencia, para hacer la tan llamada, "La revolución de la libertad"
Editado: 28.05.2020