El Asesino De Springholl

32°Ya puedes dejar de mentir. Pt1

No se ni cuantas calles llevo pero siento como mis pulmones empiezan a doler, y mis piernas amenazan con debilitarse y fallarme en cualquier momento, pero no me importa, no se de donde saco fuerzas pero no me doy, ni me daré por vencido, sigo corriendo entre las calles oscuras ligeramente iluminadas por los postes de luz, ni siquiera me doy el tiempo de tomar aire, y sigo mi carrera bajo la lluvia que cada vez se hace más intensa

Una sensación de alivio invade mi pecho cuando la casa quemada aparece ante mi vista haciéndome acelerar el paso como si mi vida dependiera de eso. Solo puedo pensar en una cosa mientras me apresuro por llegar a mi destino lo antes posible y es April.

Entro a la casa y empiezo a llamarla en voz alta sintiendo un terror recorrer mis extremidades mientras trato de dar con ella lo más rápido que puedo, vuelvo a gritar y esta vez sale acompañado de la desesperación por encontrarla y ponerla a salvo.

- ¡¿April?! - grito de nuevo siendo apoderado por la imagen de que algo malo le pase. Y en mi desespero es imposible alejar la sensación de un maldito Deja Vú.

- ¡Eric! - la voz de April llega hasta mis oídos aún bajo el ruido de la lluvia que se a vuelto más salvaje. Viene de abajo... Estan en el sótano.

Me doy prisa y abro la puerta que da al tétrico sótano en el que he estado antes y bajo las escaleras con rapidez sin temor de caer. Lo único que me importa en estos momentos es ella.
Cuando al fin llego al sótano, me quedo petrificado cuando mis ojos caen sobre la escena que sucede frente a mi. El lugar está iluminado solamente por una lámpara que da hacia una de las paredes haciendo que solo una parte esté iluminada, mientras la otra está en la penumbra.

No puedo moverme, no puedo hablar, lo único que hago es observar esa escena de película de terror.
La misma escena que había visto hace unos meses. 
La misma escena que había cambiado mi vida para siempre. 
El Asesino sosteniendo un cuchillo contra la garganta de la chica que amo.
No puedo verle el rostro, pero ya se quien es, y es cuestión de segundos para que Jackson y Holland lleguen. Solo debo distraerlo.

- Déjala - le ordeno lleno de rabia mientras ella tiembla y solloza rogando por su vida bajo su agarre - ¡¿Porque haces esto Julian?!

- ¿Julian? - pregunta con un tono de voz que no puedo descifrar - ¿Aún piensas que soy el estúpido de Julian?-Me quedo en silencio cuando lo veo avanzar hacia la luz - Mi hermano era débil. - dice dejándome sin palabras cuando se aparta la capucha con una mano.

Es un hombre alto, de cabello negro, viste la misma ropa con la que lo vi en Texas pero ahora si veo su rostro... rostro que tiene marcas de quemaduras.... << No puede ser posible>> No lo reconozco pero por las quemaduras deduzco a quien tengo enfrente.

- ¿Algo que decirle a tu padre? - esboza una sonrisa llena de maldad

Mi pulso se acelera y siento que en cualquier momento me va a dar un ataque de pánico. No es posible, el no puede estar aquí... Jonathan no puede estar vivo. - Tu estas muerto - balbuceo y eso hace que su sonrisa ese ensanche más.

- No pueden matar a la muerte.

- ¿Que quieres?

- Quiero lo que me fue arrebatado - gruñe - a mi hijo, aunque dicho hijo me de la espalda

- Yo no le di la espalda a nadie.

- ¿A no? - me observa - Tu me entregarías a la policía sin pensarlo dos veces, me ha quedado claro cuando me topé con dos inútiles en la iglesia. Eso no se le hace a la familia. Jackson dejó de ser mi hermano hace mucho.

- Porque eres un Asesino. - gruño - ¡Mataste personas! ¡¡Mataste gente inocente!!

- Nadie es inocente. - me asegura - Todos cometen pecados día tras día pero actúan como si no hubieran hecho nada... Al menos yo me muestro tal como soy.

- April es inocente - sostengo con firmeza. - y Jessica también lo era.

- Eso no me importa. - gruñe - y Jessica no era tan inocente como piensas, pero si quieres seguir con esas estupideces en tu cabeza es tu problema, y este maldito pueblo tiene que pagar por lo que nos hizo, además esto es lo que soy y no me da miedo admitirlo... Esto es lo que somos.

- No soy como tu. - escupo - ¡Toda mi familia creyó que seria como tu, por eso me daban esas malditas píldoras! Pero demostré que no soy como tu y nunca lo seré.

- Lo eres - asegura sin borrar la sonrisa de sus boca - pero no quieres admitirlo. Y no olvides que esas ratas a las que llamas "Familia" son las mismas que te mintieron por años, y que casi te sacrifican como si fueras una gallina. Nosotros somos cazadores no presas.

- No justificaré lo que hicieron porque no tiene justificación - suelto furioso y herido a la vez - pero apesar de lo que estuvieron a punto de hacer, ellos me dieron una casa, a base de mentiras o engaños pero me la dieron.

- No se si eres ciego, estúpido o talvez ambos - sacude la cabeza - esas personas merecían morir, son iguales o peores que yo

- Tu no decides quien merece o no morir, no eres dios

- Tienes razón - asegura - no soy dios. Soy el mismísimo diablo en persona.

- ¿Como es que estas con vida? Todos vieron tu cadáver

- te equivocas - me corrige sin soltar a April - vieron lo que yo quería que vieran.

- ¿a que te refieres?

- Sabía que nadie se tomaría la molestia de asegurarse de que el muerto fuera yo, querían deshacerse de mi a como diera lugar - responde - lo único que querían era un muerto y según ellos detener la mancha que se estaba esparciendo por Springholl - explica con tranquilidad - Querían un muerto y yo les di uno... claramente no el que querían porque sigo aquí.

- ¿A quien mataste?

- A quien sacrifique - me corrige- mejor dicho - sonríe - mi hermanito quiso rescatarme entrando por la puerta trasera, pero sabía que si escapaba no estarían satisfechos hasta encontrarme y matarme, así que...

- Así que sacrificaste a tu propio hermano - lo interrumpo



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En el texto hay: asesinatos, misterio, romance

Editado: 21.04.2022

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