El ático

Capitulo 3

Abrí mis ojos y me di cuenta que aún no amanecía, gire mi cabeza hacia el lado derecho, y observe a Cristina durmiendo plácidamente. Mire la mesita de noche donde reposaba el reloj digital, este marcaba las 2:40 a.m. Mi garganta empezó a pedir agua, así que con mucho cuidado y sin hacer ruido me levante de la cama para ir a la cocina, cerré la puerta detrás de mí, y empecé a caminar despacio para no tropezar, ya que no había mucha luz  mis ojos no se acostumbraban bien a la oscuridad, baje con cuidado los escalones de cada planta, hasta que por fin llegue a la cocina.

Una vez allí abrí una de las estanterías donde se hallaban los vasos, me pare en las puntas de mis pies y me estire para alcanzar el vaso de vidrio, una vez que conseguí mi objetivo abrí la nevera y saque la jarra de agua, llene mi vaso con aquel líquido y volví a guardar la jarra, me quede parada bebiendo el agua y poder calmar la sed, una vez que termine deje el vaso en una mesita que allí había.

Un frio se esparció por toda la cocina, haciéndome estremecer de pies a cabeza, me abrace fuerte, gire mi cuerpo y empecé a avanzar hacia la salida, estaba a punto de salir cuando algo sonó fuerte, quebrándose en mil pedazos detrás de mí, mi corazón empezó a latir con fuerza, mi respiración se aceleró, como pude me di la vuelta para ver qué había pasado, y allí estaba aquel vaso que minutos atrás había utilizado, hecho pedacitos de vidrio en el piso de la cocina, me tranquilice al saber que no había nada detrás de mí, solo tenía una duda existencial ¿Cómo se cayó el vaso? Si yo lo había puesto muy bien, me acerque un poco nerviosa para saber si talvez alguien lo había empujado.

Sentí una presencia extraña detrás de mí, y un cosquilleo se hizo presente en toda mi columna, gire mi cabeza despacio y una sombra extraña paso corriendo hasta perderse en la oscuridad de la sala.

-Mi niña ¿Estas bien?-Me sobresalte al escuchar aquella voz, luego la luz se hizo presente en toda la cocina, allí parada en la entrada estaba mi nana, con una pijama bastante graciosa y su cara soñolienta

-Sí, solo se me cayó el vaso.

-Ve a tu cuarto y sigue durmiendo, yo lo recojo.-Camino hasta donde estaba los pedazos de vidrio y continuo.-No vuelvas a salir de noche.-Asentí y Salí corriendo hasta mi habitación, mi corazón seguía latiendo muy rápido, en cualquier momento se me iba a salir, estaba segura que había alguien más allí, sé que no estoy loca mañana hablare con mi gemela para saber si ella ha escuchado o visto algo raro.

Me tire en mi cama, y me tape con mis sabanas, imploraba que me quedara dormida rápido, no iba a sobrevivir si no dormía.

¿Y si esa cosa subía hasta mi cuarto?

Más miedo se hizo presente en todo mí ser, y con esos pensamientos al fin me quede dormida.

(***)

-Ana, despierta.- Frote mi cara con mis manos, y abrí los ojos despacio, solté un grito al ver lo que estaba enfrente de mí, era una chica con la cara llena de sangre, y una sonrisa perturbadora, no tenía ojos, sino un vacío oscuro, tenía un vestido blanco y estaba descalza, sus manos y piernas estaban llenas de tierra. Se empezó acercar a mi rostro y volví a gritar con todas mis fuerzas para que alguien me escuchara.

-¡DESPIERTA!-Pegue un brinco en la cama y me restregué los ojos lo más rápido, mi gemela estaba parada al pie de la cama observándome asustada, me puse la mano en el pecho, mi corazón se iba a salir, con mi otra mano quite el sudor que corría por mi frente.

-Solo fue una pesadilla.-Mi hermana se tranquilizó y prosiguió a hablar.

-Apúrate, en 30 minutos tenemos clase de piano.-Asentí y me baje de mi cama, mi hermana salió de la habitación y yo me apresure a buscar ropa. Aún seguía un poco desconcertada por aquel sueño, parecía tan real, pero menos mal solo fue una pesadilla.

 

Ya estaba bañada y vestida, salí corriendo hacia el salón donde se hallaban los instrumentos y aquel piano de cola era lo más lindo que había.

-Te estaba esperando, la maestra ya va a venir.-Se apresuró a decir Cristina y se empezó a acomodar su vestido azul celeste.

-Niñas, la maestra Victoria ya llego.-Anuncio nuestra nana recibiéndole su abrigo de piel. La maestra se adentró  a aquella habitación, mi hermana y yo nos levantamos de nuestros asientos y la saludamos, Victoria tenía una falda de tubo color carmesí oscuro, una camisa color blanco con cuello, y unos tacones negros algo pequeños.

-Muy bien niñas, empecemos con algo de Mozart.

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¡Hola personitas macabras!

Espero que estén muy bien, he aquí otro capítulo.

Gracias por leer.

Los amo un montón

Que los demonios te acompañen

Pd: Les dejare mis redes sociales por si quieren seguirme y mandarme cositas de esta historia, como dibujos, memes, etc. Lo que quieran

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En el texto hay: familia, suspenso, muerte y sangre

Editado: 31.01.2019

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