Existía en un lugar algo lejano un pueblo llamado Meiden. Este se encontraba ubicado a las afueras de la ciudad de Elsarn, la capital de Linden, y por ende el comercio circulaba en gran parte por el sector al encontrarse cerca de la capital. Este en particular era un poco alejado, aun así, era algo prosperó, ya que sus habitantes eran muy centrados en su agricultura, al estos estar cerca de tierras fértiles que le producían cierta manera de sobrevivir y obtener buena calidad de vida. Tiempo después el pueblo de Meiden creció aún más: consiguientemente, la llegada de más personas, en especial algunos turistas, hicieron de este. Un destino apetecido por muchos.
Debido a la alta concentración y la gran cantidad de negocios ubicados en el sitio. Muchas especies de animales se reunían para recoger las sobras de aquellos visitantes o turistas que en ras ocasiones les daban algo de comer.
Pero de repente algo en un sitio estaba algo apartado y no era un papel que se encontraba por la llegada de la brisa veraniega o un animal que se echó a pasar una siesta repentina.
No lo que se podía observar a una distancia, era la sombra de un joven que con una clara mirada de tristeza observaba con desdén sus alrededores.
Tiempo después
Algunos minutos pasaron cuando de repente una persona mayor se le acercó a preguntarle algo al joven sentado en aquel rincón de un árbol. Joven perdón interrumpir su descanso, pero sería posible si me podría colaborar con un pequeño asunto, no conozco bien este lugar y si me ayudas te podría dar una recompensa apropiada.
El joven, con cierta cautela que se encontraba acostado en un árbol de naranjas, le responde.
Señor, ahora no tengo tiempo de ayudar a nadie, podría preguntarle a otro en mi sitio.
Insistiendo de nuevo, el hombre misterioso le dice. Si pudiera confiarle esto a alguien más lo haría sin dudarlo, pero eres tú al que preciso para que me colabore en este pequeño problema Joven León.
De manera sorpresiva. Se levantó con asombro y con una mirada curiosa y perpleja le pregunta.
¿Cómo es que usted conoce mi nombre?
Ese asunto no es importante hablarlo en este momento. He logrado al menos capturar su atención. Bueno, no te asustes, déjame presentarme apropiadamente, mi nombre es Melquíades Gabán Dini, es un honor al fin conocerte. Mi nombre es León Ortiz, también es un placer conocerlo. Estrechando ambas manos, ambos se saludan y disponían a iniciar una conversación.
Bueno, ya nos presentamos, ahora sí dirijamos al asunto relevante y es el favor que vengo a pedirte de mi parte joven León. En fin lo escucharé por un momento; sin embargo, eso no significa que aceptaré de inmediato lo que me proponga, Señor está de acuerdo con eso.
Claro, no tengo ningún problema con eso, aunque estoy seguro de que aceptarás cuando termine de contar mi historia. También puedes llamarme por mi nombre, recalcó Melquíades hacia León, con la mirada extraña de León hacia él y la sonrisa de Melquíades incomodando a León de cierta manera. Procediendo rápidamente, Melquíades empezó a contarle a León su problema. En estos momentos requiero una pieza importante para arreglar algo que es de suma importancia para mí y quería saber si estarías dispuesto a viajar a un lugar para encontrarlo.
No es por ser grosero, pero que le hace pensar que alguien como yo quería ayudarlo y por qué de entre todas las personas presentes en esta plaza. Me escoge a mí para hacerle ese favor señor.
Te hice saber hace un momento que puedes llamarme por mi nombre joven León.
Disculpe, aún no me acostumbro y no tengo la confianza aún necesaria para dirigirme a usted así. Comprenda que tomara algo de tiempo para hablarle así señor. Pero aún no responde mi pregunta, es que es raro ver que alguien se acerque a pedir favores a alguien como yo y más siendo turista, por eso me sorprendo no lo tome a mal.
Claro, te entiendo, debería por comenzar a hablarte porque me acerco a ti en especial. La razón se podría decir que es simple. Hace tiempo conocí a tus padres. Podría considerarse un encuentro muy afortunado de mi parte, era un tiempo donde mi situación económica no era la mejor, mis negocios no avanzaban de la mejor manera y fui obligado por mí, familia, a buscar soluciones para solventar la situación por una mala decisión en la que forme parte en aquel tiempo lejano y produjo pérdidas considerables a mi negocio. Pertenezco a un gremio de comerciantes a las afueras de Elmer, capital de Timnsdal. Podría decirse que es más grande en comparación a esta y allí habitan muchos nobles de ciertos países, muchos de ellos invierten y establecen sus negocios, allá soy uno de ellos por cierto.
Soy el dueño de un gremio que se dedica a producir piezas para equipos para entregarles a aquellos aventureros que buscan adentrarse a las distintas mazmorras venideras y busca el bienestar de muchos aprendices que buscan un trabajo estable para poner una estabilidad en sus vidas y yo les ofrezco alternativa para solventar sus necesidades diarias me entiendes joven León.
Ah entiendo entonces todavía no logro entender ¿Qué favor o qué ayuda le podría brindar a alguien como usted?
Espera no te apresures, aún falta la mejor parte. Te acuerdas que yo visite este pueblo anteriormente, pues en esa época requería algo de ayuda con un hospedaje, me dirigí a varios pueblos distintos en diversas partes a las afueras de la ciudad, pero en su gran mayoría todos los negocios estaban llenos y eran algo pequeños para mi necesidad.
Lo que se me pudo ocurrir fue en desviar mi camino y hacer una parada a un último lugar del que me habían contado las personas de otros lugares y era la existencia de este pueblo llamado Meiden, era un lugar próspero con gran manejo de su propia cosecha y lo mejor era que contaba con la disponibilidad de muchos para ayudar a turistas que requerían algún apoyo en particular. Caminando lentamente me acerqué con mi caballo Héctor y encontré la posada Icarias, de la que tus padres administraban y eran dueños en aquel entonces.