-V...Vam...pi...ro...
Mis latidos comenzaron a incrementar, mientras mi respiración se agitaba.
Mi cabeza dolía mucho.
-¡Austin!
Me incorpore de impulso.
Estaba en una casucha de madera. Estaba en muy mal estado y apestaba.
-¿Austin? -susurre levantándome del sucio mueble donde había estado.
-Haz silencio -sonó más como un ruego que como una orden.
El estaba tendido en el suelo a unos escasos dos metros. Estaba sucio y herido. Su ropa estaba rasgada y ensangrentada.
-Tenemos que ir a un médico -le dije mientras me acercaba a él.
-No... -susurro con la vista clavada en el techo.
Me arrodillé frente a el...
"Entonces déjame curarte"
Pensé.
El volteó su cabeza hacia mí. Sus ojos se clavaron en los mío y mi vista se nublo.
~~~
Estaba en un bosque. Mis hermanos corrían a buscar un escondite mientras yo contaba hasta diez.
-¿Dónde están? -preguntaba con cada paso que daba.
Dure mucho tiempo caminando en el bosque, pero no los encontraba. Había caminado tanto que ya había perdido el rastro. No sabía dónde estaba.
Había comenzado a oscurecer.
Tenía miedo. Madre me castigaría por haberme alejado del castillo.
-¡Andrea!¡Giovanni! -llamaba mis hermanos, pero no respondían.
Ya habían comenzado a escucharse ruido extraños. Poca era la luz que llegaba a dónde estaba. Tenía miedo, tenía mucho miedo.
Mi estómago se encogía con cada segundo que pasaba.
-Lo...si...en... -empece a decir entre gimoteos -to...ma...dre -las lágrimas y el llanto eran incontrolables.
Tenía mucho miedo. A los niños malos las brujas se los comen o sus madres lo encierran, yo no quería ser un niño malo.
Mi mente no dejaba de pensar en lo enojada que debe de estar mi madre. Ella nos dijo que no jugaramos y yo no le hice caso.
Yo era un niño malo.
Cuando la oscuridad arropaba todo el bosque y no sé veian más que sombras, se comenzó a escuchar un llanto, uno diferente al mío. Era de una mujer sin duda.
Dando tropezones empecé a seguir el llanto. No estaba solo, las brujas no me comerían porque no estaba solo.
-Hola -susurre para luego tragar mis mocos y secar mis lágrimas con la palma de mis manos.
Estaba sentada en las raíces de un enorme árbol. Quizás era el más grande que había visto.
Iba vestida de blanco y a pesar de tener piel morena parecía como que iluminaba todo.
-Hola -su mirada subió hasta mi rostro.
Su voz era dulce y armónica.
Tenía ojos hermosos, nunca había visto a nadie con ojos tan hermosos.
Nunca había visto a una mujer tan hermosa como ella. Su cabello lacio bañaba sus hombros.
-¿Por qué lloras? -pregunte acercándome más a ella.
Se puso en pie mientras secaba sus lágrimas. Sus movimientos eran tan delicados que parecía una ilusión.
Se acercó a mí con delicadeza y se arrodilló hasta mi nivel.
-Tengo hambre, no he comido desde hace días -pronto deje de escuchar lo que decía. Sus ojos parecían contener la felicidad. Y me sentía feliz.
-¿Me darías de comer? -pregunto mientras tomaba mis manos entre las suyas.
Asentí.
Sonrió y esa había sido la sonrisa más hermosa que había visto.
Beso mi muñeca, la beso mucho y fuerte. Pronto empecé a marearme.
-Eres muy bonita -susurre -. Creo que eres la mujer más hermosa que he visto, hasta más hermosa que mi mamá.
Me sentía bien. Cómo si estuviera volando. Ella era bonita y ahora era mi amiga.
-¡Lorenzo!
Dejó de besar bruscamente mi muñeca.
-No te vayas -susurre.
Todo daba vueltas, mi cabeza dolía. Mis rodillas ya no soportaban mi propio peso. Caí.
Ella ya se había ido. Había desaparecido entre los árboles. Ella no quería ser mi amiga.
Nuevamente había empezado a llorar. Llore por ella, por la oscuridad y por las brujas.
-¡Lorenzo!
-Padre -susurre al escuchar su voz.
Está muy mareado.
~~~
-Fue la primera vez la vi -susurro mientras me miraba fijamente.
Lo mire con ojos muy abiertos. Estaba jadeando y sentía mis mejillas mojadas. Yo había sido ese niño.
-Se parece a mi -susurre secandome las lágrimas -. ¿Cómo hiciste eso?
-Si, se parece a ti -trato de incorporarse pero no lo logro. Había lastimado sus heridas.
Tenía muchísimas preguntas y muchísimo miedo. Pero el estaba muy herido.
Lo mire a los ojos fijamente.
-No se que diablos sea todo esto -susurre sin dejar de mirarlo -. Tienes que explicarme muchas cosas, Austin o como quiera que te llames.
-A eso...
-Callate y quedate quieto -le ordene mientras me ponía en pie.
-¿Qué vas a hacer? -pregunto mientras ponía todo su esfuerzo en ponerse en pie.
Yo buscaba por todo y el lugar un cuchillo o algo corto punzante.
¡Mi bolso!
Pensé de repente.
El celular, que ya suponía que estaba dañado, podía ayudarme.
Rápidamente lo busque en el bolso estaba tirado cerca de la puerta.
-Dominic
Sentí una precisión en el estómago al verlo ahí. Debía de estar lleno de bacterias podía tener una infección en sus heridas.
-¡Dominic!
-Dame un momento... -susurre mientras le pegaba al celular contra el suelo.
-¿Que demonios haces? -pregunto mientras me quitaba el celular de las manos.
Hubiese estado muy sorprendida de haber sido en otra ocasión. En menos de dos segundos ya había atravesado la habitación y me había quitado el celular.
-¿Qué demonios haces tú? -pregunte mirándolo fijamente.
Él de había quedado en cuclillas cerca de mi. Parecía muy demacrado.
Suspiro un poco y se sentó en el piso.
-Solo estoy tratando de ayudarte -dije acercándome más a él.
-No sabes cómo ayudarme -susurro mirando al techo.
En una de las patas del mueble se podía ver cómo sobresalía un pequeño clavo.
De rodilla me acerque y rasgue mi muñeca con el.
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Editado: 26.01.2020