El beso del Fantasma

Prólogo

Cuándo las personas mueren, ya no vuelven ni las podemos volver a ver, hasta, el día en que nosotros también hayamos muerto, y, aun así no es seguro él reencuentro, pero, he descubierto cosas que se supone no existen, veo cosas que se supone  no debo ver. La oscuridad tiene muchos misterios, misterios que hubiera preferido no descubrir.

Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y el reinará por los siglos de los siglos.( Ap. 11.15).

500 años atrás...

—escúchame por favor.– dijo tomando mi brazo desesperada.
— NO.– dije soltándome de su mano.— mentiste y me condenaste.– vi como de sus ojos brotaban pequeñas gotas de lagrimas que rodaban por sus blancas mejillas hasta caer al suelo de madera de la pequeña cabaña en la que nos encontrábamos aquel invierno.
— No, yo no lo quise hacer, es que fue tan provocativo que no me pude resistir y quise probar, pero si te pierdo a ti, prefiero perder-lo todo, prefiero morir.–dijo aplastando una pequeña rosa blanca que tenia entre sus manos.
—eso de viste pensarlo antes, ya no podemos estar juntos, tu y yo somos de un mundo diferente ahora, yo soy un Mortal y tu una bruja que pronto sera consumida.
—No.– dijo.– NO.– insistió, tomo su largo vestido negro y salio corriendo de aquella cabaña.

Mientras corría su cabello con Risos largos color carmesí  hasta su cintura  chocaban con su espalda mientras la nieve blanca y pura caía sobre ellos, poco a poco fue desapareciendo entre los arboles cubiertos de nieve y yo la contemplaba desde lejos sintiéndome culpable por no poder ir tras  ella y tratar de recuperarla.

Pero ya era imposible, ella fue condenada y desterrada  del mundo humano  la amaba, pero tenia que renunciar a ella si no quería ser consumido por aquella oscuridad que ya albergaba en su corazón, antes puro y sin maldad, al igual que ella, al igual que aquella mujer guerrera de la que me enamore, pero, que ya no existe.

Tres días después...

Ella estaba atada aquel tronco de árbol, estaba sonriendo mientras los maldecía, queria salvarla estaba dispuesto a arriesgarlo todo pero, él me detuvo y entonces vi como su cuerpo se consumía  en aquellas llamas, ella no gritaba solo reía, hasta que entre aquella multitud me encontró y me miro con aquellos ojos grises como el metal en su más alto resplandor.

Me miro pero no con ternura y amor cómo solía hacerlo antes, si no con odio y un tono cínico, sus ojos se volvieron del color de su pelo y sentí como una corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo haciéndome caer de rodillas frente a ella, unas horas después sólo quedaron cenizas de aquella bella chica a la que amaba.

No mantuvo su fe hacia Dios y término siendo destruida por aquellos que le prometieron poder, riquezas, amor,  felicidad, y, algo que nunca pertenecerá a otro mas que a Dios “ El Mundo”....




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