Cabeza dura
Bailey
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El mismísimo apocalipsis se desato en mi casa cuando mi padre vio en mi frente la gasa con un poco de sangre. Alec me trajo a casa al atardecer y me dijo unas cuantas veces si estaba segura que no quería que me acompañara. Negué segura mi padre estaba por llegar y cuando viera la herida en mi cabeza se enfurecería. Fue justo lo que paso cuando el llego a la casa y me vio.
– Bailey Esmeralda Clark Moroi – grito mi progenitor con una vena a punto de estallar en su cien. – ¿Explícame que te paso en la cabeza? – dictamina con un tono autoritario como cuando habla con los sospechosos.
– Papá cálmate ¿sí?, primero es solo un rasguño y segundo no me llamo Esmeralda ni siquiera tengo segundo nombre – me defiendo de los gritos de mi padre siempre me trato como una princesita mimada y ya estaba cansada de su sobreprotección obsesiva.
– ¿Cómo quieres que me calme hija si hay fuera ahí un psicópata que descuartiza jóvenes? – las botas de mi padre pisan el suelo haciendo un fuerte ruido. Suspiro viéndolo llevarse las manos al cabello negro pasándolas con desesperación, todo esto de los homicidios lo tenían muy estresado.
– Solo fui a dar un paseo me caí al río y me hice un rasguño en la cabeza nadie me hizo daño – parándome del sillón voy hacia mi padre deteniendo su andar y apartando sus manos de su cabeza. – Me enseñaste muy bien a defenderme papi, además soy una Clark tenemos la cabeza dura como una roca – toco la herida que ya no me duele tanto como al principio. Mi progenitor toma mi rostro entre sus manos y me sonrió para luego besar mi cabeza. Sus ya conocidos abrazos de oso me levantan del suelo, pero me hacen sentir segura.
Luego de haber cenando entre charlas animadas y preguntas sobre el instituto llego la hora de dormir. Me coloqué mi pijama, hice mis rutinas de cuidado de la piel nocturnas y cuando me iba a meter a la cama mi papá llama a la puerta.
– Adelante – hablo sentándome en mi cama para peinar mi cabello antes de dormir sino mañana será un nido de pájaros. En la puerta se asoma mi padre y por el suelo maullando Jade que se acuesta en su cama alado de su bola de estambre.
– Princesa venía a darte el beso de las buenas noches – entrando en mi habitación papá me besa la frente y yo me estiro para besar su mejilla. – Grita si necesitas algo – se despide mi padre cerrando la puerta al salir.
Antes de dormir reviso mis redes sociales es como un mal habito que tengo de revisar mi celular antes de acostarme. Encuentro lo típico likes en mis estados de Facebook, nuevos corazones en mis posts de Instagram y un mensaje.
Alec_Bann
Hola Gatita aun no tengo tu número ¿eso debería preocuparme?
Dejando de lado ese tema quería saber ¿Cómo estas, aun te duele la cabeza?
Bai-Bai_Clark
Hola Bann, no te preocupes continuaras sin tener mi número por un laaaaaargo tiempo.
Estoy bien no me duele y puedes estar tranquilo que mi cabeza no sufrió daños.
Gracias por salvarme 😚
Alec_Bann
Oye no has dicho que nunca me darás tu número al menos me dejas con esperanzas Gatita eso es bueno.
Me quitas un peso de enésima al saber que estas bien y no me agradezcas siempre querré salvarte.
Cerrando la aplicación muerdo mi labio inferior llevando el celular a mi pecho sintiéndome algo nerviosa. Dejando el celular cargando me acuesto con una sonrisa en la cara.
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Mirándome al espejo acomodo mi sweater café dentro de mi jean, me queda por encima de los tobillos y con mis zapatos blancos queda bonito. Este conjunto marca mi cintura y le favorece a mi figura. Con mi cabello oculto lo mejor que puedo la herida que es pequeña y le puse una currita pequeña. Lista para irme le dejo agua y algo de comida a Jade, mi papá se fue temprano por lo que me dijo antes de irse atraparon al responsable de los homicidios en el bosque.
Una vez estoy dentro de mi auto pongo mi música y conduzco mientras canto. Siempre manejo con cuidado nunca tuve un accidente o intercambio de palabras con otro conductor. A pesar de mi carácter siempre intento mantener una buena imagen como ciudadana e hija del comisario Clark. Pero todo eso se fue al carajo cuando de la nada se tira un chico en mi trayecto y yo tengo que maniobrar para no atropellarlo. Detengo mi coche haciendo rechinar las llantas en medio de la calle y sin importarme que obstruya el camino salgo del coche hecha una furia.
– Pedazo de un idiota si quieres matarte no me involucres – grito furiosa caminando hasta donde está el chico tirado. En cuanto reconozco a esa melena castaña pelirroja mi enojo aumenta. – ¿Romeo que se suponía que tratabas de hacer? – pregunto cuando llego a su lado y este se levanta del suelo como si nada hubiera pasado.
– Fue un accidente creo que no veía por donde iba – con la mirada veo una bicicleta tirada a un lado del camino. Ya controlando mi enojo miro al chico que no tiene ni un solo rasguño.
– ¿Estas bien? – interrogo viendo a un auto negro detenerse frente a nosotros. La puerta del piloto se abre y por esta sale un rubio, su acompañante baja y corre hacia Romeo.
– ¿Qué te paso? – cuestiona su novia viéndolo preocupada. Ellos dos eran simplemente perfectos el uno para el otro, ambos igual de idiotas.
– Nada fue mi culpa y casi ocasionó un accidente – habla Romeo apartando las manos de su novia que le apretaban el rostro.
– ¡Un accidente! – grita Adrienna abriendo sus ojos color miel. Ahora su rostro gira en mi dirección con odio camina decidida hacia mí. Como si de cámara lenta se tratara la observó intentando darme una bofetada. – Es tu culpa – me grita y yo detengo su mano antes de que toque mi rostro.
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Editado: 12.06.2021