La casa del sheriff
Alec
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Nuestras manos se rosan mientras caminamos con la nieve pintando las calles de blanco. Estamos solos sin mi hermana y su amiga cuchicheando sobre nosotros. Bailey está constantemente acomodando su gorro sobre su cabeza para que no se vea la herida que tiene en la cien.
– Con la herida te vez hermosa igual no deberías preocuparte tanto por cómo se ve – la castaña me mira con su seriedad que ya me acostumbro a tomar como un habito que tiene Bailey para no estrangularme por ser entrometido. Acomoda una última vez su gorro y me adelanta en camino con los brazos cruzados sobre su pecho. – ¿Dije algo malo? – dando grandes zancadas llego hasta ella parándome frente suyo deteniendo su caminar.
– No estoy acomplejada ni tengo miedo de que alguien vea mi herida solo que me acomodo el gorro a cada instante porque no quiero que la nieve toque mi corte – un vapor se desprende de sus palabras y me siento un poco idiota. Siempre que vamos por un buen camino hacia la convivencia vuelvo a arruinarlo todo entre nosotros.
– Lo siento siempre arruino los momentos en que comenzamos a llevarnos mejor – confieso metiendo mis manos en mis bolsillos, mirando el suelo mientras movía un poco de nieve con el pie.
Su mano fría acaricio mi rostro haciendo que levante mi mirada para verla. Me estaba sonriendo como pocas veces la había visto hacerlo, ella se estiro un poco y cerro sus ojos rozando nuestras narices. Sacando mis manos de mis bolsillos las coloco en su cadera acerándola un poco más a mi persona. Nuestros labios se rozan sintiendo el frío de ambos, pero no llegan a probarse porque la castaña se aleja.
– Tranquilo no has arruinado nada solo somos amigos ¿no? – su mano se aleja de mi rostro, pero la detengo antes de que se aleje y le robo un largo beso.
– Sospecho que los amigos no se besan en la boca – soltándola me giro para seguir caminando unos pasos deteniéndome en la esquina. De espaldas escucho sus pasos acercarse mientras acomoda su abrigo.
– Todo depende Bann ¿quieres ser mi amigo o aspiras a más? – pasando por mi lado ella dobla la esquina y camina hasta la comisaria del pueblo. Antes de entrar en el lugar se gira a verme con una sonrisa que escondía algo que no logre definir.
Bailey acaso ¿quiere que comencemos a salir?
Suspiro para continuar mi camino a mi casa pensando en lo que me está haciendo esta chica. Muchas noches soñé con ella, nos veía a ambos en el bosque de noche bailando bajo la luna. Bailey es una humana y yo soy un licántropo si esto continua no sé cómo explicarle que me puedo convertir en un enorme lobo sin que piense que estoy loco. Bueno la mamá de Demian se casó sin saber que su esposo era un licántropo, no sé si se enteró luego o murió sin saberlo. El novio de mi hermana lo sabe, pero ellos son mates es completamente distinto a mi situación con Bailey.
Alec, Alec te estas ahogando en un vaso con agua. Nosotros aun no somos nada ella misma lo dijo, si esto llega a profundizar pensare si decirle o no mi secreto.
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Mis padres son dos lobos de un largo linaje de hombres y mujeres lobo. Se conocen desde que eran niños y siempre hubo una conexión especial que los mantenía unidos. Durante la pubertad hubo situaciones que los hicieron alejarse, tuvieron parejas, pero no funciono. Al terminar la secundaria volvieron a hablarse y como si el tiempo no hubiera pasado por ellos volvieron a ser dos grandes amigos. Hasta que el festival de la luna roja llego en su primer año de universidad, mamá recuerda que la luna la llamo primero y su loba sabía lo que significaba. Papá se encontraba algo nervioso cuando la diosa luna le hablo. Ella los bendijo bajo su luz roja y mis padres descubrieron que eran mates.
Han pasado muchos años desde que ellos fueron bendecidos por la diosa luna, pero aún conservan ese amor a pesar de los años. Dicen que lo mejor de su matrimonio fuimos mi hermana y yo. También que por nosotros es que no abandonan este pueblo, quieren que crezcamos dentro de la manada que los vio unirse. Ahora con esto de que mi hermana encontró a su mate dudo que alguno quiera abandonar este pueblo ahora.
– ¿Tienes idea que vas a estudiar en la universidad Conor? – pregunta mi padre interrumpiendo el silencio que había en la mesa.
– Me gustaría estudiar criminología en la universidad de Albany, pero mi padre trata de convencerme de estudiar administración de empresas – comenta el chico con mucha seguridad, mi hermana sonríe como tonta y mamá lo observa curiosa.
– ¿Criminología? – pregunta mi madre viendo al chico asentir con orgullo.
– Quiero ser detective de homicidios – estoy seguro que no le iría tan mal después de todo descubrió un secreto que se venía escondiendo desde hace siglos en este pueblo.
– Creo que tendrías futuro descubriste nuestro secreto y estas con vida – digo lo que pienso, pero una patada por debajo de la mesa hace que parte de mi comida salga del plato. Miro a Megan que está viéndome de manera amenazante como si me quisiera clavar su cuchillo en la garganta.
– Saque diez en mi examen de matemáticas y un nueve punto cinco en el mi informe de literatura – habla Megan con una enorme sonrisa y mis padres la miran orgullosos.
– Eso es maravillosos querida, continua así y podrás entrar en la universidad que quieras – contesto mamá de manera dulce y amorosa. Para nadie era sorpresa que Megan este aspirando a ir a la universidad de Columbia una de las más prestigiosas.
– ¿Cómo has estado Alec? – pregunta mi padre llevando todas las miradas hacia mí. Sabía que no me preguntaba por los estudios, mis padres saben que soy un excelente estudiante y mi futuro estaba asegurado por mis notas. En su pregunta había algo más y al mirar como mi hermana se hundía en su asiento entendí. Ellos quieren que les cuente de Bailey.
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Editado: 12.06.2021