Descubriendo la verdad

-¿Que arma te parece mejor?- preguntó mostrándole un par de armas de tortura, a lo que el joven no contestó. 

-Cierto, no puedes hablar...Pues tendré que escoger yo- río diciendo la última frase.  

Taion aún se encontraba atado frente aquel monstruo, y aunque lo intentará, las cadenas con las que estaba atado eran muy duras como para zafarse con facilidad.  
Carel se acerco a paso lento con un martillo en su mano.  

-¿Que te parece?, En mi opinión disfrutarás de este amiguito- dijo golpeado suavemente la rodilla del chico, mientras que este, con los ojos abiertos de par en par, intentaba gritar.  

-¿Me prestas una de tus manos?- preguntó dirigiéndose hasta atrás del adolescente y cogiendo una de sus manos- gracias bonito... Escucha, en el siguiente acto sufrirás mucho, pero...será divertido escucharte gritar, así que...déjame quitarte esto- comentó sacando la cuerda de su boca- ahora podré escuchar tus gritos al partir tú mano con el martillo. 

-Por favor, no, yo...- la frase fue cortada por el fuerte estruendo que se generó, cuando el martillo se estrelló en su mano con fuerza. Sintió como aplastaba cada uno de sus huesos contra el frío suelo, sintió como la sangre comenzaba a brotar y, los gritos no tardaron en llegar, gritos desgarradores que llenaron toda la habitación.  

-Eso, grita, grita más fuerte- río el asesino, viendo como su víctima se retorcía de dolor.  

Después de unas horas el dolor cesó, no del todo, pues había roto su mano, pero al acostumbrarse ya no era tan fuerte. 

-S,señor, s,se lo ruego, d,déjeme ir, n,no me mate señor, se lo ruego por favor- rogó aún llorando con fuerza. 

El psicópata se acercó de nuevo, está vez con una afilada cuchilla. Colocó la cuchilla en el cuello de su víctima e intentó hacer un tajo. 
Pero nada, el chico no lloro y la sangre no salió, solo se escuchó un ruido metálico en el suelo.  
Miro hacía abajo, para encontrarse con una pequeña cadena, la cual al final tenía un pequeño corazón partido. 

-¿Que es está cosa?- preguntó tomándola del suelo.  

-N,no la toqué... E,es un c,collar de la amistad. 

El hombre abrió la mitad del corazón, para encontrarse con una foto, de un joven peli-negro, el cual no era la víctima que ahora tenía atrapada.  


-¿Quien es el?- interrogó aún mirando la foto. 

-E,es I,Izael, e,es mi m,mejor amigo- tartamudeó aún a causa del dolor y miedo. 

-¿Tú mejor amigo?, Esas cosas no existen- dijo arrojando la cadena a un lado. Esto hizo que la sangre en el cuerpo de Tai comenzará a hervir, iba a salir de ahí, aún así, fuera lo último que haría.  

-Cambiando de tema, ¿Por qué viniste al bosque en primer lugar?. 

-Para buscar algo- masculló con los dientes apretados.  

-¿Buscar que?. 

-Un monstruo.  

-Ah, como los que yo hago. 

-¿Que?- preguntó el joven atónito, por lo que el hombre acababa de revelarle. 

-Si, exacto, cada monstruo que hayas visto fue creado por mí, ellos me traen personas para matar y esas cosas, pero en fin, cambiando de tema, sigamos jugando.  

Aunque Taion sintiera repulsión por ese ser y sus creaciones, esto acababa de darle una idea. Mientras el sociópata se molestaba en hablar, el chico noto que la llave de sus cadenas se encontraban en su bolsillo. Espero a que se acercara lo suficiente y con un par de toques, las llaves cayeron en sus piernas sin hacer ruido. Fue moviendo sus piernas, y la mano que no tenía herida, hasta que al final logro tener la llave en su poder. Acto seguido, con ambas piernas pateo al tipo en el pecho, arrojándolo varios metros hasta atrás. Esto le dio suficiente tiempo, como para soltar las cadenas y correr.  

-Vuelve aquí, te juro que cuando te encuentre- reprimió el hombre aún tirado en el suelo, mientras que Taion corría ahora por el bosque.