El boxeador es mío

Capítulo 1

En aquellos momentos me encontraba en el centro comercial con mi mejor amiga negando con la cabeza por la idea tan tonta que mi amiga me estaba ofreciendo.

- ¡Oh, vamos! Es solo por hoy, te lo prometo-me dijo haciéndome pucheros, a los cuales yo volví a negar con la cabeza.

- No Sam, no iré contigo, lo hice una única vez y me dejaste muy mal.

- Por favor, tú sabes de verdad que él me gusta-dijo mientras tomaba mi mano en forma de súplica.

Ella se refería a Cody, un chico castaño de ojos verdes, alto con los labios rosa pálido y un cuerpo para morirse. Ella me estaba pidiendo que la acompañara a su primera cita con él ya que ella es algo tímida, pero solo cuando se trata de un chico que realmente le gusta.

Me había negado por el simple echo de que quiere que esté acompañada del mejor amigo de Cody, el cual no sé ni cómo se llama y tampoco es que me importe. En pocas palabras, no quiero ir. No quiero ir porque lamentablemente ella siempre ha querido buscarme un chico que quiera ser mi novio o quiera pasar el tiempo conmigo, y esa es una de las razones por las que me quiere llevar con ella a la cita. Aunque en verdad eso ahora mismo no me importa en lo absoluto.

- Te prometo que solo será esta vez, Jade-dijo insistiendo otra vez, a lo que yo suspiré.

- Está bien-dije ya rendida. Ella dio un grito mientras saltaba por la habitación, para finalmente envolverme en un abrazo diciendo gracias varias veces.-Pero solo por esta vez-le aclaré.

- Sí, lo que tu digas-gritó feliz.-Ahora vamos a mi casa que el pasará a por nosotras a las cuatro de la tarde-dijo mientras miraba su reloj y me arrastraba fuera de su habitación.

Habíamos venido lo más rápido que pudimos, ya que por suerte el acelerador no le daba para más, o al menos el límite de velocidad no le permitía ir más rápido. Subimos a su habitación a buscar algún atuendo para ponernos las dos. Por suerte Sam y yo tenemos la misma talla, incluso en los zapatos.

Ella y yo somos diferentes físicamente. Sus ojos son de un color miel y los míos son azules; su pelo es rubio oscuro y liso y el mío es ondulado y castaño; ella es tres centímetros más alta que yo; y ambas somos de tez blanca. En el fondo somos algo distintas pero nos adoramos entre nosotras.

- Ve a buscar lo que necesites al armario, yo me pondré este vestido-dijo colocando el vestido frente a ella observando lo bonito que se podría ver en ella. Era un vestido negro corto qu ese podía ajustar perfectamente a su cuerpo y caer hasta tres dedos por encima de su rodilla, era brillante, de tirantes delgados y algo escotado por delante.

- Perfecto-sonreí. Ella sonrió y dio un salto antes de dejarlo rápidamente sobre mi cama y regresar a buscar unos zapatos en su gran zapatero lleno de todo tipo de calzado. Su armario consistía en una habitación más grande que mi propio baño. Y su cuarto estaba saliendo del mismo vestidor.

- Creo que llevaré unos vaqueros-ella hizo un sonido en aprobación.

Yo estaba examinando su armario intentando buscar un atuendo perfecto para esta supuesta cita doble que mi mejor amiga y yo tendríamos. La gran diferencia es que ella sí conocía a su chico y yo no sabía nada de él.

Al fin, después de tanto buscar encontré unos pantalones vaqueros de color azul oscuro, una camiseta negra de tirantes ajustada y una chaqueta de cuero negra. Me giré a verla. Ella tenía en sus manos dos pares de zapatos y yo examiné ambos pares para decidir cuales quedarme. Ambos eran negros y de 15 centímetros de altura aproximadamente; unos eran abiertos y los otros eran unos botines de tacón grueso. Supe que a ella no le querían bien los botines con su atuendo así que decidí agarrarlos y que ella se quedara con los otros, que obviamente le quedarían mejor con el vestido.

Sam sonrió con aprobación y ambas salimos de su armario para empezar a arreglarnos, es decir, vestirnos, maquillarnos y todas esas cosas.

- ¿Tu madre no te dirá nada si te vienes conmigo?-dijo mientras se deshacía de su blusa, al igual que yo.

Ella y yo nos concíamos desde hace seis años por lo que ya teníamos la suficiente confianza como para cambiarnos en frente de la otra, es más, esto lo llevamos haciendo desde que teníamos trece años, que fue la edad en la que nos conocimos.

- Ya la llamaré o le mandrá un mensaje para avisarla de que me quedar´econtigo, pero espero que no les moleste a tus padres-dije mientras me colocaba la camiseta que había elegido y ella se colocaba su vestido. En este momento había deseado haber elegido un vestido al igual que ella, pero odio usarlos cuando no sé a dónde vamos a ir o con quién saldré.

- Claro que no les importa boba, solo les avisaré cuando regresemos de la cita-dijo sonriéndome, a lo que yo le sonreí también.

Después de un largo rato, ya habíamos terminado de arreglarnos, estábamos maquilladas y peinadas justodiez minutos antes de que Cody pasara a por nosotras. La mandé un mensaje a mi madre sobre que me quedaría con Sam y ella me respondío que no había ningún problema siempre y caundo regrese temprano a casa para la cena familiar de todos los domingos.

- Me deberás una y muy grande-le dije negando con la cabeza mientras me sentaba en su cómoda cama.

- Ya te dije que sí pesada-sonrió nerviosa. La verdad es que nunca había visto a mi mejo ramiga tan nerviosa y entusiasmada a la vez.-Cody es un chico muy dulce-suspiró y se sentó a mi lado, a lo que yo la miré con cara de asombro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.