El bufón

Ella

Un chico sentado tras un computador con el corazón en la yema de los dedos y el suspiro en la boca intentaba escribir una canción, una que arraigase lo que ha experimetnado, los deseos, los días nublados, las veces que ha intentado y fallado, había borrado y escrito de nuevo por más de veinte veces consecutivas con intención de lograr hacer algo de su gusto, sus ojos ardían, su mirada fría y sin vida se paseaba letra por letra para poder leer la historia que iba formando, al momento de acabar de hacer todo un libro lo borró de inmediato, su deseo no se había plasmado, sus anécdotas había olvidado y el mensaje no guardaba ningún beneficio, éste a la luz de la luna seguía escribiendo desesperado, intentando encontrar el alma que una vez había perdido y quiere volver a encontrar, empezò a recordar a quella chica que tanto amò alguna vez en toda su vida, su cabello rojizo, su sonrisa totalmente blanca cubierta con la delicada tela de sus labios rosados, de su cintura perfecta, sus piernas formadas, su rostro angelical y su voz que al igual a una canciòn de amor le levantaba el ànimo, èste chico comenzò a recordar a su primer y ùnico amor verdadero, la primera que le robò el corazòn, todos sus recuerdos se remontaron a sus quince años, donde en una barbacoa de amigos la vio, se habìa quedado asombrado con tal belleza que a las nubes del cielo lograba opacar.

-¿Tambièn te dieron pan?- preguntò Johan admirando el trozo de empanada que la chica cargaba en su mano derecha mientras charlaba con su amiga.

Al rato de haber formulado la pregunta recordò que le iba a preguntar su su pan estaba relleno de manjar, pero se habìa quedado tonto por la perfecciòn en la mirada de aquella chica, sus ojos de color café lo quedaron mirando por un buen tiempo de quince segundos, ese lapso se sintió demasiado extenso, entonces, el silecio se quebró por la corrección de la pregunta que había formulado aquel muchacho.

-Manjar, iba a preguntar si te vino manjar en tu empanada...lo siento- dijo él mientras bajaba la mirada e intentaba olvidar aquel momento donde posiblemente la única oportunidad de ser feliz con alguien tan bella ha sido quebrado.

-No, no te vayas, me pareces interesante y ya tenemos algo en común, nos vino pan en nuestro manjar- contestó la singular chica que junto con una sonrisa hermosa le preguntó si podían ser amigos.

La emoción albergada por aquel muchacho no tenía límites, solo buscaba una forma de poder expresarlo pero no la hallaba, no podía decirle cuánto la amaba ni cuánto ansiaba poder abrazarla. Millones de ideas recorrían por la mente de aquel muchacho que intentando no mirar demasiado el rostro de ella le dijo- Mi nombre es Johan, mucho gusto- iba a mencionar que siempre se quedaba mirando su hermoso cabello pero mejor evitó aquel momento de vergüenza.

Ambos caminaron y durante el trayecto mencionaron diferentes cosas que pensaban, compartían ideas y chistes, todo parecía tan perfecto, ella con sus ojos miraba el horizonte y la luz del atardecer junto con el café de las ventanas de su alma fueron la mezcla que inspiraron a aquel chico a decirle lo que siente, no dudó en ningún momento, pero ella al quedarse atónita procuró rechazarlo con el mayor cuidado posible.

-Soy mayor a ti por unos años, aunque te acepte, iré a la universidad y no podremos hablar-dijo Daniela mientras se tapaba su cara sonrojada con un mechón de su cabello rojizo

En ese momento el chico sintió que el mundo se caía. Todo esto lo recordó detrás de aquella pantalla donde desesperado intentaba no llorar al recordar todo lo sucedido aquel día y el resto, los mismos que marcaron su vida entera.



#10361 en Joven Adulto
#40868 en Novela romántica

En el texto hay: drama, drama comedia

Editado: 13.08.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.