Estaba dormida según recuerdo, no sé cómo terminé así pero cuando me desperté vi a Eduardo siendo golpeado por dos hombres y cuando me proponía bajarme y ayudarlo sentí un frío muy delgado en mi cuello. Oí una voz que me decía que me quedara muy quieta y es lo que he estado haciendo todo este rato.
Pensé varias veces en cómo podría liberarme, pero va a ser muy difícil. No quiero ser la frágil solo por ser mujer, pero por más que lo intento no puedo liberarme, solo puedo ver como golpean a Eduardo cada vez más. Me duele cada golpe que le dan, de hecho, estoy más preocupada por él que por mí. Por un momento siento su desesperación hasta que luego de que un tipo le dice algo, eso se transforma en un odio puro tan grande que me sorprende.
Luego veo sangre en una cuchilla que tiene Eduardo en su mano, debe tener unos diez centímetros de largo. El teléfono de él está en el carro y aunque el hombre se vaya y me deje aquí no sé cómo se usa. El segundo tipo que lo golpeó se abalanza sobre Eduardo y este lo esquiva mientras intenta lanzarle un ataque con su cuchilla, mas el hombre le esquiva y se convierte en una especie de juego por ver quién se hiere primero.
El primero se agarra el vientre y grita sin parar, luego el tipo que sostiene un cuchillo en mi garganta pone un pañuelo en mi nariz y luego todo se vuelve oscuro.