Hace mucho tiempo en la ciudad de Monterrey en México, existía una mujer llamada Zenda, tenía 17 años, ella era delgada, media 1.72 cm, tiene el cabello corto pero obscuro como el anochecer, dientes blancos y grandes, ojos color miel que con los rayos del sol se ven espectaculares.
Zenda era una mujer común como cualquier otra, le gustaba mucho jugar voleibol, lo practicaba todos los jueves a las 3:00 pm, tenía una mejor amiga llamada Violeta con la cual compartía momentos día y noche, era su única compañía, ya que sus padres estaban fuera del país finalizando sus trámites del divorcio, era hija única viviendo en una casa muy grande donde bien podían vivir seis personas.
Cuando sus padres de Zenda le informan sobre el divorcio, ella se pone muy mal, eso fue hace ya dos años, pero los tramites aun no terminan, esa noticia el destrozo y la llenó de preguntas en todo momento, creía que era su culpa, pero también tenía miedo de quedarse sola, tenía miedo de ser el motivo de que sus padres se tuviesen que ver cuando ellos claramente ya no lo querían así, pasaba todo por su cabeza, el día de la noticia, ella decidió salir de su casa para poder estar completamente sola, no se le ocurrió llamar a Violeta, o a alguien más; fue a un parque llamado Chipinque.
Ahí encontraba tranquilidad y paz, pensaba mucho sobre sus padres, sus pensamientos la comían por dentro, decía “Entonces, ellos nunca se amaron, porque si hubiese sido así nunca se hubieran separado”, no podía detener todas sus preguntas.
Violeta se enteró y supo de inmediato donde estaría Zenda, así que llegó al parque y se sentó a platicar con ella, Violeta quería empezar la conversación, pero Zenda comenzó.
-El amor no existe, porque si existiera ellos seguirían juntos y se darían cuenta de que existo, de que su decisión me afecta y no me lo consultaron-dijo Zenda.
-Amiga, necesitas calmarte, ellos saben perfectamente que existes y te quieren, a su manera, pero lo hacen, y lo sé, ellos no te lo consultaron porque sabían muy bien que eso te lastimaría y te negarías a apoyar su decisión, y no, no digas que el amor no existe, claro que existe, pero en su caso eran más peleas que amor y cosas que tú sabes que pasaban en tu casa, así que lo más razonable era terminar para que dejaran de lastimarse y lastimarte- dijo Violeta.
-No, claro que no, aparte ni siquiera tienes razón de que es el amor, eso no existe, no sirve para nada, es una tontería que siempre termina mal, termina en decepciones, dolor y amargura. -dijo Zenda quedándose seria.
-Entiendo lo que estás diciendo, pero…- dijo Violeta.
-Pero nada- interrumpió Zenda, mejor dejame en paz y largate.
Violeta sin poder decir nada tomo su mochila y le dijo “Si necesitas algo llamame”, y se fue del parque.
Zenda se quedó muy pensativa, pero sabía que lo que ella decía tenía razón, juró que no se enamoraría de nadie, ya que no quería ser lastimada o que la dejaran como a su padre lo hizo con su madre.
Se levantó de su banca y fue a su entrenamiento de voleibol, solo que llegaría tarde ya que miró su celular y eran las 2:45 pm, salió corriendo más rápido que la luz, llegando a su casa, se puso el uniforme lo más rápido que pudo y de la adrenalina de la tardanza, se le olvidó por completo la plática anterior con Violeta, le llamo por teléfono para que llegaran juntas, pero Violeta le informó que no iría a entrenar, ella se preocupó mucho, ya que han ido a entrenar durante cinco años juntas y jamás había faltado a un entrenamiento.
Zenda llegó a su entrenamiento, un poco tarde, pero llegó y ahí pasó toda la tarde.
Violeta no había ido a entrenar porque no quiso, no estaba enferma o tenía problemas, más bien estaba buscando una solución para ayudar con su dolor a su amiga.
Puso en marcha una investigación relacionada con el amor y encontró datos muy interesantes, como número uno, buscó que era el amor así que todo lo anotó como en un libro, para así entregarlo a su amiga Zenda, demostrándole que el amor existe de muchas maneras y no solo con una pareja, sino con una amiga, con la familia, entre otras más, se demoró tres largas semanas en terminar su investigación de poco en poco, y se tardó más porque tuvo que rendir cuentas con sus padres y con la escuela, había faltado todo ese tiempo.
Pasaron tres semanas y Violeta aún no iba a entrenar, no asistía a clases, no le contestaba llamadas ni tampoco mensajes, no sabía nada de ella. Zenda estaba preocupada, ya le había marcado mil veces desde la última charla y no sabía nada de ella.
Zenda se sentía muy sola, destruida, tenía dolor, era un dolor inexplicable, hablaba con las estrellas y estas le contestaban, estaba muerta por dentro, ya no tenía a nadie, se sentía muy triste y sin pensarlo se tiró a la cama a llorar, lloró tanto que inundó su cuarto hasta quedarse dormida, ya llevaba dos horas de sueño cuando de pronto le entró un mensaje de Violeta citándola en un café, el mensaje decía “Te espero en café punta del cielo a las 4:30 pm, espero no faltes, te quiero”, inmediatamente de que Zenda viera el mensaje, se levantó de su cama, se metió a bañar y se fue al café.
Llegando al café se encontró con violeta sentada en una esquina con un libro en las manos, Zenda se sorprendió al verla con un libro, ya que sabía que a ella no le gustaba leer y que si lo hacía era por obligación de la escuela, se dirigió a su mesa y se sentó, comenzaron a hablar de los entrenamientos y Violeta le dijo que se había estado sintiendo mal.
- ¿Es tuyo? - pregunto Zenda dirigiendo su mano al libro que traía Violeta.
-No, de hecho, es tuyo. Te lo traje y quiero que lo leas para que me digas que te parece. - dijo Violeta.
- ¿A mí?, te lo dejaron en la escuela ¿verdad? – dijo Zenda con una sonrisa.
-Emm, sí, ya sabes que a mí no me gusta leer, así que tomalo y comienza. -dijo Violeta
- ¿Ahora mismo? – dijo Zenda
-Si, ahora mismo por favor- dijo Violeta.
Así que algo despistada, Zenda tomó el libro y comenzó a leer, este decía.
“Hola, ya sé que me mirarás feo cuando te des cuenta de que yo lo escribí y más cuando comiences la historia, pero es muy importante que la leas.
Bueno primero que nada quiero decirte que no estás sola, que a pesar de lo que sucede con tus padres yo me encuentro aquí, estando orgullosa de cada paso que das, levantando tu ánimo cuando parece que todo se cae, entregándote pasto verde porque no me alcanza para rosas rojas, viendo juntas las luciérnagas celestes iluminando las noches, viendo los algodones de azúcar moviéndose por todo el cielo, caminando juntas, haciendo lo que nos gusta, me gusta verte hablar, verte sonreír con tonterías, simplemente eres mi amiga y te quiero.
Y tú dijiste hace tres semanas que no creías en el amor y te voy a demostrar que el amor existe y vale la pena, primero te explicaré que es el amor, y bueno se trata de un sentimiento el cual se experimentó con alguien, es un afecto, se trata de una inspiración y una motivación.
Existen muchos tipos de amor, por ejemplo, el de tus padres es amor de pareja, ellos se aman a pesar de que en estos instantes se estén firmando los últimos papeles, amar es aceptar, aceptar a alguien tal y como es, sin querer cambiar lo que hace, sus hábitos o sus modales, querer beneficiar a esa persona en todos los motivos, no intentar cambiar algo que no está correcto al cien por ciento en una persona, de eso se trata el amor, de aceptar.
Y te digo que existen muchos tipos, ya te dije el de tus padres, que estoy segura te quieren, estoy segura de que saben que existes y lo que te pasa, sé que es una situación muy difícil y que se vale llorar pero esta separación no quiere decir que no les preocupas ni mucho menos, bueno hablando de otro amor es de ellos, ellos te aman, porque te aceptan, porque eres el motor de ambos para seguir avanzando, trabajan por ti, por tu bienestar, por tu seguridad, porque estés bien, te alientan cada día, te ayudan y te impulsan y así como ellos te aman, tú los amas de la misma manera porque a pesar de que ellos como cualquier otros padres tienen defectos, tú los aceptas.
Otro amor soy yo, y no se trata de que soy tu pareja ni nada de eso, sino que se trata de que yo te acepto, en muchos aspectos tú me motivas, por ejemplo, el día que mis padres murieron, ese día me ayudaste, me toleraste con ese humo insoportable por el dolor, me apoyaste, yo amo tus defectos porque aprendo de ellos, me gusta como eres así estés triste o estés feliz.
Ahora entiendes, el amor es vivir en un estado pleno que a todos nos gustaría experimentar y no se trata de asegurarte que al saber esto no sufrirás por amor, porque eso ni yo ni nadie te lo puede asegurar, en este momento estás sufriendo por alguien que amas, por tus padres que no te gusta verlos tristes, pero el amor cura, ahora estoy yo, estamos juntas y te voy a apoyar así tenga que encadenarte cada que te niegues a escuchar la verdad, porque estoy para decirte las cosas claras y no como tú las quisieses escuchar.
Encontrar el camino real del amor es complicado, pero no imposible, conociéndote tardaras lo mismo que una tortuga en un concurso de atletismo, pero lo lograrás.
Necesitas ver lo hermoso de la vida, valorarlo, tienes a ambos de tus padres, lo cual me encantaría a mi tenerlos, así sea separados pero vivos, poder verlos y abrazarlos. Cuando ellos murieron comencé a valorar la vida, a entender que vivir con miedo es algo muy fuera de lugar, la vida es
irremplazable, solo tienes una y en ella puedes lograr cosas maravillosas, siempre y cuando veas sus lados buenos, como te beneficia, aprendas a amar, a superar, a no rendirte jamás a pesar de los obstáculos que esta te ponga.
Nunca digas que el amor no existe porque la vida te puso un obstáculo, mejor tienes que superar ese obstáculo y aprender de este.
Así que, ahora ¿qué opinas…?”
Eso fue todo lo que venía en la carta, Zenda con lágrimas en los ojos se levantó, abrazó a su amiga y le agradeció.
-Gracias, por enseñarme esto, por decirme que es el amor, por ponerme enfrente lo que ya tenía, pero no veía. Eres como un sol ya que iluminas mi día- dijo Zenda.
-No hay porque agradecer, soy tu amiga y simplemente te apoyaré en todas tus decisiones, y ten en cuenta que tus ojos brillan como las estrellas en la noche cuando estás feliz, así que trata de siempre estarlo.
No creer en el amor te cierra muchas puertas, esto no quiere decir que para ser feliz necesitar amar a todo el que se para frente a ti, pero si vives con amor, siendo amada y amando, eso te genera paz y tranquilidad en todos sus aspectos. - dijo Violeta.
Después de todo Zenda acepto la realidad y acepto que el amor existe, vio desde otro punto de vista la vida y la importancia del amor.
Tardó muchos meses para recuperarse de lo de sus padres, pero en ese tiempo tuvo el apoyo de Violeta y poco a poco se volvieron aún más cercanas.
Pasaron los meses y ella encontró el sentido, el sentido de la vida, el sentido del amor, y la felicidad a pesar de las circunstancias, sus padres llegaron a un acuerdo y tomaron en cuenta la opinión de Zenda, así que todos estaban bien, estaban felices y se apoyaban entre sí.
FIN.
Editado: 22.04.2021