el camino de Alessandra

capítulo 7

Silencio, solo hay silencio después de unos minutos de salir del castillo del terror y de que comenzaran a evacuar el parque.

—Tal vez el mensaje no es para nosotros— dice Ethan y todos lo miramos mal.

— ¿Cuántas hibridas conoces por esta zona? Sabes que no somos muy comunes— le respondo algo brusca a mi hermano

— No voy a dejar que nada malo te pase— dice Connor mientras me mira

— Ni yo, vamos a protegerte con nuestras vidas. Ahora eres parte de nuestra familia— dice Coral y Nicholas asiente, sonrió ahora sé que puedo confiar en ellos, me lo han demostrado.

—Tenemos que ir con nuestros padres— menciona Ethan mirando preocupado a Connor

— ¿qué pasa? — pregunto

— Eso no lo hizo una persona cualquiera, los brujos son los únicos a los que les gusta hacer tanto escandalo— Nicholas me mira serio.

Nos dirigimos a mi casa, el viaje de vuelta en auto es silencioso excepto por una llamada que le hace Connor a su madre diciéndole que nos viera en mi casa urgente.

Al llegar a casa, todos bajamos del auto y cruzamos mi triste y muerto jardín. Al entrar, a la primera persona que veo es a mi mamá que corre a abrazarme con lágrimas en los ojos, seguida de papá que también me abraza. Al separarnos miro un poco más allá, y en el living se encuentra una señora de pelo rubio, de unos cincuenta años, muy parecida a Coral, pero con los ojos de Connor, evidentemente es su madre, está muy bien vestida y tiene el pelo recogido en una moña alta, y tacones de color negro, se ve muy profesional.

— Alessa, es un placer volver a verte— me da la mano y dudo unos segundos en si corresponderle. 

— ¿volver? ¿ya nos conocíamos? — ella le da una mirada nerviosa a mis padres

— Tienes razón, lo siento, soy Laura, la madre de Connor y Coraline— dice y finalmente decido corresponderle y tomar su mano— bueno, dígannos que fue lo que ocurrió.

Nicholas es el encargado de relatarles todo lo sucedido desde que entramos al castillo del terror hasta que salimos. Al terminar, mamá le da una mirada preocupada a papá y a Laura.

— ¿tú crees que son ellos? — le pregunta mi papá a mi mamá

— ¿por qué aquí todos parecen saber algo que yo no? —digo y todo queda en silencio, hasta mi hermano desvía la mirada— pensé que los secretos habían terminado, pero ahora sé que no— me levanto del sofá y salgo en dirección al bosque.

Dejo de correr cuando llego a una colina rodeada de muchos árboles. Me siento y me quedo un rato viendo el cielo, aún no puedo creer que me oculten cosas, me lo esperaba de mis padres, pero no de mi hermano mellizo, creí que entre nosotros no había secretos, pero al parecer me equivoque.

Cuando me estaba quedando medio dormida por el viento que sopla meciéndome, una pequeña bola de pelo gris llama mi atención, es un conejo muy pequeñito y tierno, que al verme salie corriendo hacia mí y salta hacia mis piernas.

— Hola pequeño amigo, te debo agradar mucho, los conejos salvajes no suelen acercarse a la gente— le digo mientras acaricio su suave pelaje— eres muy lindo— veo como comienza a quedarse dormido mientras mueve su pequeña nariz.

El pobre conejo se lleva un susto terrible cuando de entre los árboles sale Connor, el conejo se esconde detrás de mí.

— No le gustas a mi nuevo amigo, osito— menciono mientras veo que se sienta a mi lado, y frunce el ceño cuando le digo osito.

— ¿No vas a dejar de llamarme así? —sonrió y niego con la cabeza— es porque yo soy un depredador y él lo sabe— dice refiriéndose a el conejo

—Yo también lo soy y le agrado

— Es porque eres mitad bruja, los brujos tienen una conexión especial con la naturaleza.

— Ven pequeñito, no voy a dejar que ese lobo malo te haga daño— le digo al conejito, el cual asoma la carita detrás de mi espalda, mira a Connor y vuelve a esconderse— tranquilo bebe, yo te protejo— vuelvo a mencionar y esta vez el conejo sale de detrás mío y se vuelve a posar en mis piernas, sonrió y lo acaricio.

— Te vez linda cuando sonríes, deberías hacerlo más seguido— dice Connor e inevitablemente me sonrojo

— ¿qué hiciste la moto que gane para ti?

— La deje en mi casa— se acomoda mejor en el pasto— no te sorprendiste al verme

— Ya te había olido, estas ahí desde hace un rato— Connor luce sorprendido

— Tus sentidos licántropos están mejorando

— No, no es así, solo te puedo oler a ti, tienes un olor a maracuyá mezclado con un perfume muy fuerte— Connor luce aún más sorprendido

— Vamos a tener que entrenar más fuerte, es hora de que te puedas transformar cuando quieras y tus sentidos se agudicen— dice cambiando de tema

— ¿Me vas a hacer correr mucho? — le hago un puchero

— Sip

— Eres cruel

— Gracias— sonríe

— No era un cumplido— me mira

— Para mí si— nos miramos unos segundos

— ¿qué es lo que todos me están ocultando?

— No puedo decirte

—¿enserio? Tú también

— Lo siento, esto es algo que tienes que descubrir tu sola

— Eres un osito muy malo— Connor se ríe y se levanta

— es hora de volver a casa, vamos.

Dejo al pequeño conejito a un lado, se despierta y me mira ladeando su cabecita.

— Ya me tengo que ir pequeñín, espero verte luego— doy un paso y el conejito me sigue, lo miro y hace un pequeño ruido— no pequeño, tienes que quedarte aquí— lo tomo y lo dejo unos pasos atrás, él se sienta y me mira otra vez ladeando la cabecita. Vuelvo a dar unos pasos y vuelve a seguirme.

-— Creo que se encariño de ti— menciona Connor— tienes nueva mascota

— No puedo tener un conejo

— ¿por qué?

— Nunca he tenido uno

—¿y qué pasa? No hay que temerle a lo desconocido, todos los cambios son buenos— lo miro negando con la cabeza y suspirando

— Bien amigo, hagamos algo— miro al conejo— voy a dejar que vallas conmigo, pero te puedes ir y ser libre cuando quieras— la pequeña bola de pelo gris hace otro sonido y salta a mis brazos, por los reflejos alcanzo a agarrarlo



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En el texto hay: romance, suspenso, hibrida

Editado: 31.08.2021

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